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8 SOLDADOS DE EEUU MUERTOS EN AFGANISTÁN
Por: JOSE L. LOBO (El Mundo)
EEUU sufrió ayer su primer gran revés militar en Afganistán desde que iniciara la campaña de represalia por el 11-S. Al menos ocho soldados norteamericanos murieron y otros 10 resultaron heridos en dos ataques distintos, cuando los guerrilleros talibán y de Al Qaeda que resisten en las montañas de la provincia de Paktia, fronteriza con Pakistán, alcanzaron dos helicópteros Chinook MH-47.
El primer aparato, utilizado por las fuerzas de operaciones especiales que operan en Afganistán, se estrelló en la cadena montañosa de Shahi Kot, próxima a la ciudad de Gardez, después de que varios proyectiles antiaéreos impactaran contra el fuselaje, haciendo perder el control al piloto. Siete soldados estadounidenses perecieron en el incidente.
Minutos después se conocía que un segundo Chinook había sido forzado a realizar un aterrizaje de emergencia tras ser atacado con lanzagranadas. El aparato pudo retomar el vuelo, pero con una víctima a bordo.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, admitió ayer su relativa sorpresa ante la resistencia demostrada por los guerrilleros, «aunque entre sus filas hay muchos más muertos y heridos, y seguramente habrá muchos más», informa Carlos Fresneda desde Nueva York.Rumsfeld advirtió de que «la tarea está muy lejos de completarse, ya que hay bolsas sustanciales de resistencia de un enemigo que acecha y espera su oportunidad».
«Los guerrilleros de Al Qaeda tenían dos opciones: rendirse o combatir», dijo el jefe de la Junta de Estado Mayor, Richard Myers. «Decidieron combatir, y por lo visto están fuertemente armados. La lucha seguirá previsiblemente en los próximos días».«Hay varios cientos de combatientes de Al Qaeda en cuevas, en valles, en las montañas», añadió. «Es un enemigo dispuesto a morir».
El Chinook derribado es la primera aeronave perdida en combate desde que, el pasado 7 de octubre, Washington lanzara su campaña de castigo contra el régimen talibán. El helicóptero, según las fuentes militares consultadas en Kabul, debía volar a muy baja altura en el momento del ataque o, incluso, estaría efectuando la maniobra de despegue o aterrizaje, durante la cual el aparato es muy vulnerable.
Desde el pasado sábado, bombarderos B-52 y cazas F-16 han atacado sin descanso las posiciones enemigas, apoyados en tierra por comandos de operaciones especiales estadounidenses y soldados afganos. A estas fuerzas se ha sumado un contingente de tropas canadienses, australianas, francesas, alemanas y danesas.
Operación de rescate
El Chinook puede transportar hasta 32 pasajeros, incluida la tripulación, pero, probablemente, no iba al completo. Tras el ataque, un equipo de búsqueda y rescate salió de inmediato hacia la zona para tratar de recuperar los cadáveres y rescatar a los heridos.
Durante todo el día de ayer, numerosos helicópteros Chinook sobrevolaron el teatro de operaciones, tanto para trasladar hasta allí soldados de refuerzo como para suministrar munición y víveres a los combatientes aliados, cuyo número podría superar el millar, incluidas las tropas afganas y las del resto de países que participan en la operación.
Los militares norteamericanos están encontrando una feroz resistencia por parte de los milicianos talibán y de Al Qaeda atrincherados en cuevas horadadas en las montañas de Patkia. Una fuente militar reveló ayer que los guerrilleros disponen de armas ligeras, lanzacohetes y, probablemente, misiles tierra-aire similares a los Stinger norteamericanos.
La estrategia de EEUU pasaba, primero, por machacar desde el aire las posiciones enemigas, recurriendo incluso a las novísimas bombas termobáricas, capaces de aniquilar a cualquier ser vivo en el interior de una caverna pero sin destruir ésta; y a continuación, tras debilitar las defensas de los talibán, culminar la ofensiva con el despliegue de las unidades de operaciones especiales.
Pero los planes no se están cumpliendo como se esperaba. Las condiciones climatológicas son muy duras, y los combates se están desarrollando, en ocasiones, en altitudes superiores a los 2.500 metros, donde la nieve y el intenso frío hacen más penosos los enfrentamientos. En ese escenario hostil, los guerrilleros talibán y de Al Qaeda se desenvuelven con gran familiaridad.
Pakistán anunció el sábado que ha sellado su frontera con Afganistán a lo largo de la provincia de Patkia para impedir la huida de los seguidores de Osama bin Laden y del mulá Omar, y también para dificultar su aprovisionamiento. Sin embargo, todo parece indicar que siguen recibiendo ayuda militar y logística desde el otro lado de la frontera, donde cuentan con miles de seguidores y simpatizantes.
Las noticias sobre el mayor número de bajas desde que comenzó la guerra conmocionó ayer a la opinión pública norteamericana.El presidente Bush, a través de su portavoz Ari Fleischer, lamentó «la pérdida de vidas americanas» y expresó su confianza en «el éxito final de la operación militar».
Una periodista canadiense del Toronto Star resultó herida ayer de gravedad cuando el vehículo en el que viajaba fue alcanzado por un proyectil en la localidad de Gardez, en la provincia de Patkia.