3 de noviembre de 2024

INICIO > LATINOAMERICA

La estrategia con el "enemigo de paja".

VENEZUELA Y CUBA: REGÍMENES "INTEGRADOS AL CAPITALISMO MUNDIAL"

Según Petras Castro ya no exporta revolución, y Chávez solo exporta petróleo a EEUU.

12 de marzo de 2007

(IAR Noticias). En un artículo publicado por el diario La Jornada de México, el pensador de izquierda, James Petras, describe a la izquierda de América Latina dividida en dos bloques principales: La "izquierda radical" y la "izquierda pragmática".

Petras describe un primer grupo al que llama "izquierda "radical", y al que define fundamentalmente como "antimperialista, que rechaza cualquier concesión a las políticas socioeconómicas neoliberales, se opone al pago de la deuda externa y en general respalda un programa socialista o nacionalista radical".

En este grupo sitúa a las FARC, al Movimiento sin Tierra en Brasil, a las organizaciones barriales en El Alto, y en general, a todos los grupos que reivindican los métodos de lucha histórica de la izquierda.

En un segundo grupo, al que llama "izquierda pragmática", Petras sitúa a Chávez, Fidel Castro, Evo Morales, el PRD de López Obrador, en México, el agrupamiento CTA en Argentina, y la "mayoría de los intelectuales de izquierda" de América Latina", entre otros.
El analista aclara que clasifica como "izquierda pragmática" a este grupo "porque no hace un llamado a la expropiación del capitalismo ni al rechazo de la deuda ni a ruptura alguna de relaciones con Estados Unidos".

Sorprendentemente este grupo de "izquierda pragmática", liderado por Cuba y Venezuela, es definido por Petras como de "naturaleza capitalista", ya que, como en el caso de Cuba,"profundiza su integración al mercado capitalista mundial en la emergencia de una nueva clase de elites orientadas al mercado".

Si bien, a la altura de estas definiciones (la "naturaleza capitalista" y de mercado de los regimenes de Cuba y Venezuela) no se sabe bien porque Petras los llama de "izquierda" (la naturaleza histórica de la izquierda fue siempre anticapitalista), el analista los presenta como una reubicación pragmática de la izquierda en los nuevos tiempos.

Precisando la naturaleza capitalista del régimen de Chávez, Petras sostiene que "Los bancos privados, nacionales y extranjeros, ganaron una tasa de más de 30 por ciento entre 2005 y 2007. Menos de uno por ciento de las más enormes propiedades de tierra fue expropiado para otorgarle títulos a los campesinos desposeídos. Las relaciones del capital con la mano de obra siguen inclinando la balanza en favor de las empresas y los contratistas".

"Venezuela y el presidente Alvaro Uribe de Colombia han firmado varios acuerdos de cooperación económica y de seguridad de alto nivel. Mientras promueve una mayor integración latinoamericana, Chávez busca una "integración" con Brasil y Argentina, cuya producción y distribución de crudo son controladas por corporaciones multinacionales europeas e inversionistas estadunidenses."

Según Petras, "Aunque Chávez reprocha el intento estadunidense de subvertir el proceso democrático en Venezuela, el país provee 12 por ciento de las importaciones totales de crudo a Estados Unidos, es dueño de 12 mil gasolineras Citgo en Estados Unidos y de varias refinerías. El sistema político de Venezuela es muy abierto a la influencia de los medios masivos privados, apabullantemente hostiles al presidente electo y al Congreso. Hay organizaciones no gubernamentales financiadas por Estados Unidos, una docena de partidos y una confederación de sindicatos actuando en pro de los planificadores estadunidenses".

Señalando la corruptela política que impera en el régimen de Chávez, Petras afirma que "Casi todos los funcionarios y miembros del Congreso que están en favor de Chávez se montaron en su carroza política más por intereses personales que por lealtad populista. El pragmatismo de Venezuela es un campo muy lucrativo para los inversionistas estadunidenses, suministra energía de modo confiable y crea alianzas con Colombia, principal cliente de Estados Unidos en América Latina".

Pintando el "doble discurso" y la falsa guerra mediática con EEUU del presidente venezolano, Petras afirma que "La retórica y el discurso radical de Chávez no corresponden con las realidades políticas. Si no fuera por la intransigente hostilidad de Washington y sus tácticas de continua confrontación y desestabilización, Chávez parecería moderado. Es obvio que sectores de las grandes empresas se quejen del incremento en pagos por regalías, dividendos de ganancias e impuestos".

Washington pinta a Chávez cual si fuera un "peligroso radical" porque compara su política con la de los previos regímenes clientelares de Venezuela en los años 90. Pero si tomamos los pronunciamientos de política exterior de Chávez con una pizca de sal, asumimos el cambio en el ambiente internacional acaecido entre 2000 y 2007 y sus limitadas reformas en asistencia social, impuestos y otras, de hecho Estados Unidos está ante un radical pragmático que puede acomodar", dice Petras, describiendo la naturaleza "asistencialista" y capitalista de la "revolución" venezolana.

Refiriéndose a la "naturaleza capitalista" del régimen cubano, el pensador de izquierda dice que "Cuba ha establecido lazos diplomáticos con casi todos los clientes y aliados de Estados Unidos en América Latina. Explícitamente le tendió la mano diplomática a Uribe, rechaza la izquierda revolucionaria de las FARC en Colombia y respalda en público a neoliberales como Lula da Silva de Brasil, Néstor Kirchner de Argentina y Tabaré Vázquez en Uruguay, además de firmar un amplio espectro de acuerdos de adquisición con grandes exportadores estadunidenses de alimentos".

