3 de noviembre de 2024

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PERÚ: LOS HIJOS DEL PRESIDENTE O LA HUACHAFERÍA PÚBLICA.

Por: Gabriel Adrián.

30 de octubre de 2006

El Presidente del Perú, Álan García, apareció públicamente esta semana para reconocer públicamente la existencia de un hijo extra-matrimonial. García fue asistido por su esposa, Pilar Nores, que haciéndola de Hilary Clinton tercermundista, demostraba de esta manera su apoyo al compugnido presidente. De esta manera García pretende acallar críticas en torno a esta paternidad y quedar como ejemplo moral ante el país.

Este acto de reconocimiento público es expresión del consabido populismo huachafo de la podrida clase política peruana. Esa huachafería pública plagada de Laura Bozos y tecnocumbia en la época del criminal Fujimori, de hijas reconocidas bajo la bendición de Cardenales soplones y los Apus con el borrachín de Toledo y de tristes reggaetones del genocida García. Una mirada a las clases políticas en el resto de los países latinoamericanos demostrará que en el Perú los políticos son los campeones del populismo huachafo y rastrero. Los políticos esperan con esta huachafería ganar el voto popular. Por lástima lo logran a menudo. Aquí los medios de comunicación juegan un papel preponderante vomitando basura impresa, radial y televisiva las 24 horas del día. La clase política peruana en vez de asumir un papel ejemplar y distanciarse de la basura mediática, se sirve de ella para estupidizar y manipular a la población.

García no sólo se sirve de la huachafería popular sino que la alimenta llegando incluso a instrumentalizar a ese hijo que dice respetar. La instrumentalización reside en que García trata de sacar provecho del asunto ganándose la simpatía popular. Poco le importa su vástago al parecer. ¿Por qué tiene García que hacer una presentación pública, incluso oficial para tal reconocimiento? Bastaría con que lo reconozca y cumpla con los deberes prescritos por la ley como padre. Esta constelación pertenece a la esfera privada y a nadie más que a los implicados les debería interesar. Y es que esa es la política de la estupidización: plagar el debate público con asuntos que no tienen mayor relevancia para las mayorías empobrecidas y explotadas.

Esta aparente demostración pública de ética esta en abierta contradicción con la siniestra biografía de García. ¿Dónde queda la ética del García de la masacre de Cayara; de la matanza de los penales; del comando paramilitar Rodrigo Franco; de las cuentas secretas en Gran Caymán; de las grandes negociados con los que se enriqueció y por los cuales disfrutó un exilio de lujo en París; de los innumerables de desaparecidos, torturados y asesinados en la guerra sucia contra Sendero Luminoso y el MRTA? Esto demuestra que lo de García no es sino una más de un político recorrido que lleva sangre en su agenda de trabajo.