7 de octubre de 2023

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NICARAGUA: LAS FECHORIAS DE ORTEGA EN EL ALBA

Revista Envío.

7 de agosto de 2011

Los dineros del ALBA nunca han sido auditados y han sido utilizados por Ortega, su familia y el grupo que hoy controla el FSLN de forma totalmente discrecional

La cercanía del momento electoral agudiza las incertidumbres que han rodeado desde hace meses este acontecimiento. Hay muchos misterios por aclarar. Hay muchos tiempos que se están venciendo sin hallar respuestas. Y hay nuevos temores en el horizonte.

Según el documento oficial de campaña electoral del partido de gobierno, el FSLN considera que llega a las elecciones del 6 de noviembre en una etapa muy positiva. Lo deduce -según se lee en el texto- porque el “Señor, nuestro Dios, tiene sus Misterios y sus Tiempos”.

Ciertamente, “misterios” y “tiempos” rodean el proceso que conduce a las urnas del domingo 6 de noviembre. También temores. El último, la inesperada y grave enfermedad del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que ha venido a sumarse a las muchas incertidumbres que mantienen empedrado el camino por el que todos los candidatos y el electorado caminan hacia esa fecha.

“UN PROYECTO DE PAÍS”

Desde el mismo acto de la toma de posesión de Daniel Ortega, en enero de 2007, el Presidente Chávez comenzó a ser referente omnipresente del nuevo gobierno del FSLN. A los pocos días, Nicaragua ingresó al ALBA y al grupo de países de América Latina y el Caribe integrados en Petrocaribe para recibir petróleo venezolano en condiciones de pago favorables. Las que Chávez le concedió a Nicaragua fueron especialmente positivas.

De ese convenio petrolero nació Albanisa, una empresa mixta venezolana-nicaragüense en la que Petronic -la empresa estatal de petróleos de Nicaragua- es dueña del 49% de las acciones y el restante 51% está en manos de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). A pesar de que ambas empresas son estatales, Albanisa es manejada como una empresa privada.

La creación de otras empresas-también estatales, pero administradas por manos privadas- bajo el sello de Albanisa (Alba-Alimentos, Alba-Caruna, Alba-Forestal, Alba-Generación, Alba-Transporte, etc.), dedicadas a muy variados proyectos en Nicaragua, además del multimillonario proyecto de construir en Nicaragua una refinería de petróleo llamada “El Supremo Sueño de Bolívar” para procesar hasta 150 mil barriles diarios de petróleo, llevaron en enero de 2010 al gerente general de Albanisa, el venezolano Rafael Paniagua, a admitir públicamente que también con dineros del Alba el partido de gobierno había comprado el canal 8 de la TV nacional, extendiendo hacia la rama de los medios masivos los negocios del ALBA en Nicaragua.

En aquella ocasión, Paniagua reconoció con franqueza a “El Nuevo Diario”: “Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo y lo único que puedo asegurar es que el ALBA vino para quedarse, porque el proyecto nuestro en Nicaragua es un proyecto de país. Y construir un país no es poca cosa”. Estas declaraciones le valieron muy duras críticas de todos los sectores de Nicaragua, incluidos funcionarios gubernamentales, y su inmediata destitución.

Sin embargo, sus palabras daban en el blanco: el ALBA estaba ocupando más y más espacios y el círculo de poder en el partido de gobierno se estaba convirtiendo, con los recursos económicos venezolanos, en un nuevo y poderoso grupo económico.

“EL VERDADERO MISTERIO”

Los dineros del ALBA en Nicaragua nunca han sido auditados de forma independiente y han sido utilizados por Ortega, su familia y el grupo que hoy controla el FSLN de forma totalmente discrecional. Durante 2007 y 2008 se generalizó en la opinión pública el reclamo por la transparencia sobre el monto y los usos de estos millonarios recursos, que estaban encementando la fusión y confusión Estado-Gobierno-Partido-Familia. Pero los reclamos chocaron siempre contra el muro del secretismo y hasta hoy se asume que todo lo relacionado con el dinero venezolano es un “misterio”.

