7 de octubre de 2023

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“Daniel Ortega convirtió el poder en la razón de ser absoluta de su vida”.

Por: Sergio de Castro.

13 de octubre de 2006

Elecciones en Nicaragua: Entrevista con Mónica Baltodano. Ex Comandante guerrillera y ex miembro de la Dirección Nacional del FSLN. Actualmente encabeza la lista de diputados por el Departamento de Managua del Movimiento por la Renovación del Sandinismo.

Mónica Baltodano pertenece a ese grupo de miembros históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que ha abandonado sus filas para unirse a la Alianza Movimiento por la Renovación del Sandinismo (MRS). Una participación en el sandinismo que empezó en los años de la revolución con actuaciones clave liderando el famoso repliegue de Managua a Masaya o la recuperación de Granada o Jinotepe, y que tuvo su continuidad en altos cargos del gobierno sandinista primero, y del partido tras la derrota del 90.

Representante del ala más izquierdista del Frente, su corriente Izquierda Democrática jugó un papel importante en 1994 cuando Sergio Ramírez y otros plantearon la necesidad de que se diera un giro hacia la socialdemocracia. Sin embargo recientemente ha decidido abandonar las filas del Frente para aliarse con quienes en el 94 salieron derrotados del FSLN.

- ¿Cuál es, en su opinión, la razón de la ruptura que se ha dado en el FSLN?

La ruptura se debe a un proceso prolongado de suspensión de debate interno y de formación política en el que el partido pasó a se controlado por una sola persona (Daniel Ortega). Sus planteamientos e ideas pasaron a ser las que determinaban el futuro del FSLN y su programática. A través de procesos de descalificación y exclusión se fueron apartando a una serie de compañeros que al final nos hemos agrupado y que ahora constituimos otra fuerza. Creo que prevaleció en Daniel Ortega y un grupo que le ha acompañado siempre, un excesivo interés en el control de espacios de poder, reduciendo la política al control y a tener poder.

Eso tiene que ver también con que se fue creando un grupo económico cuyos intereses fueron lo que prevalecían. Esa fue la razón central. Después ya vinieron otras cosas, porque precisamente por ese afán de poder, en el 98 Daniel no dudó en pactar con Arnaldo Alemán, lo que provocó que otros más se fueran, incluida yo. Porque estábamos totalmente en contra de que, sin importar que estábamos hablando con un señor de derechas pero además absolutamente corrupto, se entraran en componendas con propósito de acaparar más poder. Un pacto que en un principio la población no supo qué consecuencias iba a tener, pero que con el tiempo fue mostrando realmente su naturaleza, concitando el repudio de muchas personas.

En mi opinión ha habido 4 decantamientos en la historia del sandinismo. El primero en el 90 tras la derrota electoral, en el que mucha gente se desencantó. Un segundo en el 94 con la salida de Sergio Ramírez y otros intelectuales pero que solo fue de personalidades y de líderes pero que no consiguió llegar hasta la base. Un tercero que sí llegó a las bases y que fue en el 98 tras el pacto. Y un cuarto, que ha sido el más grande, que está ligado a la negativa de Daniel a hacer primarias para decidir el candidato a las elecciones de este año 2006. Herty Lewites, que había sido alcalde de Managua, se postuló al pensar que sería mejor candidato por el respaldo popular que tenía. Y la respuesta fue expulsarlo a él y a quien lo respaldó, cerrando las primarias que estatuariamente estaban establecidas, y se proclamó de nuevo Daniel Ortega como candidato.

Pero la diferencia ahora fue que ahora decidieron seguir en la lucha y formaron la Alianza MRS. Además, ese movimiento comenzó a jugar un rol de fuerza de aglutinamiento. El gran mérito de Herty Lewites fue que decidió no irse a su casa, sino seguir luchando de manera que todas las oleadas que se habían retirado del sandinismo, se aglutinaran alrededor de esta fuerza. Una fuerza que no es sólo sandinista. Viene gente de otros sectores y el votante es en su mayoría un votante sin partido, aunque el núcleo es del sandinismo.

- ¿Cree que los intereses económicos de algunos miembros del Frente y el acaparamiento de poder por parte de Daniel Ortega al que se refiere podrían ser herencia de una lógica, la del sandinismo, que ya en su momento tuvo que pactar con la burguesía y presentó una fuerte jerarquización en sus filas?