Definiendo la inserción en el mercado capitalista del régimen cubano, Petras precisa que "Cuba brinda servicios de salud gratis (y entrenamiento a miles de médicos y educadores) en un gran número de regímenes clientes de Estados Unidos, de Honduras a Haití y Pakistán. Abrió la puerta a inversionistas extranjeros de cuatro continentes en todos sus principales sectores de crecimiento. La paradoja es que mientras Cuba profundiza su integración al mercado capitalista mundial en la emergencia de una nueva clase de elites orientadas al mercado, la Casa Blanca incrementa su hostilidad ideológica".
La misma tendencia, según Petras, se da en "el régimen de izquierda pragmática de Morales en Bolivia, cuya "nacionalización" no ha expropiado ni expropiará ninguna empresa extranjera. Uno de sus principales propósitos es estimular los acuerdos comerciales entre la elite de las agroempresas de Bolivia con Estados Unidos".

El "enemigo de paja"

Luego de leer las definiciones de James Petras sobre la "integración al capitalismo mundial" de los regimenes de Chávez, Castro y Morales (correctas e indiscutibles en el plano del análisis y la verificación), es también correcto formularse algunas preguntas:

1) ¿Porqué la izquierda sigue llamando "revolucionario" al régimen de Fidel Castro, que si bien lo fue en su origen, ahora, en términos reales y probados, ya no lo es?

2) ¿Porqué la "izquierda pragmática" llama "revolucionario y antiimperialista" a Chávez, si ni su gobierno, ni sus políticas, tanto en lo económico como en lo social, jamás se salieron de la naturaleza estructural del sistema capitalista que siempre rigió en Venezuela?

3) ¿Porque el Imperio capitalista estadounidense (no obstante la inserción probada de estos regimenes dentro del "sistema") sigue considerando a Cuba y a Venezuela como el "enemigo número uno" de su sistema de dominio en América Latina?.

Hay un precepto estratégico-político (de naturaleza maquiavélica) que sostiene que para evitar que surja un enemigo real que ponga en peligro el sistema de poder vigente, es preciso inventar un "enemigo de paja", controlable e inofensivo, al que se presentará como si fuese el enemigo real, o la "principal amenaza" al sistema.

En el actual sistema de poder capitalista imperialista controlado por Washington, la estrategia con el "enemigo de paja" tiene como objetivo principal el de "desactivar" los conflictos sociales y las luchas populares (naturalmente violentos y "antisistema") y encauzarlos por caminos "pacíficos" y meramente "reclamativos", a través de su inserción en el "sistema democrático" controlado por Washington y el establishment económico en la región.

Ese es el rol concreto que cumplen los gobiernos "revolucionarios" integrados al capitalismo como el de Chávez, cuya función principal es la de integrar a las reglas "democráticas" los conflictos sociales que, de otra manera, romperían el orden vigente y pondrían en peligro los negocios (hoy en "paz") de las transnacionales y bancos capitalistas en América Latina.

Y agregando un detalle a la descripción de Petras: Además de estar "integrados" al sistema de mercado capitalista mundial, los regimenes de Castro y Chávez rechazan la lucha armada (de la cual Castro fue exportador en las décadas del sesenta y setenta) y condenan los reclamos violentos que alteren la "convivencia pacifica" (entre los explotados y los dominadores).

De esta manera, la "izquierda pragmática" de Cuba y de Venezuela, que describe Petras, a la que adscriben mayoritariamente los nuevos teóricos "revolucionarios", condena y demoniza por "violentos" (al igual que lo hace la derecha) a los grupos de "izquierda radicalizada" (caso de Quebracho en Argentina) que reivindican los métodos de la izquierda anticapitalista, la única históricamente genuina.

Lavar a la izquierda de su cara anticapitalista y revolucionaria, desviar las luchas y conflictos sociales por caminos pacíficos y "reclamativos", integrar los reclamos del dominado al "sistema democrático", y evitar que grupos de resistencia revolucionaria (el enemigo real) amenacen y pongan en peligro al sistema, es la misión esencial del "enemigo de paja" del Imperio.

En cuanto a la metodología para imponer y sostener al "enemigo de paja": Chávez (como en otra época Castro), ha construido su imagen mediática-"revolucionaria" a partir de los mediocres y estúpidos ataques que recibe de los funcionarios del Imperio USA y de la derecha "neoliberal", que le permitieron situarse como líder de la "izquierda" en América Latina.

Y con Chávez y el Imperio utiliza otra lógica maquiavélica de la estrategia:
Hay que inventar un enemigo falso, inofensivo y controlable, que opaque y reste protagonismo al enemigo real que puede presentarse en cualquier momento.
Y el enemigo real que acecha al sistema de dominación imperial en América Latina, se incuba en los conflictos sociales que ha corto plazo van a generar el desenlace del proceso de saqueo capitalista y concentración de riquezas en pocas manos, que tiene como gerentes políticos a la "izquierda pragmática" y a la "derecha neoliberal".

No sabemos como se va a llamar ese nuevo enemigo real que va a surgir del nuevo proceso de luchas populares contra el Imperio en América Latina, pero seguramente no tendrá la cara ni el discurso de la "izquierda pragmática" de Cuba y Venezuela.