En enero de 2010, el ex-alcalde de Managua, Nicho Marenco, quien fue el iniciador desde la alcaldía capitalina del convenio petrolero con Venezuela, reconocía el inmenso caudal que representan los recursos de Albanisa y el misterio que los rodea: “En Nicaragua no hay ningún rico que tenga más que el ALBA -dijo Marenco-. Ni sumados todos los bancos juntos llegás a tener la capacidad económica que significa la importación de petróleo. ¿Cómo se maneja? ¿Quién la maneja? ¿Dónde se invierte? ¿Cómo se va a pagar? Ése el verdadero misterio que hay que resolver, por razones de interés nacional, porque algún día se va a tener que pagar eso…Yo no sé cómo lo manejan. Supongo que no ha de ser muy eficientemente porque ninguna empresa de ese tamaño se puede manejar como una pulpería. Tenés que tener una estructura, alguien que dé la cara, tenés que saber qué se está haciendo, tiene que ser auditado. Así como está, yo entiendo que se maneja como un costal de reales bajo la mesa”.

ABRIL 2011: NÚMEROS

Algo del “misterio” se revelaría un año después cuando, por presiones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central de Nicaragua (BCN) tuvo que presentar en abril de 2011 un informe sobre la cooperación que Nicaragua recibe de Venezuela.

Según este informe -considerado incompleto, general y poco específico por economistas independientes-, en 2010 los recursos venezolanos a disposición de Nicaragua fueron 511 millones de dólares, 69 millones más que en 2009. De ese monto, 337 millones correspondieron a lo que le queda al gobierno por el muy ventajoso convenio petrolero que Venezuela firmó con Nicaragua. Otros 163 millones correspondían a líneas de financiamiento de mediano plazo de cooperación bilateral y el resto, 11 millones, a inversiones venezolanas en Nicaragua. El BCN informó que los recursos de la cooperación petrolera y la bilateral se dedicaron a proyectos sociales y productivos.

CON RECURSOS DEL ALBA

Venezuela envía a Nicaragua el suministro anual de combustibles que el país necesita. Administrando ese crudo, el partido de gobierno se ha convertido en el principal importador de combustibles y es ya el principal generador de energía térmica en el país, que vende después a las distribuidoras de electricidad, cerrando así un negocio redondo y millonario.
También con recursos del ALBA el partido de gobierno ha financiado algunos de sus programas sociales y sus prebendas, ha alimentado las arcas de la cooperativa Alba-Caruna, ha subsidiado la energía eléctrica y el transporte público en Managua, está entregando desde mayo de 2010 un bono de unos 30 dólares que complementa el salario de más de 150 mil empleados públicos…No se equivoca el Presidente Ortega cuando dice que el ALBA le ha permitido a Nicaragua sortear las crisis que se provocan en su frágil economía.

Son incontables los agradecimientos de Ortega al ALBA y a Chávez en prácticamente todos los discursos de los más de cuatro años de su gobierno: gracias al ALBA Nicaragua está iluminada y sin apagones de energía eléctrica, gracias a Chávez tenemos nuevos mercados solidarios con precios justos, gracias a Venezuela se construyen casas y calles para el pueblo, etcétera, etcétera. También recurrente en la retórica presidencial es la expresión “¡gracias a Dios existe el ALBA!” al referirse a cualquiera de los problemas que aquejan a Nicaragua y que Chávez promete solucionar.

Ciertamente, aunque muchas promesas no se han concretado, la cooperación venezolana basada en el convenio petrolero ha sido de tal magnitud que ningún gobierno en Nicaragua ha tenido a mano tal cantidad de recursos extra disponibles. Ortega ha tenido una oportunidad excepcional para enfrentar el desafío histórico de contribuir significativamente a superar la pobreza de Nicaragua. Sin embargo, sus prioridades han sido financiar con la ayuda venezolana las inversiones del grupo empresarial Albanisa y los gastos del aparato de su partido.

VENEZUELA PROVEERÁ

Cuando en noviembre de 2008 la oposición documentó el fraude electoral realizado por el partido de gobierno en las elecciones municipales, la cooperación europea que tradicionalmente había colaborado con el presupuesto nacional comenzó a abandonar esta modalidad de financiamiento.

