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Crisis del estado boliviano y la responsabilidad del gobierno.
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La Paz, 6 de octubre de 2006. SN-CEP.- La profunda crisis de la minería boliviana agravada por el modelo neoliberal dividió a los mineros y los llevó permanentemente a enfrentarse por zonas de explotación. Los gobiernos neoliberales desahuciaron la actividad minera estatal o promovieron la actividad privada, sin solucionar los reales problemas de los asalariados y de los mineros por cuenta propia. El gobierno de Evo Morales, sin plan para la minería, continúa promoviendo la actividad privada y hace alianza con los sectores cooperativistas (de fuertes capitales). Ante el enfrentamiento de pueblo contra pueblo, el gobierno se limpia las manos y dice que es “fraticida”, pero los dirigentes de la Central Obrera Boliviana aseguran que el gobierno conocía la posibilidad de este enfrentamiento y que el vicepresidente Alvaro García Linera les dijo: el gobierno enviará “cajones” (féretros) en caso de haber muertos.
Los mineros asalariados de la estatal Empresa Minera Huanuni y los mineros cooperativistas (a cuenta propia) se enfrentaron a dinamitazos el 5 de octubre por la explotación y posesión del cerro Posokoni, el más rico en estaño de Sudamérica. La ministra de Gobierno, Alicia Muñoz, habló de doce muertes, pero sólo se tiene certeza y nombres de ocho personas fallecidas por impacto de dinamita y armas de guerra, y 57 heridos.
Hace una semana, los desocupados mineros y campesinos del lugar bloquearon la carretera troncal del país en demanda de empleo, a eso se sumaron los cooperativistas que pidieron concesiones mineras en sectores del Posokoni, de propiedad estatal. El Gobierno de Evo Morales les prometió 1.500 nuevos empleos y una concesión a los cooperativistas. En una asamblea a las 8.30 del jueves 5 en Huanuni, los cooperativistas se informaron de que no habría tal concesión para ellos y decidieron tomar las instalaciones de la empresa, para lo cual se abrieron camino a dinamitazos.
Otra versión relata que cuando los cooperativistas estaban en su asamblea, los asalariados se enteraron de su plan de ocupar la empresa estatal y avisaron al Ejército, cuyos uniformados comenzaron el ataque armado. Los soldados de las Fuerzas Armadas tienen presencia en la mina Huanuni porque su función es resguardar a punta de bala el mineral de los juc’us (ladrones pobres de mineral).
Hace una semana, para resolver el bloqueo de caminos el Gobierno de Evo Morales ofreció reactivar la Empresa Minera Huanuni con 43 millones de dólares, que después aclaró que no los desembolsará; una semana después también dijo que no absorberá a 1.500 nuevos obreros y el día del enfrentamiento los cooperativistas se enteraron de que tampoco tendrían la concesión prometida.
El sector de cooperativistas agrupados en la Federación de Cooperativas Mineras (Fencomin) es aliado del gobierno de Evo Morales, al que le garantizaron 50 mil votos en la campaña electoral. El gobierno del MAS (Movimiento Al Socialismo) respondió nombrando ministro de Minas al cooperativista Walter Villarroel, quien no tardó en viajar a Inglaterra para intentar comprar la concesión que la inglesa RBG tiene en Huanuni.
Sin embargo los cooperativistas que se enfrentaron ayer a los asalariados no cuentan con un gran capital, como el del ministro Villarroel, pues trabajan con lámparas a vela, ventiladores individuales a batería para no sofocarse en interior mina y zapatos de goma.
A diferencia de su discurso “nacionalizador”, el gobierno de Evo Morales promueve la misma política minera del capital transnacional que los neoliberales Sánchez de Lozada, dueño de minas, y Tuto Quiroga, de Poder Democrático Social (Podemos). Para deslindar responsabilidades, el vocero de Palacio de Gobierno dijo que en 15 reuniones intentaron abordar el problema minero, pero “los mineros nunca pudieron dar soluciones”.
Lo cierto es que la política de Evo Morales apunta a enfrenar pueblo contra pueblo, masa contra masa. Los dirigentes mineros Santos Ramírez Yujra (de las cooperativas) y Pedro Montes (de los asalariados) recordaron ayer públicamente, por separado, que en una de esas 15 reuniones el vicepresidente Álvaro García Linera les había dicho que el gobierno del MAS no responderá al conflicto de Huanuni con las balas del Ejército ni de la Policía, pero que sí dará ataúdes a los mineros que se maten entre ellos.
García Linera también le dio ayer una explicación supersticiosa al problema minero, al decir que es “una maldición” que los favorables precios internacionales del estaño provoque este enfrentamiento por la explotación del cerro Posokoni.
Guillermo Siles, ex director de la Radio Pío XII, dijo ayer que los campesinos “indígenas” del ayllu Chullpa tomaron hace dos semanas la mina de Siglo XX, en Llallagua, Potosí, para hacerse con una fuente de trabajo. Un hecho del que no se informó en las ciudades, pero que desnuda una vez más la aguda falta de empleo, que los discursos de Morales no pueden solucionar y el enfrentamiento de masa contra masa, campesinos contra mineros. Siles dijo que el gobierno del MAS está impulsando a los sectores campesinos a ocupar las minas con el discurso indianista que finalmente lleva al enfrentamiento de masa contra masa.
Nota:
El Centro de Estudios Populares de Bolivia (CEP) es una organización sin fines de lucro, que cuenta con un equipo multidisciplinario, dedicado al estudio y análisis de la realidad boliviana con un compromiso con los sectores explotados que luchan permanentemente en defensa de sus derechos democráticos. El objetivo de CEP es luchar junto a nuestro pueblo por construir una verdadera alternativa transformadora en base al conocimiento de la realidad objetiva de los hechos que suceden en Bolivia.