7 de octubre de 2023

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SOLDADOS ALEMANES EN LA GUERRA DE IRAK

Por: Christoph R. Hörstel.

4 de noviembre de 2007

Los soldados alemanes están participando junto a las tropas estadounidenses en operaciones militares neocoloniales en Afganistán y obedeciendo de está manera a las presiones que Washington le impone para la realización de su estrategia imperial de dominación. La prensa alemana comienza a comentar los pasos perdidos de su armada.

(Red Voltaire). Soldados alemanes «alquilados» contaminados por radiación atómica en la guerra en Iraq – participación con vuelos exploradores de Tornados en operaciones de EE.UU. con bombas de uranio en Afganistán. «El uso de municiones de uranio es una violación de los derechos humanos e internacional de primer órden. La República Federal Alemana, si bien no participa directamente con acciones propias, a través de una amplia contribución (Isaf/Tornados, OEF) y apoyo a los culpables (EE.UU.) resulta, jurídicamente, de todos modos, una situación de complicidad.

Bajo estas condiciones, debería prohibirse que ese Parlamento apoye el proyecto del gobierno para la prolongación del mandato Isaf/Tornados, ya que éste apoya necesariamente el uso de municiones de uranio, especialmente en el caso de los ­Tornados exploradores.»

En un hospital en Alemania está internado un soldado de la Bundeswehr (suboficial de alto rango) con una carrera militar sorprendente: a principios de 2003, se le propuso la perspectiva de mejorar sus posibilidades de ascenso, retirándose oficialmente de la Bundeswehr para alistarse a tropas norteamericanas destinadas a la guerra del Iraq y, después, reintegrarse a la Bundeswehr (ejército/infantería).

Un tren de infantería de la Bundeswehr como carne de cañón para EE.UU. en Iraq
Según declaraciones del suboficial, en marzo de 2003 partió un tren completo de soldados de la Bundeswehr alemana (normalmente con capacidad para 50 a 70 hombres) para participar en operaciones junto a tropas norteamericanas, en zonas en las que seguramente había peligro de contaminación.

Según el suboficial enfermo, resultó todo distinto de lo que le habían propuesto anteriormente los superiores de la Bundeswehr: al terminar el servicio en Iraq, la mitad de sus camaradas alemanes, de la tropa especial norteamericana-alemana, murieron de cáncer, obviamente causado por las radiaciones. El suboficial sobreviviente dice que la Bundeswehr le había propuesto a él, al igual que a los otros soldados, de reintegrarse a la Bundeswehr una vez terminado su servicio en las tropas americanas. No obstante, a causa de su estado de salud, al comienzo se le negó la reincorporación, además de todo tipo de asistencia – recién más tarde la Bundeswehr revocó esa decisión, se ocupó de él y le prestó asistencia.
La declaración del soldado es también significativa, ya que debe considerarse que en el momento de poner a disposición soldados para las fuerzas norteamericanas, el gobierno de Schröder estaba bajo una gran presión, por parte de EE.UU., por haberse negado estrictamente a la participación oficial de soldados alemanes en la guerra de Iraq.

Esa negativa le trajo mucho reconocimiento, tanto en la política interior (por esta razón Schröder ganó por segunda vez las elecciones en 2002) como en la exterior. Por lo tanto, existe la probabilidad de que los soldados, para no desacreditar totalmente al gobierno de Schröder, tuvieron que elegir el complicado camino de renunciar y reingresar en la Bundeswehr, todo bajo la estricta obligación de mantenerlo en secreto.

Pero, además del reproche de una maniobra política falsa, hay otro punto de vista, posiblemente mucho más grave: es casi imposible de suponer que el Estado Mayor de ambos ejércitos no sabía, qué tipo de misión debía ser la de los «soldados alquilados». Seguramente ésta era adecuada para aliviar a parte de las tropas norteamericanas, en operaciones militares de grandes bajas.

