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LA GUERRA DEL AGUA HA COMENZADO
Por: Eloy Villacrez R. (*).
La prensa internacional desde hace algún tiempo viene dando a conocer la firma de acuerdos en el terreno militar entre Bolivia y Venezuela, los cuales por constituir actos soberanos de dos países, no trascendieron más allá de comentarios políticos que pueden calificarse normales en los medios de comunicación.
Estos acuerdos o convenios forman parte de innumerables documentos diplomáticos firmados entre países en diferentes épocas; por lo que no deberían causar preocupación en los medios gubernamentales. Pese a ello cierta prensa peruana, con el aval de políticos del más alto nivel se permiten sugerir, en relación a esos acuerdos, connotaciones amenazantes para nuestro país, llegando a sugerir la intervención de Irán en la gestación de los mismos. Para ese efecto, difundieron ampliamente noticias sesgadas, con el interés de crear confusión y alarma entre los gobiernos latinoamericanos, al esgrimir dentro de un sofisma, supuestas razones de un armamentismo boliviano coludido con Venezuela e Irán, dentro de una geopolítica de confrontación contra los EE UU, tratando de demostrar que esos acuerdos afectarían, entre otros países, la seguridad del Perú.
En consonancia con esa interpretación el actual gobierno Peruano, que al parecer pretende cambiar la tradicional posición del Perú relacionada con la salida al mar de Bolivia por territorios que le fueron usurpados por Chile en la guerra de 1879, utiliza ese sofisma interpretativo de los citados acuerdos Boliviano -Venezolano, para inducir a la opinión pública del Perú la necesidad de apoyar a Chile en su política, no sólo de negarle la salida al mar a Bolivia que por derecho le corresponde, sino mantener a esa nación en permanente situación de debilidad militar, frente a las otras apetencias chilenas sobre el Altiplano y a las fuentes de agua y energía que tiene Bolivia.
La decisión soberana de Evo Morales, además de las otras medidas económicas adoptadas haciendo uso de las potestades gubernamentales, hicieron comprender a los poderes transnacionales y fácticos que es un gobernante que no se sensualiza con el poder ni con la dádiva servil, tal como ocurrió con otros gobernantes de la región, los cuales una vez que llegaron al poder se olvidaron de las promesas a sus pueblos y actuaron contra esas esperanzas, convirtiendo los palacios de gobierno de sus países en mesas de partes de las embajadas de Estados Unidos. Frente a esta realidad a los poderes del capitalismo transnacional no le queda otro camino que tratar de desestabilizar al gobierno de Evo Morales, utilizando diferentes medios, incluyendo el intento de aislarlo del contexto de las naciones sudamericanas, atribuyéndole intenciones belicistas
Es importantísimo destacar que la mayor preocupación de Chile en este caso, es el hecho de que uno de los puntos centrales del programa defensivo de Bolivia es ocupar con su población las áreas ribereñas del rió Silala y simultáneamente potenciarla militarmente, pues se trata de una zona fronteriza con Chile, país que objeta la intención soberana de Bolivia de utilizar plenamente esas aguas, argumentando que ello disminuye la capacidad de recarga del acuífero del valle de Azapa, en la zona en Arica, colocando a la agricultura de ese sector en situación crítica, lo que les obligaría a sustituir esa fuente de agua por otra de mayor precio, como sería la potabilización del agua de mar.
Dentro de esta coyuntura, la disposición del gobierno del Perú de apoyar a Chile contra Bolivia, es uno de los aspectos más complejos a tratar, pues si bien en los últimos años los militares peruanos perdieron la capacidad de opinar, debido a la conducta rastrera, vil y corrupta de los altos mandos, que además de envilecer a su generación promocional, organizaron a las FF AA como círculos mafiosos en las diferentes promociones que se sucedían, para cuidarse “las espaldas” en un futuro, no han podido eliminar en el seno de la oficialidad que llega hasta comandante, la convicción que el aliado natural del Perú, para rescatar nuestros territorios cautivos en poder de Chile, es una alianza militar sólida y permanente con Bolivia.
Al ser un tema harto sensible el tratar de cambiar esa opinión arraigada en el seno del ejercito, existe el temor en el gobierno de que su intento de acercamiento con Chile en contra de Bolivia, se comience a cuestionar dentro de los cuarteles, pues existe el temor de que aparezca, esta vez de verdad un Coronel que desee patear el tablero, a pesar de las amenazas de aislamiento internacional que ello conlleva. Para curarse en salud el gobierno toma dos determinaciones, que pinta la opinión que tiene de los mandos del Ejército, decidiendo regalar automóviles de lujo a generales y coroneles y ampliar el presupuesto que administran los generales con el pretexto del “recrudecimiento del fenómeno subversivo”.
En relación a un plan de moralización y recuperación de la institución militar, al que se refieren algunos analistas especializados en temas de defensa, que habría sido confeccionado por diferentes promociones de oficiales, debe decirse que eso es algo que sólo sirvió para proteger a los altos mandos del manejo doloso del presupuesto institucional, que como todos saben es la fuente de la corrupción, por mas que coloquen doctores y PHD en el Ministerio de Defensa, o se diga poéticamente que la Contraloría intervendrá en vigilar su utilización.
Esta conducta de los mandos militares del Perú, es conocida por los gobiernos desde hace 30 años, quienes aceptaron la metodología de “dejar hacer, dejar pasar” la misma que continúa hasta hoy y lo prueba el hecho de que no existe general, en los últimos 25 años, que no disponga de fortuna. La experiencia fujimori-montesinos y la pequeña razzia posterior, sólo representó un “bache” en el camino para esos mandos.
El factor Fujimori sigue jugando su papel en la actualidad, prueba de ello es que los agregados militares en Santiago de Chile se reúnen con él, recibiendo para el efecto instrucciones precisas de sus comandos, siendo obvio que uno de los temas a tratar sería consolidar un acuerdo con Chile, para que no sea extraditado, pues potencialmente es un riesgo para casi todos ellos si fuera a concretarse la extradición.
Todo lo expuesto, la desestabilización a Evo Morales, la sensualización a los militares para que acepten a Chile como aliado, los acuerdos con Fujimori y el tratamiento sesgado para causar temor al Perú por el convenio Bolivia-Venezuela, usando los medios; es algo que puede ser manejado por los poderes transnacionales. Pero lo que no puede ser manejado por esos poderes es el cumplimiento de los acuerdos indicados.
(*).Capitán retirado del ejercito peruano.