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Osmán Morote: Historia secreta de un traidor
Por Luis Arce Borja
Nota de redacción: Volvemos a publicar este artículo de nuestro fallecido director Luis Arce Borja que apareció en Rebelión el 27 de setiembre del 2003. Este mes conmemoramos la resistencia de los presos y presas del PCP en la cárcel de Cantogrande entre el 6 y 9 de mayo de 1992. Consideramos que debemos mantener viva la memoria lo que implica no olvidar la traición de personajes como Osmán Morote. Hasta esa fecha, Luis Arce no tenía la absoluta certeza que la capitulación de las Cartas de Paz haya sido orquestada por Abimael Guzmán, lo que constituyó la traición a la revolución en el Perú.
En noviembre de 1994, redactamos un artículo de investigación (1), donde intentamos aproximarnos a la verdad en torno a las "cartas de paz" que el gobierno desde 1993 adjudicaba falsamente al presidente Gonzalo. Hicimos un recorrido meticuloso sobre la actuación del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) para fabricar las cartas de la capitulación. Ahí hicimos un trazo entre los planes del SIN y la participación de algunos prisioneros y militantes del Partido Comunista del Perú (PCP) que habían sucumbido a la tentación de la capitulación y la traición. Osmán Morote Barrionuevo, propagandizado desde 1988 por la prensa oficial como "dirigente histórico" del PCP, mereció nuestra más acuciosa atención. Y respecto a él deducimos su vinculación secreta con los planes del SIN para detener la guerra popular y asesinar al jefe de la guerrilla maoísta.
Concretamente dijimos que Morote era el cabecilla de los grupos de traidores que desde los inicios del gobierno fujimorista se habían pasado a colaborar con los planes antisubversivos del ejército y la policía. Señalamos también, que el grupo dirigido por Morote, hasta ante d mayo de 1992, había formado su cuartel general en la prisión de Canto Grande donde se reunían clandestinamente con los agentes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Esta deducción la notamos de la siguiente manera: "..el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) logra un acuerdo con algunos elementos traidores que se encontraban en diferentes prisiones del país. En el transcurso de los meses de setiembre y octubre de 1992, se iniciaron las primeras rondas de conversaciones entre los agentes del SIN y los capituladores.Los contactos son clandestinos y se realizan en el penal de Canto Grande..". (Operación Capitulación, noviembre 1994).
También denunciamos, y esto fue sumamente grave, que el asesinato de 100 prisioneros de guerra realizado en mayo de 1992 por el gobierno de Fujimori, se efectúo con la complicidad de Morote y sus seguidores. En los hechos sangrientos en el penal de Castro Castro (mayo de 1992), intervino un comando criminal del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). El objetivo de este comando dirigido desde palacio de gobierno fue eliminar a los 14 cuadros y altos dirigentes del PCP que se encontraban en dicha prisión.
Todos los dirigentes presos del Partido fueron fusilados cuando salieron al exterior en señal de haber concluido la batalla. La parte ilógica y curiosa de este crimen masivo fue que Osmán Morote, sindicado como el "número 2" en el rango de dirigentes del PCP, sólo sufrió un rasguño en uno de los glúteos. Sobrevivió tranquilamente y después se dedicó a coordinar con Vladimiro Montesinos y a preparar regalos que desde la prisión enviaba a Fujimori. En el análisis que hicimos en 1994, interpretamos la extraña invulnerabilidad de Morote como un elemento adicional que probaba su ligazón con los planes de las fuerzas contrainsurgentes. Eso lo señalamos de la siguiente manera:
"Es casi seguro, que desde antes de mayo de 1992 ya existía un acuerdo secreto entre los agentes del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional) y los capituladotes. En la matanza de la prisión de Canto Grande (mayo 1992), la policía y el ejército asesinaron selectivamente a cerca de 100 prisioneros de guerra. La mayor parte de las víctimas estaban consideradas "MIEMBROS DE LA CUPULA SENDERISTA". Los asesinos con una lista en la mano buscaron a los "DIRIGENTES" a quienes después de ubicarlos los fusilaban, Curiosamente, algunos de los "DIRIGENTES" que se salvaron en esa matanza, son los que ahora trabajan por el "acuerdo de paz". Incluso aparecen en la televisión abrazando y ofreciendo regalos a Fujimori. Ellos con el apoyo de la policía se movilizan por las diferentes prisiones del país. Algunos de los capituladores han sido presentados como parte del "CONTINGENTE HISTORICO" del Partido Comunista del Perú (PCP)...". (Operación Capitulación, noviembre 1994).