Es suficientemente conocido el problema de la armada norteamericana con el «síndrome de la guerra del Golfo» (dolencias provocadas por las radiaciones en el personal militar de la operación «Desert Storm» de 1991 – la segunda guerra del Golfo por motivo de la ocupación de Kuwait por las tropas del dictador iraquí Saddam Hussein). Todavía hay miles de demandas de indemnización por daños y perjuicios no aclaradas.
De aquí resulta la pregunta, si esos soldados fueron «instigados»

concientemente a un comando de ascensión hacia el otro mundo, en una especie de intercambio nefasto para evitar otras represalias de EE.UU. en contra de Alemania por su posición oficial de denegación.
Al respecto se puede asegurar, que en el momento de la participación de sus suboficiales en Iraq, el gobierno alemán estaba bien informado sobre los peligros de las municiones de uranio empobrecido también para la propia gente. Esto lo prueba el caso siguiente.

Libro de tiro Rajlovac

El autor tiene a la vista el libro de tiro (en fotocopia) de un soldado de la Bundeswehr, que en 2001 estaba en servicio en el campamento Rajlovac de la Sfor en Bosnia-Herzegovina. (Cada soldado de la Bundeswehr tiene que tener un libro de tiro en el cual hace anotar sus ejercicios por el inspector de turno.)

Si todavía existe alguna duda de que: • el gobierno alemán y la OTAN saben que la munición de uranio produce daños peligrosos, • que se utilizó munición de uranio en Bosnia-Herzegovina el extracto del libro de tiro del soldado de la Bundeswehr, en el año 2001 en servicio en el antiguo campamento de la Sfor en Rajlovac (cerca de Sarajevo), lo va a sacar de dudas: En el libro de tiro figura (pág. 25):

«Se certifica la participación en la instrucción sobre medidas de prevención y protección contra munición de uranio empobrecido. Rajlovac (día y mes ennegrecidos para protección del informante) 2001, firma ilegible, OFW (= Oberfeldwebel – sargento primero)» Debajo se indican los controles de calidad sobre el grosor de la máscara de gas del soldado («tamaño 3 – anteojos: sí» – también ennegrecidos para protección del informante).

Víctimas de la munición de uranio en Afganistán

Hay cantidades de crímenes y escándalos en torno a la guerra de Afganistán, pero tal vez los de mayores consecuencias todavía no han sido suficientemente investigados: se trata de serios daños para la salud, incluso daños en los datos genéticos en los afganos y mortalidad infantil causada por graves deformaciones, a raíz de los bombardeos con municiones de uranio por parte de EE.UU.

Que esos ataques se siguen realizando aún hoy, lo demuestra el Prof. Dr. Albert Stahel, docente para Estudios estratégicos en el Instituto de Ciencias Políticas en la Universidad de Zurich. Él calcula que aproximadamente la mitad de las bombas arrojadas en Afganistán, son de uranio. EE.UU. niega hasta ahora la aplicación de municiones de uranio, pero resultados de investigaciones hechas en las víctimas por el Prof. Dr. Asaf Durakovic [1] indican, sin embargo, que los hechos dicen lo contrario. Además, el «Air Force Print News Today» norteamericano informa abiertamente, también ahora en este año, sobre la aplicación reiterada de municiones de uranio.

Las personas damnificadas, en parte, sufren extremadamente bajo los efectos resultantes ya conocidos, niños recién nacidos con graves deformaciones mueren en los hospitales sufriendo terribles dolores, pocos días después de nacer.

El Dr. Mohammed Daud Miraki, de origen afgano que hoy vive en EE.UU., me aclaró, al darme las fotos que se ven en esta página, (tomadas el 13 de marzo de 2006 en Malalai Women Hospital, Kabul, por el Dr. Miraki que también hizo un video del niño desconocido) que todos los que intervienen en hacer estudios investigativos sobre daños que pueden tener su origen en las municiones de uranio, no sólo deben temer por su carrera sino incluso por sus vidas.