Posteriormente, varios países dieron por terminada su colaboración con Nicaragua financiando otros proyectos. Suecia, Dinamarca, Holanda, Finlandia, Noruega, Austria…decidieron irse de Nicaragua después de años de colaboración sostenida. Y aunque no era la única razón, la crisis de gobernabilidad expresada en el fraude electoral, pesó en sus agendas.

Cuando el proyecto estadounidense Cuenta Reto del Milenio concluyó sus proyectos en Nicaragua, también por razón del fraude, el Presidente Ortega “consoló” a los productores de Occidente que lo lamentaban informando que crearía el programa Alba-Solidaria como mecanismo para acceder a recursos del ALBA y así poder seguir ejecutando los proyectos económicos y sociales que la CRM dejó pendientes, promesa que se ha concretado sólo parcialmente.

En los últimos veinte años, Nicaragua ha recibido en concepto de donaciones internacionales un promedio de 300 millones de dólares anuales. En 2010 las donaciones se redujeron a la mitad, también por la crisis de gobernabilidad provocada por el fraude, lo que ha obligado al gobierno a buscar préstamos con los que equilibrar el presupuesto. Consecuencia: un mayor endeudamiento. Con cada nuevo retiro de la cooperación europea, el gobierno ha dado a entender siempre, explícita o implícitamente, que los recursos venezolanos llenarán esos vacíos y reemplazarán todas las manos amigas que optaron por despedirse, insistiendo en las “condiciones” que le imponen a Nicaragua europeos y estadounidenses, en contraste con la generosidad incondicional del ALBA.

“TIEMPOS” INCIERTOS

En este contexto de dependencia creciente de los recursos venezolanos es imposible que la enfermedad de Chávez y las consecuencias que pueda provocar en los “tiempos” que se avecinan no generen incertidumbre en el gobierno de Ortega.

Chávez ha sido un gobernante de decisiones personales más que institucionales, que no ha construido relevos. Su salud, quebrantada por la enfermedad y seguramente también por el tratamiento, las nuevas prioridades que su dolencia le exigirá y lo que todo esto influirá en la recomposición del poder en el gobierno venezolano desde ahora y en el futuro -elecciones presidenciales en 2012- repercutirán seguramente en Ortega y su grupo.

Tarde o temprano, en Venezuela se pedirán cuentas de las generosas y sin ningún control ayudas que Chávez ha derrochado por el mundo en base a su mina de oro que es el petróleo. En Nicaragua también, tarde o temprano pediremos cuentas y tendremos que pagarlas.

Chávez y el ALBA en 2007 -cuando Ortega llegó al gobierno- tenían una solidez que hoy Venezuela -en una compleja crisis que no sólo depende de la salud presidencial-, con Chávez enfermo, ya no tienen. Y si lo que suceda en Venezuela a partir de la crisis de salud de Chávez no afecta el financia¬miento de los regalos y prebendas que el FSLN está repartiendo para ganar votos en noviembre -porque son recursos que ya están físicamente en Nicaragua o que han sido ya conveniados-, sí ensombrecen el horizonte de un próximo período de gobierno de Ortega si resultara reelecto.

¿EMPRESARIOS INCIERTOS?

Pero no sólo la enfermedad de Chávez genera temores en el candidato Ortega y en su grupo. También pueden asaltar esos temores a la élite empresarial nicaragüense, fieles aliados de Ortega porque Ortega les ha garantizado una estabilidad macroeconómica y una estabilidad social que les ha permitido un buen clima de negocios, sin sentir apenas los efectos de la crisis internacional.

Esta bonanza ha sido posible por Chávez. Con los recursos venezolanos Ortega ha podido dar algunas respuestas a ciertas necesidades sociales sin tocar los impuestos. Evitar el corazón del problema fiscal de Nicaragua le ha sido posible a Ortega por la millonaria ayuda venezolana. En ese sentido, los fondos del ALBA han servido para quitarle incentivos al gobierno para emprender la reforma fiscal que Nicaragua necesita.

Otras ventajas ha tenido la élite empresarial. La apertura del mercado venezolano a productos nicaragüenses, especialmente carne y lácteos, ha contribuido a que Nicaragua resistiera mejor la crisis financiera que afectó la capacidad de compra del mercado estadounidense, nuestro principal socio comercial.