Yo creo que no. La jerarquización en el Frente es algo común a cualquier fuerza que tuvo que luchar con las armas en la mano, ya que las fuerzas guerrilleras requieren de una estructura vertical. En segundo lugar, nunca el FSLN pactó con la burguesía. Nosotros tuvimos una política de unidad nacional, de alianzas, indispensable para derrocar al somocismo. Cualquier fuerza de izquierdas que se proclame revolucionaria tiene que ser capaz de hacer alianzas, sin perder el perfil y sin traicionar sus valores. En el caso del pacto con Alemán, no fue la alianza la que les hizo perder los valores. Ya los habían perdido y por eso miró a lo más sencillo: aliarse con Alemán. Más bien lo que se da es un proceso de aburguesamiento de un sector que decidió utilizar al Frente como su mecanismo de reproducción de sus ventajas en la sociedad e, incluso, como mecanismo para competir en condiciones desiguales en el mercado, a través del control de las instituciones.

Es un proceso que parte de la derrota electoral y que coincide con un desencanto general acerca de las posibilidades de construir verdaderos procesos populares y revolucionarios por la caída de Europa del Este. Hubo un desencanto general que provocó en las izquierdas procesos de acomodamiento que también se dieron en el Frente.

- ¿Qué opinión tiene de la política de reconciliación del Frente que le ha llevado a acercarse el somocismo y a las altas jerarquías de la Iglesia católica?

El problema central es que Daniel, y el grupo que lo rodea, convirtieron el poder en la razón de ser absoluta de su vida. Cuando tú sitúas el control del poder como control de las instituciones como único objetivo, y no el poder para transformar la realidad, eso te da para cualquier cosa. Del 90 al 96 la manera de conservar poder Daniel fue la movilización de masas, la lucha del pueblo. Él tenía capacidad de mover a la gente. La gente no se daba cuenta, nosotros mismos no nos dábamos cuenta, yo esto lo he comprendido después. Pero había luchas que aparentemente se daban por reivindicaciones legítimas de la gente frente a los procesos neoliberales, pero siempre el negociador era él. Tal vez conseguía alguna cosita para la gente pero nadie se daba cuenta de que él estaba negociando sus propias cuotas de poder. Este es el caso de los procesos de Concertación 1 y 2 en los que los procesos de privatización dejaron parte para los trabajadores. Pero muchos de ellos no eran trabajadores.

Los resultados eran que la gente cada vez tenía menos y empezó a perder fuerza la capacidad de Daniel para movilizar a las masas y paralizar el país. A partir de ahí Daniel pasó a pensar en cómo tener poder por medio de la transacción. Y se encontró con Alemán. Con el poder del Congreso del 98 que le votó por unanimidad, Daniel decidió hacer el pacto sin haberlo discutido con nadie. Fíjate que el Congreso no discutió ese tema, y en la alocución de clausura Daniel ya habló del pacto sin que se hubiera hablado para nada en el Congreso. En síntesis, es una obsesión enfermiza por el poder, lo que le lleva a todo esto.

Entonces, vamos a elecciones. Daniel sabe que él sólo no gana las elecciones. Ya lo ha probado. Entonces está en una desesperación por juntar lo que pueda juntar. Y creo que el Frente está acabando por ser un partido conservador en su práctica política, aunque conserve un discurso virulento de izquierdas. Es el único partido que ha declarado estar en contra del aborto terapéutico, mientras la mayoría de las mujeres del Frente lo reivindican como una cuestión justa. Y en esa involución dice “para yo ganar he de acercarme a la Iglesia”; y empieza a pedir perdón, a besar anillos, y le da la presidencia del Consejo Supremo Electoral a un allegado del Cardenal Obando. Incluso había carteles del Frente apoyándole cuando Obando tuvo sus diferencias con Bolaños, cuando éste atacó a Alemán, que es uno de los principales amigos del Cardenal.

Y por último, llevar de vicepresidente a un señor que fue amigo personal de Somoza (Jaime Morales Carazo), organizador y gestor de la Contrarrevolución, amigo personal y asesor suyo durante su presidencia de Alemán. El acercamiento al somocismo es evidente. Los magistrados danielistas le dieron una cementera a un Somoza. Y ahora han pactado con el Partido Liberal somocista (el PLN), que es la fuerza más recalcitrante del somocismo.