Concretamente dijo el Dr. Miraki:

• Los padres no quieren dar sus nombres ni el de sus hijos posiblemente dañados. • Los médicos no quieren participar en estudios investigativos. • Los directivos de las clínicas no quieren ordenar esos estudios.
Se ha olvidado el juramento Hipocrático que exige tomar todas las medidas posibles para prolongar la vida. Una de ellas es, obviamente, el poder establecer una diagnosis precisa y verificable.

De una corta visita de información al personal administrativo alemán de un hospital en Kabul – financiado por Alemania y que funciona con éxito desde hace diez años – resulta, que también allí se temen represalias si el hospital participa en la verificación de sospechas de daños producidos por el uranio.
Una reacción tal, por parte de todos los involucrados, atiza forzosamente sospechas de culpabilidad: • Los poderes políticos represivos son conscientes de sus crímenes y tratan de taparlos con todos los medios. • Las dudas sobre la peligrosidad de las municiones de uranio, con fundamento científico, deben tener como único objetivo el librar de culpa a los que las aplican.
Por último, en la práctica diaria de las tropas, no sólo la Bundeswehr, desde hace tiempo, ha decidido considerar las municiones de uranio como peligrosas y proteger al personal que entre en contacto con ellas, con contramedidas como las descriptas anteriormente.

Las conclusiones
Sobre el ex ministro de defensa Struck debe decirse, que él se ha hecho culpable por haber persuadido a miembros de la Bundeswehr, de participar en la guerra de Iraq, sin la obligatoria decisión parlamentaria que demanda la constitución. Agravante es el truco utilizado con el retiro temporal de la Bundeswehr, al que se puede calificar defraude. De todos modos, los soldados pertenecían a la Bundeswehr cuando fueron informados por primera vez sobre su empleo, dentro de las tropas norteamericanas.
El uso de municiones de uranio es una violación de los derechos humanos e internacional de primer órden. La República Federal Alemana, si bien no participa directamente con acciones propias, a través de una amplia contribución (Isaf, Tornados, OEF) y apoyo a los culpables (EE.UU.) resulta, jurídicamente, de todos modos, una situación de complicidad.

Bajo estas condiciones, debiera prohibirse que el parlamento apoye el proyecto del gobierno para la prolongación del mandato Isaf/Tornados, ya que éste apoya necesariamente el uso de municiones de uranio, especialmente en el caso de los Tornados exploradores.
Que justamente Struck, ahora en su nueva posición como jefe de fracción de la SPD en el parlamento, haga presión política sobre esa fracción, para que se prolongue la misión de los Tornados exploradores, es un punto culminante y único de falta de escrúpulos.

Futuro proceder del parlamento

Bajo las condiciones mencionadas, el parlamento alemán debería, primeramente, lograr desmontar el paquete Isaf/Tornados y sin ninguna presión interna partidaria, y con la clara garantía de la constitución, confiar la decisión a la libertad de conciencia de los diputados.

El gobierno alemán debe considerar un nuevo mandato de Tornados y tropas Isaf, cuando se tenga la clara y verificable seguridad que el bombardeo que sigue al vuelo de exploración • no utiliza municiones de uranio, • no daña a la población civil (¡derecho internacional!), • que se realiza una investigación científica intachable sobre las imputaciones del uso y efectos de las municiones de uranio, por medio de varias instituciones oficiales, una de ellas, por lo menos, de una organización de la ONU y otra del Instituto federal para protección contra radiaciones, • que hasta abril de 2008 se efectúe, a través de medidas apropiadas, una elaboración del tema en la OTAN, UE y ONU, que hayan sido tomadas medidas de prevención, verificables y sancionables, para una prohibición a nivel mundial del uso de municiones de uranio en todas las acciones de la OTAN, • que se hayan determinado sanciones por el uso futuro de la munición, • cuando hayan sido establecidas reparaciones por los daños causados tanto en otras pueblos como en el propio personal. Seguramente no habrá que señalar, que cada miembro del parlamento que apoye incondicionalmente una prolongación del mandato Isaf/Tornado, se hace cómplice del crimen en Afganistán y otros posibles, que sin duda ya están planeados (ataque aéreo de EE.UU. contra Irán).