7 de octubre de 2023

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URUGUAY: PARTIDO EN MOVIMIENTO O MOVIMIENTO PARTIDO.

Por: Alejandro García Ruiz.

15 de septiembre de 2006

Apuntes para la construccion de un partido de combate de la clase explotada y expoliada.

Autonomismo, movimiento social, movimiento de movimientos, coordinaciones; más de una década después de la caída del “campo socialista”, ninguna de estas concepciones de organización popular ha logrado articular una alternativa revolucionaria de combate contra el imperio del capital. En América Latina hemos visto tambalear, en estos años, gobiernos de la burguesía y, en su estertor, apreciar la posibilidad del asalto a la fortaleza enemiga; sin embargo, a los gobiernos burgueses los sustituyeron gobiernos burgueses. La herramienta de combate faltó a la cita.

Para los marxistas, la dialéctica de la historia y su análisis revisten una importancia cardinal. El desarrollo de los procesos, la transformación cualitativa de la acumulación, la superación de la realidad de manera ascendente, la capacidad crítica de diferenciar cuestiones contingentes de cuestiones necesarias y, por tanto, la inteligencia revolucionaria dirigida al hecho de saber superar situaciones de derrota sin tener que empezar de cero sino tomando críticamente (y creadoramente) lo que la historia ha dejado en pie, son claves en la hora actual para comenzar a desarrollar líneas de trabajo en la necesidad de perfilar una teoría de la revolución continental. Estos breves apuntes pretenden dejar abierta una discusión en torno al punto central en el desarrollo de esta teoría: la necesidad del partido revolucionario y la crítica a los autonomistas.

No nos movemos en un limbo teoricista sino en el descarnado marco concreto de la lucha de clases y hoy, nos preocupa la proliferación de expresiones horizontalistas, basistas, autonomistas, movimientistas y, muchas veces (además) imbuidas de concepciones profundamente anticomunistas, reformistas y pequeño burguesas (en todas sus variantes). Hay quienes prefieren combatir (desde los muros) a quienes expresamos concepciones desde el marxismo-leninismo revolucionario, antes que a quienes expresan posturas ambiguas en torno al “TLC” y otros temas.

En algunas paredes de Montevideo hemos leído que “Artigas son los padres”, que 1917 expresa “la revolución desconocida” y otras consignas de igual profundidad conceptual. Del mismo modo, existen compañeros que, expresamente, se pronuncian contra toda coordinación con organizaciones políticas (probadamente antimperialistas y de intención revolucionaria); autonomismo del autonomismo más incomprensión de la complejidad de la lucha política. A esto le llaman postura combativa y desde ahí se pretende destruir toda autoridad, incluido (claro está) un hipotético Estado revolucionario (dictadura del proletariado).

Para algunas vertientes del “pensamiento” el problema es “toda autoridad” y no a qué clase representa esta expresión de la “autoridad”. Desde esta anemia conceptual Artigas es lo mismo que el directorio porteño o el poder imperial colonial; los soviets y la revolución de octubre son igual a la coalición de naciones imperialistas que asolaron Europa en la primera guerra y, quienes nos posicionamos desde el marxismo-leninismo y proponemos la necesidad del partido, de la unidad clasista contra las fuerzas del capital y una táctica de cara a las masas, somos lo mismo que Vázquez, el Frente Amplio o Bush.

A algunos de estos portavoces del desarme ideológico los hemos escuchado decir (en actos públicos) que el Che Guevara era un terrorista de Estado, de ahí para abajo imaginen los aportes [1]. En fin. A esta variopinta tendencia autonomista, horizontalista y antimarxista ¿habrá llegado información acerca de lo que fue la FAU en su fundación luego de la revolución cubana? ¿conocerán lo que fue el OPR33? ¿tendrán conocimiento de la estructura centralista y político-militar de algunas organizaciones de perfil anarquista que combatieron con heroísmo y coraje, por todos los medios, al sistema?

PARTIDO o partidos en pedazos

Debatir para desarrollar una teoría de la revolución americana (tarea que la hora nos demanda), requiere seriedad conceptual, bagaje teórico y evitar desvirtuar el objeto de la polémica.

Admitimos errores en la construcción del socialismo soviético, europeo y hasta de las experiencias americanas; debatamos. Admitimos desviaciones insoportables en estos procesos y podemos admitir otras visiones y otras posturas pero no falsificaciones. Estamos interesados en generar intercambio de experiencias y aportar a la unidad de acción de todas las fuerzas clasistas; lo hemos demostrado. Lo que no estamos dispuestos a admitir es que se niegue la necesidad de una organización revolucionaria adaptada a todas las formas de lucha; la disciplina en el marco del centralismo democrático; la necesidad de un Estado de transición (dictadura del proletariado), expresión concreta desde la superestructura de la nueva correlación de fuerzas. Evidentemente tampoco admitimos que puedan procesarse las tareas por la revolución socialista sin un partido que exprese, en su conformación, la viabilidad de estas cuestiones.

Debatiremos con todos quienes, desde el clasismo, apunten a la revolución; coordinaremos con todos quienes, desde el marxismo-leninismo revolucionario, propendan a la construcción de dicho Partido; seremos intransigentes con quienes (desde diversas posiciones) desarmen al pueblo ideológicamente o desarticulen las herramientas de combate que deberán generarse -so pena del fracaso histórico más rotundo y farsescamente propiciado- para el triunfo de la revolución socialista americana.

[1] NOTA: “Aporte” de uno de los oradores en el acto Anarquista del 1º de mayo de 2006 en Plaza Libertad. Podemos aportar testigos, en caso de ser necesario, igual de azorados que nosotros; testigos de filiación anarquista y no de la “sospechosa” laya marxista-leninista.

Columna Artiguista de Liberación.