- ¿Cómo interpreta entonces el apoyo de los países llamados antiimperialistas a Daniel Ortega y en concreto de Venezuela y su petróleo?

En cuanto al tema del petróleo, Venezuela ha propuesto crear una sociedad para poder venderlo en condiciones concesionales, pudiendo pagar una buena parte en 25 años con un interés muy bajo. Pero eso no es si gana Daniel Ortega. Ellos dicen que lo pueden hacer ya. Nosotros hemos dicho que estamos dispuestos a hacer realidad ese acuerdo. Herty ya manifestó públicamente que quería viajar a Venezuela para exponer su voluntad de hacer realidad un acuerdo que ha sido torpedeado por el gobierno de Bolaños por una cuestión puramente ideológica y su servilismo a Bush.

Ahora bien, es evidente que los gobiernos de Venezuela y Cuba ven con buenos ojos un triunfo de Daniel Ortega, dado que prefieren un gobierno que va a tener relaciones armoniosas con ellos que un gobierno de derechas que, como los de ahora, no tienen ni embajada en La Habana, lo cual impide incluso la realización de proyectos de cooperación a los que Cuba está dispuesto. Herty y Edmundo han dicho que abrirían una embajada en La Habana. ¿Con quienes tienen relaciones oficiales el Partido Comunista de Cuba o el Gobierno de Venezuela?: con el Frente. Porque es la organización que ha aparecido históricamente de izquierdas. Nosotros no hemos tenido la oportunidad de informar ni de mantener las relaciones porque somos una fuerza nueva. Ello hace que para nosotros sea difícil hacer ver que somos una fuerza de izquierdas, pero lo somos.

- ¿Cuál es la razón por la que su corriente, Movimiento por el Rescate del Sandinismo, apoyó a Ortega en el 94 frente a las corrientes más socialdemócratas y ahora ya no? Y ¿son ahora compatibles la “renovación” y el “rescate” del sandinismo?

En el 94 se dio un proceso de lucha interna en el que había un sector que tenía dos grandes paquetes de planteamientos: la democratización del Frente y la modificación de su ideología hacia una posición más de centro. Nosotros rechazamos a esta fuerza por este segundo punto, porque ellos incluso decían que ya para qué seguir proclamándonos antiimperialistas cuando ya éste casi ni existía. Esto iba acorde con una serie de corrientes de revisión ideológica a raíz de la caída del Muro de Berlín. Pero juzgamos correcto su planteamiento de democratización, y por eso cuando llegamos a la Dirección Nacional empezamos a presionar por la democratización del Frente. Yo, como Secretaría de Organización, impulsé el tema de las primarias en la elección de autoridades en el 95 y en las elecciones del 96. Pero en el 97-98 ese proceso se empezó a atrancar, dándose una ruptura nuestra con Ortega, de manera que en el Congreso del 98 nosotros no presentamos candidato al estar en contra de cómo se estaba conduciendo el Frente.

Además es que ahora, el gran debate en Nicaragua ya no es el debate de posiciones neoliberales o antineoliberales. Nuestra gran preocupación actualmente es cómo no regresar a una cierta forma de dictadura, porque el Pacto ha hecho involucionar las instituciones de tal manera, que aquí nuestra preocupación es ya casi salvarnos el pellejo. Vos estás en manos de unos jueces que si se les ocurre te pueden mandar a la cárcel. Ya nos ha pasado. Es el comportamiento mafioso de esa cúpula es el que nos hace colocarnos en un terreno que es bien complicado. Nosotros, guardando nuestras diferencias con el MRS, nos decidimos incorporar como Izquierda haciendo ver claramente cuales son los puntos que tenemos en común y cuales en diferencia. Esos puntos de diferencia no los pudimos defender en el seno del Frente porque allí no hay debate. Allí si estás es desacuerdo te aplastan, te denigran, te descalifican o te crean un juicio como hicieron con Henry Ruiz para mandarlo literalmente a la cárcel. Sin embargo en este espacio nosotros vamos a plantear batalla.