Venezuela se ha convertido ya en el segundo mercado para las exportaciones nicaragüenses. Pero el mercado alternativo y “solidario” venezolano y sus “precios justos” han significado ganancias para los de siempre: los grandes grupos económicos que controlan monopólicamente la actividad exportadora. En la carne son cuatro mataderos industriales los que controlan el 89% de las exportaciones y en los lácteos tres empresas controlan el 63.7% de las exportaciones, según datos que facilitó a Envío el investigador Francisco Pérez, y que recogimos en nuestro número de mayo. En este contexto, la enfermedad de Chávez puede generar temores e inseguridades (¿deserciones?) en los representantes del gran capital, tan beneficiados por el ALBA. Temores que podrían traducirse en revisar sus lealtades políticas y modificar sus opciones electorales.

¿Y no afectará también la crisis de salud de Chávez a los tradicionales votantes del FSLN y a los nuevos votantes, que durante estos años han sido “educados” para ver en el ALBA la alternativa para el desarrollo de Nicaragua, en los petrodólares de Chávez la solución para cualquier crisis y en Chávez una especie de padrino, de Tío Rico?

TEMOR A UN DISEÑO ALTERADO

Otras inseguridades (¿aún mayores?) precedieron a las que provoca en el partido de gobierno la grave enfermedad de Chávez. El FSLN no está tan seguro de su victoria como asegura su costosa propaganda. Si lo estuviera, resulta un “misterio” su actuación, que parece guiada por el miedo a perder.

Tienen lógica los temores. Después de la experiencia adquirida en el fraude de noviembre de 2008, y después de la cuestionada y cuestionable sentencia de la Corte Suprema de Justicia de 2009 que habilitó a Ortega para su reelección, el diseño elaborado para obtener un resultado favorable en las elecciones era éste: las urnas darían un triunfo a Ortega con una mayoría parlamentaria calificada (56 diputados) y el segundo lugar sería para Alemán y el PLC. Estos resultados permitirían reactivar el pacto bipartidista en el Legislativo si el FSLN no lograba la mayoría calificada y sólo llegaba a la mayoría simple (47 diputados).

Este diseño está alterado. Las encuestas indican que lo ha alterado la candidatura del liberal Fabio Gadea en fórmula con Edmundo Jarquín (MRS) al frente de una coalición muy plural llamada Alianza PLI-UNE. Poco a poco, Gadea ha ido restando bases al PLC y el candidato Alemán ha visto reducidos sus porcentajes de intención de voto, mientras Gadea los va aumentando. Poco a poco, la elección entre cinco opciones se va polarizando entre sólo dos: el FSLN y el grupo de Gadea.

TEMOR A UNA VOTACIÓN MASIVA

Una votación masiva anti-Ortega en una elección polarizada pone en peligro el triunfo previsto por el FSLN porque el sentimiento anti-Ortega -más que el sentimiento anti-FSLN- ha sido siempre mayoritario en el país. “Si el FSLN se queda en su techo, hoy incrementado por los programas sociales (45%), y si la gente que adversa al FSLN sale a votar y vota mayorita¬riamente por un candidato, el Frente no tiene oportunidad de ganar”, opina Raúl Obregón, director de la encuestadora M&R.

Han comprendido esto con claridad los obispos de la Conferencia Episcopal. Desde hace semanas los obispos han comenzado a insistir en que la población acuda a votar, a pesar de todas las irregularidades que rodean el proceso, tratando de evitar que se multiplique la abstención, que favorecerá al FSLN.

“No obstante la inconstitucionalidad e ilegalidad de la candidatura de uno de los candidatos, de la falta de confiabilidad del Consejo Supremo Electoral, de la irregularidad en la cedulación, de la falta de confianza en la clase política, que se ha mostrado inepta para resolver los problemas del país, a pesar de todo hay que votar”, ha dicho el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.

“Si la ciudadanía no vota, el sector más fiel de un partido determinado va a ganar ampliamente. Pero si toda la ciudadanía vota y no gana, entonces va quedar constancia de que hubo fraude”, ha dicho el obispo de Chontales, René Sándigo. “Debemos de votar porque en las actuales circunstancias de Nicaragua no hacerlo es elegir el mal mayor”, ha dicho el nuevo obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.

