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Bolivia: ¡Ahora carajo que traigan los cajones!.
Por Pablo Saba.
Crónica de una batalla de masas contra masas anunciada.
(nota de redacción). Este artículo debió publicarse el 6 de octubre, pero llegó a nuestra redacción cuando ya habíamos editado la edición 208. Sus argumentos son validos y de primera fuente. En el caso social que envuelve a Bolivia conserva plenamente su actualidad, y en tanto ello ahora lo publicamos.
Tanto ayer (5 de octubre); como hoy, la localidad minera de Huanuni en el Departamento de Oruro -de unos 30.000 habitantes- es el escenario de una verdadera batalla de masas contra masas, 1.000 mineros de la estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) contra 4.800 mineros de la Federación Regional de Mineros Cooperativistas de Huanuni (*), ante la cómplice, impávida y estoica mirada del gobierno de Evo Morales.
El propio Vicepresidente Álvaro García Linera anunció oficialmente de la existencia de 9 personas fallecidas y más de medio centenar de persona heridas. Enfrentamientos en los que tanto fuerzas policiales como armadas, se ha mantenido en condición de meros espectadores, mientras las pedradas, los palos y las grandes cantidades de dinamita se lanzaban de un bando al otro.
Supuesta pasividad estatal, que ha merecido el emplazamiento del actual Secretario Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes, quien ante la cómoda situación del gobierno, y ya que no querían frenar este enfrentamiento le gritó al presidente Evo Morales: “No quieren mandar policías ni al ejército, sólo quieren mandar cajones [ataúdes], entonces ¡Ahora carajo, que traigan los cajones!”.
El conflicto puede ser explicado a partir del repunte de los precios del estaño -principal metal en la zona minera de Huanuni- a nivel internacional. Esto ha motivado la ambición de los mineros cooperativistas -como lo afirma el gobierno- de asaltar las minas que aún quedan bajo el control de la COMIBOL, defendidas por los mineros que aún son dependientes de esta empresa.
El gobierno de Evo Morales ya veía venir este conflicto, y tuvo 16 reuniones con ambos sectores, en primer lugar mostrando ineptitud en la intermediación de las negociaciones, y en segundo lugar, azuzando a las partes a mayor conflicto.
Los 4,800 mineros cooperativistas, en realidad son mineros que trabajan por cuenta propia y venden el producto de su trabajo a rescatadores (1). El denominativo de mineros cooperativistas es sólo una forma eufemística de llamar a estos mineros por cuenta propia que trabajan en condiciones precarias, sin contar con tecnología, beneficios sociales o cualquier tipo de seguridad social, es el producto de los miles de despedidos a partir de las reformas neoliberales de 1985.
La sobrevivencia, ante la merma de empleos para los mineros, llevó a los llamados mineros cooperativistas a depredar las minas sin mayores pautas técnicas y malbaratando su trabajo a favor de rescatadores que sólo se dedican a comprar los metales extraídos informalmente por estos mineros. Estos mineros, ahora en condiciones de semi-proletarios, han devenido en lúmpenes (2) que tienen una dinámica existencial que hace recordar al homo lupus de la teoría de Thomas Hobbes (3).
Evo Morales, con afanes electoreros hizo alianza con los llamados “cooperativistas mineros” prometiéndoles el oro y el moro, los tuvo presentes en su asunción del mando presidencial, el 23 de enero de este año, acordonando la Plaza Murillo junto a campesinos del Consejo Nacional de Mallkus (4) del Qollasuyo (CONAMAQ), indicando que era su guardia sindical, permitió que el Ministerio de Minería sea un cooperativista minero: Walter Villarroel, y no tuvo reparos en alimentar futuras dádivas y mayor ambición de este sector. En el marco, de su política corporativista de control e infiltración de sectores populares, para desmovilizarlas y propiciar el divisionismo en el seno del pueblo.
Ahora el gobierno de Evo Morales, que amamantó la angurria de los cooperativistas mineros, sector aliado a su gobierno y del que conocía a la perfección sus intenciones, muestra hipócritamente una extrañeza ante una batalla de masas contra masas que él mismo se ha encargado de incubar y de azuzar.
El gobierno de Evo Morales, sólo se ha limitado a presenciar una verdadera matanza que ya veía venir, pues él mismo ha contribuido en gran medida a su azuzamiento, y de la que sólo quiere responsabilizarse en el envío de cajones (ataúdes).
La Paz, 6 de octubre de 2006
Notas:
(*). Los cooperativistas mineros, a pesar de que laboralmente hacen parte de una “cooperativa”, son proletarios que son subsumidos relativamente por el capital, uno de los productos de las reformas neoliberales de los 80 en Bolivia.
(1) Rescatadores son los compradores de metales a mineros por cuenta propia, por lo general los esperan fuera de la mina o en puntos específicos dentro de los asientos mineros.
(2) Como lumpenproletariado, Carlos Marx se refería a sectores desclasados que provenientes del pueblo, que vivían en la indigencia u optaban por la delincuencia, prostitución o mendicidad, la palabra lumpen es una voz alemana que significa andrajo.
(3) Thomas Hobbes en su obra el Leviatán, hace el planteamiento contractualista de la necesidad del estado liberal en una sociedad, pues sin orden “el hombre sería lobo del hombre”, de allí la utilización del latinajo homo lupus (hombre lobo).
(4) Mallku es una voz aymara que significa cóndor, en términos políticos de las corrientes indianistas Mallku implica tener una responsabilidad política y social.