INICIO > LATINOAMERICA > Perú
PERÚ: EL CABALLO Y EL JINETE
Por: Luís Alejandro Pedraza.
(La Insignia). En el Boletín Nueva Avanzada, el órgano de prensa oficial del Sindicato Nacional de Obreros de Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston SA, cervecerías que quedaron incluidas en el gran negocio realizado por la familia Santodomingo con SABMiller (1), denuncia y recomienda a sus afiliados que se abstengan de firmar el "Código de ética" que la cervecera trasnacional le ha presentado a sus trabajadores.
No podía ser otra la reacción del sindicato, pues el texto del denominado "Código de ética" parte de la falsedad ideológica de que en el mundo del trabajo sólo es responsabilidad de los trabajadores cumplir con normas éticas en las relaciones capital-trabajo, normas preconcebidas y determinadas por la trasnacional de acuerdo a sus intereses comerciales y económicos. Lo más grave es que además pretende establecer un control político, cultural y social sobre el trabajador y su familia, descolectivizando su relación que hasta ahora pasa por el sindicato para focalizarla de manera individual con la firma "personalizada" de un "compromiso de honor". Este procedimiento es violatorio de la Convención Colectiva de Trabajo, que es la que realmente regula las relaciones de trabajo bajo la titularidad del sindicato y la empresa que la suscriben.
El léxico utilizado por el "Código de Ética" elimina la palabra trabajador y la cambia por "colaborador". Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, "colaborador" es la persona que colabora en una obra o escribe para un periódico sin ser de la dirección, y "trabajador" es la persona que trabaja con una remuneración, entre otros derechos sociales. Pues bien, en este caso, no se colabora para un periódico sin ser de la dirección, pero se colabora para la SABMiller sin participación en la dirección. Ese es realmente el mensaje político, porque la dirección define la política de producción, la política laboral y la política de comportamiento social de los trabajadores y sus familias, mientras que los colaboradores se limitan a ejercer colaboracionismo. Esto que el diccionario define como "colaboración con el invasor" no es una invasión a un Estado geográficamente hablando, es la invasión al "Estado Social de Derecho" que consagra al trabajo como inherente al derecho a la vida, y al trabajador como ciudadano con derechos individuales y colectivos establecidos en las legislaciones laborales nacionales en los Convenios Internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
SABMiller viene de "disfrutar" las mieles de la explotación capitalista que practicó mientras duró la oscura noche del apartheid en Sudáfrica, y que para bien de la humanidad fue derrotado por Nelson Mandela y los demócratas del mundo. Por eso no es extraña su política de segregación laboral. Para SABMiller, los trabajadores, "sus colaboradores", son objetos de uso y no sujetos de derecho, en cualquiera de sus fábricas de Honduras, Panamá, Salvador, Colombia, Ecuador y Perú, entre otras que también le pertenecen en el mundo y que son guetos de explotación laboral. En esas plantas, y siguiendo el "Código de ética", se establecen líneas de comunicación secretas para que los "colaboradores" denuncien todo acto que atente contra la integridad corporativa de la empresa, incluyendo a familiares que tengan relación comercial con la competencia, que se involucren personal o socialmente con otras personas que laboren en compañías que tengan alguna relación comercial con SABMiller. Por ejemplo, es delito contra la ética solicitar créditos sin el consentimiento de la patronal. El "colaborador" debe evitar cualquier conflicto de interés real o aparente con la empresa; claro, por esta razón los sindicatos son proscritos, los derechos individuales y colectivos de los trabajadores y trabajadoras son ignorados y la proliferación de empleos temporales es el mejor filón de explotación.
En las resoluciones sobre trasnacionales la 13 Conferencia de la Rel-UITA realizada en Santo Domingo, República Dominicana, del 3 al 6 de octubre, se rechazó enérgicamente la política laboral de SABMiller, sus pretendidos "Códigos de ética" y el exterminio de sindicatos y convenios colectivos como ocurrió en Colombia en la Cervecera Bavaria.
De los sindicatos y los trabajadores depende la reorganización político-sindical que confronte con éxito el modelo de oprobio y exclusión que nos quieren imponer, como la más clara negación de la democracia, de los derechos civiles, individuales, colectivos y de familia, con el argumento falaz de establecer "compromisos éticos y de honor" que en realidad ocultan una relación caballo-jinete, en la cual el caballo son los trabajadores, y el jinete...
(1) Véase artículo relacionado SABMiller logra el 89,5% de acciones de Backus