Las irregularidades e ilegalidades con las que el gobierno ha organizado el proceso electoral -fraude previo del 2008, permanencia en sus cargos de desacreditados magistrados electorales, declaraciones del magistrado presidente orientadas a generar rechazo, cedulación lenta, selectiva y partidarizada- convocan a la abstención a un sector del electorado, que siente que si vota participará en una farsa y legitimará un proceso lleno de ilegalidades. Esta percepción opositora es lo que más le conviene hoy al partido de gobierno, que intentará evitar a toda costa una votación masiva.

MANIOBRAS POR EL TEMOR A PERDER

Lo que hemos visto este mes es una prueba más del temor a que esto ocurra. El partido de gobierno, ya en control del aparato electoral, ha socado aún más los tornillos en todas las estructuras electorales de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

El Consejo Supremo Electoral (CSE) distribuyó el 3 de junio la dirección de los Consejos Electorales Regionales (CER) de la Costa Caribe y de los Consejos Electorales Departamentales (CED) favoreciendo claramente al FSLN, violando así lo que establece la ley para garantizar equilibrio y pluralismo en la conformación de estas instancias.

Después, los CED nombraron a quienes presidirán los Consejos Electorales Municipales (CEM) actuando con la misma parcialidad e inequidad. Es justo temer que en el nombramiento de quienes presidirán las casi 13 mil Juntas Receptoras de Votos (JRV) las cosas funcionen igual: abrumadora mayoría para el FSLN.

Esto es crucial el día de los comicios: las impugnaciones y posteriores anulaciones de boletas, de actas y de juntas se deciden en las JRV, después las aprueban los CEM y después las resuelven los CED. Es en esta ruta donde se pueden “acomodar” los resultados. Y prácticamente todas las decisiones estarán en manos de gente del partido de gobierno. El único freno serán los fiscales de oposición que estén en las JRV, que ya en 2008 enfrentaron serias dificultades para actuar.

LAS MÁS SEGURAS RUTAS DEL FRAUDE

Investigando lo ocurrido en las elecciones de 2008, el Grupo Cívico Ética y Transparencia presentó en mayo un informe en el que ubica las 1,284 JRV, de las casi 13 mil que hay en todo el país, que son susceptibles a estos procedimientos fraudulentos porque en ellas nunca ha ganado el FSLN y siempre ha sido abrumadora la votación en su contra.

El propio Presidente Ortega, voceros de su gobierno y el CSE han declarado en varias ocasiones que los mejores observadores serán los fiscales de los partidos. Contradiciéndose, y para remachar el control ya existente, el CSE se negó a acreditar a los fiscales nacionales propuestos por la Alianza PLI-UNE y por el PLC, Dionisio Palacios y Alejandro Samaniego. Ambos fueron funcionarios del CSE y eso les da experiencia, capacidad y ojo para detectar y denunciar las irregularidades y abusos que se cometan durante el proceso y el día de las votaciones. Para negarles la acreditación el CSE adujo una normativa que inventó ad hoc: por haber trabajado en el CSE no pueden ser fiscales de partidos.

EL “MISTERIO” DE NO QUERER TESTIGOS

A pesar de este control -o precisamente por la traducción que este estricto corsé pudiera tener el día de las votaciones-, el CSE insiste en dificultar la observación electoral. Si como dice la encuestadora del partido de gobierno Siglo Nuevo, el FSLN ganará con más del 50%, resulta un “misterio” sólo explicado por el “temor” el rechazo del CSE a la observación y el “tiempo” tardío en que girará invitaciones e informará de las condiciones que impondrá a los observadores.

¿No quieren testigos? ¿No escuchan a la gente? Las encuestas han sido consistentes desde el año pasado: tres cuartas partes de la población rechazan que se impida la observación.

Será hasta mediados de agosto que el CSE hará públicas las condiciones para la observación y girará invitaciones a las organizaciones internacionales. Es una fecha tardía. De los dos grupos de observación nacional, IPADE anunció que solicitaría al CSE acreditación. Ética y Transparencia dijo que no lo haría.

Apuesta a otras vías de “observación”: pretende a hacer de cada votante un observador e inauguró la observación digital y en red: abrió una cuenta, una web y una línea telefónica para desde ahora ir recibiendo información de las anomalías que ya se están presentando, especialmente en el sesgado proceso de cedulación.