Una vez que pasen estos procesos electorales, nosotros tenemos que hacer procesos de cohesión interna y ver si logramos que esta fuerza se defina más claramente de izquierdas. Una vez pase ese proceso electoral nacional, tenemos que pasar a un proceso interno para autodefinirnos programáticamente. Nosotros estamos ahora urgidos por la necesidad de que en estas elecciones haya la posibilidad de un cambio, porque la reedición del panorama tal y como está ahora es mortal para nosotros y para los intereses generales de la gente. La unidad es una unidad táctica en función de una lucha de carácter electoral, pero tenemos que poner por encima de todo el interés de buscar cómo cambiar un poco este país.

- ¿Qué es lo que tienen en común y qué es lo que les diferencia del MRS?

Tenemos en común un espacio democrático, pero también el interés por ganar estas elecciones y hacer reformas constitucionales que modifiquen cosas claves como los megasalarios (un diputado gana 5000 dólares al mes y un maestro 70), no tiene porque haber 16 magistrados y agruparse en bancadas y actuar conforme les mandan los caudillos de cada uno de los partidos, estamos de acuerdo en que debemos restablecer mecanismos de participación como el referéndum o el plebiscito, en cosas clave de la economía, ambos estamos preocupados por el rescate de los principios y valores sandinistas como la fraternidad y la honestidad que han sido pisoteados por gente que se llama sandinista pero que son deshonestos, ladrones, corruptos...

¿Qué nos diferencia? No es una diferencia tajante. Hay gente que reconoce la Revolución Cubana como un referente e incluso a Fidel (como nosotros), pero hay otros que no. Tenemos diferencias en nuestro pensamiento neoliberal. Yo por lo menos pienso que no hay posibilidades de dar respuesta a las necesidades de los pobres en el marco del mercado capitalista. Hay que trabajar por la construcción de un socialismo como un referente utópico. Otros no lo piensan así. Pero nuestros planteamientos los debemos de luchar en el interior de esta fuerza y buscar una correlación no sólo adentro, sino afuera, que es la fuerza principal. Daniel Ortega puede hablar contra el neoliberalismo, ¿pero cuanta educación política ha hecho para que las sean las masas las que abracen las luchas contra las privatizaciones? Yo creo que lo primero es trabajar y crear una correlación social, que es mucho mejor que tener un discurso antineoliberal y una práctica de derechas.

- Desde el Frente se les acusa de ser una agrupación neoliberal.

Nuestra posición es antineoliberal. Lo hemos dicho claramente. Para nosotros Daniel Ortega no es antineoliberal, de lo podemos demostrar con su práctica política d los últimos 15 años.

- ¿Y el hecho de que Edmundo Jarquín venga del BID?

Pero es como el caso de Stiglitz, que viene del Fondo Monetario Internacional y sin embargo por eso está clarísimo de que esas políticas han sido nefastas para nuestro pueblo. El hecho de que Jarquín haya trabajado en el BID no significa que tenga pensamiento neoliberal, tal y como ha expresado claramente en sus presentaciones públicas.

Además, las conductas de un presidente no van a estar determinadas principalmente por su propia formación. Lo determinante que uno ha de ver es la práctica política y no las historias. Y sino veamos el caso de Daniel Ortega.

- Siempre ha defendido la utopía como referente de la acción política, ¿sigue haciéndolo?

Si, y precisamente por eso estamos en esta lucha. En cada momento hay que buscar la manera más adecuada para cambiar la realidad. Nosotros estamos haciendo de esta campaña una campaña que sea capaz de volver a concitar las ganas de trabajar y luchar por un cambio más profundo que el de cambiar un presidente. En las conversaciones con la gente yo les digo: ni Mundo, ni Carlos Mejía, ni nosotros vamos a hacer los cambios, los cambios los tiene que hacer la gente, y por eso necesitamos que Uds. se involucren y sepan más de cuestiones económicas, de resistencia, de lucha desde las organizaciones. Podemos tener un gobierno de izquierdas, pero si no hay un pueblo empujando y luchando por sus reivindicaciones, terminan actuando como un gobierno de derechas.

- Pero se ha dado una gran desmovilización social en Nicaragua.

El Frente tiene coptadas a las organizaciones a través de prebendas a sus dirigentes. La mayoría de ellos son diputados o tienen sus carguitos. Las luchas que se ven son cuando hay algo que interesa a Daniel Ortega. Eso desmoviliza porque a la gente no le gusta luchar para que alguien ajeno consiga prebendas, pero por otro lado cuando intentamos hacer organizaciones autónomas hay una lucha terrible para desbaratarlas.

La Haine