“YA ES TARDE”

Entre la observación internacional que históricamente ha participado en las elecciones nicaragüenses hay preocupación. Una delegación del Centro Carter, que ha observado las elecciones nicaragüenses desde 1990, visitó Managua en mayo y en junio solicitando en ambas oportunidades un encuentro con las autoridades del CSE. No fueron recibidos. En las elecciones de 2006 que ganó Ortega, el Centro Carter fue invitado desde enero y esto le permitió organizarse, estar en el país desde marzo y durante tres meses completos observar el proceso en su totalidad para certificar después su transparencia.

El representante de la Unión Europea en Nicaragua, Mendel Goldstein, consideró “difícil” observar según el tardío calendario del CSE. Y el embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, declaró que “ya es tarde para una observación creíble”. Habló también del día después: “Para nosotros, y obviamente para el mundo y para los mismos nicaragüenses, va a ser un poco difícil aceptar los resultados sin una observación, porque una observación creíble da autenticidad a los resultados de las elecciones…No puedo entender por qué la renuencia del gobierno a tener observación nacional e internacional, es difícil entenderlo”.

“PANES” Y EMPLEOS
En su documento oficial, el partido de gobierno define su campaña electoral así: “Ésta es la Campaña del Bien Común. La Campaña de la Multiplicación de los Panes, donde Dios obra Milagros para que el Bien se establezca”.

El partido de gobierno está “multiplicando panes” con los regalos que hace a la gente en busca de sus votos. Pero el “pan” al que la mayoría de la población aspira es empleo. La generación de empleos es una de las asignaturas en las que el gobierno ha quedado aplazado durante su gestión, a pesar de que una de sus promesas de campaña en 2006 fue “Desempleo Cero”. ¿Pesará esta promesa incumplida, esta demanda pendiente, en los votantes el 6 de noviembre?

No sólo de misterios y temores está empedrado el camino a las elecciones. También de desafíos. La generación de empleos no sólo desafía al FSLN. Es un desafío vinculado estrechamente a la educación y atañe a todos los candidatos y a todo el país, y no hay un debate serio sobre esto.

La fanfarria electoral del candidato presidencial Arnoldo Alemán se basa en la promesa de crear un millón de empleos en la agricultura, en el turismo, en las zonas francas maquiladoras… El economista de la Coordinadora Civil Adolfo Acevedo le hace ver, a él y a todos los candidatos, a todo el país, que el desafío en Nicaragua no es generar empleos sino generarlos con calidad. Y eso obliga a una apuesta de largo plazo por la educación, lo que ningún gobierno ha hecho aún en Nicaragua.

Dice Acevedo: “Los pobres lo son porque acceden principalmente a empleos precarios e informales. El vínculo entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza pasa por la creación de empleos decentes, adecuadamente remunerados, y en las edades adecuadas…Sólo alrededor del 20% de la fuerza de trabajo nicaragüense tiene como nivel de escolaridad la secundaria completa, lo que equivale aproximadamente a unas 500 mil personas. Se requerirían al menos de 15 a 20 años para que el sistema educativo nacional graduase a un millón de personas en secundaria para que ocupen ese millón de nuevos empleos decentes y bien remunerados que nuestros candidatos prometen”.

EL TEMOR DE MUCHOS
Y entre tantos misterios, tiempos tardíos y temores, el último temor, el que atenaza ya a mucha gente: el de la violencia que pueda ocurrir durante la campaña electoral, el día de las votaciones y cuando se conozcan los resultados. Lo que ocurrió en 2008 en el contexto de las municipales y lo que siguió ocurriendo después ha demostrado que el FSLN está dispuesto a todo para permanecer en el poder y organiza grupos de choque que actúan sin que la Policía intervenga para atacar cualquier expresión de oposición y de descontento.

En su documento oficial, el FSLN anuncia “la Campaña del Buen Corazón… Una Campaña sin Ira, una Jornada anti-Confrontación…Estaremos “donde el Sol caliente”, sin palabras ofensivas para nadie, porque para nadie es ajena o desconocida la Obra del Señor en Nicaragua, a través de este gobierno y de los servidores sandi¬nistas”. Esperemos que cumplan.