Morote, la traición y la matanza de los dirigentes del Partido Nuestro análisis redactado hace casi 6 años, no sólo ha salido indemne con el tiempo, sino que los argumentos que entregamos en esa oportunidad han sido verificados. Lo que dijimos ahí en 1994, y que para algunos era un exceso del periodismo de investigación, ha resultado probado por los hechos y la realidad. Desde la caída de Fujimori en el 2000, y con la publicación de los famosos vladivideos (2) se ha constatado que Osmán Morote, Maria Pantoja, y otros prisioneros traidores, se convirtieron desde antes de 1992, en agentes encubiertos del SIN. Pero lo más espectacular sobre este hecho, resulta de las recientes revelaciones de Martín Rivas, ex- mayor del ejército y uno de los jefes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Rivas fue el brazo derecho de Vladimiro Montesinos, y el jefe de operaciones del grupo paramilitar denominado "Grupo Colina", que el gobierno de Fujimori organizó para ejecutar clandestinamente a grupos o personas sindicadas de "senderistas".
El testimonio de Rivas tiene resonancia especial en la reconstrucción de los acontecimientos del 92 en la prisión de Canto Grande. ¿Por qué? Por que Rivas no sólo fue un importante jefe del SIN y del Grupo Colina, sino por que él tomó parte activa en la planificación y matanza de los dirigentes del PCP recluidos en la prisión. ¿Qué dice Martín Rivas? El ejecutor del Grupo Colina se ha confesado al periodista Humberto Jara (3), y narra con lujo de detalles como se organizó la matanza de los prisioneros de guerra. De acuerdo al testimonio de Rivas, "Alberto Fujimori, entonces Presidente de la República, conoció y autorizó el plan de eliminación extrajudicial de los prisioneros del penal de Canto Grande..El planeamiento para la toma del penal de Canto Grande se realizó en el SIN (Servicio de Inteligencia Nacional).El objetivo era terminar con la Luminosa Trinchera de Combate y restaurar el principio de autoridad"..". (La República, 24/09/03).
Según Martín Rivas:"Un pelotón militar ingresó al penal (que iba dirigido por él mismo) con un objetivo definido: aniquilar a cada uno de los integrantes de la dirigencia senderista, dejando a salvo a uno solo de ellos: Osmán Morote Barrionuevo". "Trece miembros de la cúpula senderista fueron ultimados a balazos sin requerirles la rendición y sus muertes fueron reportadas oficialmente por el presidente Fujimori como ’caídos en la refriega suscitada’". De acuerdo al testimonio, "Osmán Morote fue evacuado con una herida de bala en el glúteo derecho. Salvó la vida por una razón militar no exenta de lógica".
Según el resumen de La República, "Ese sábado 9 de mayo de 1992 por orden de Fujimori y Montesinos, fueron sometidos a ejecuciones extrajudiciales los miembros de la cúpula senderista: Deodato Juárez Cruzatt, Yovanka Pardavé Trujillo, Tito Valle Travesaño, Janet Talavera Arroyo, Elvia Zanabria Pacheco, Ana Pilar Castillo Villanueva, Andrés Agüero Garamendi, José Antonio Aranda Company, Victoria Trujillo Abanto, Ramiro Mina Quispe Flores, Servio Campos Fernández, Fidel Rogelio Castro Palomino y Marcos Ccallocunto Núñez".El número total de dirigentes de Sendero Luminoso era diecinueve. Estaban presos catorce. Uno quedó con vida. Trece fundadores de la agrupación terrorista fueron eliminados.
Perdonaron la vida a Osmán Morote
En la reunion final antes de llevar el plan completo -confiesa Martin Rivas- se tomaron dos decisiones. Una fue dejar con vida a Osmán Morote Era el enemigo de Abimael porque su propio jefe lo había delatado y enviado a la cárcel por disentir con él. Entonces, nos iba a ser muy útil, nos iba a deber la vida y le daríamos mejor trato, ¿Recuerda que esa vez Morote salió herido? Fue por eso."
"Murieron todos los dirigentes menos él. Si salía ileso se levantaban sospechas, por eso recibió un balazo en los glúteos, donde no hay peligro, y después la prensa se encargó de armar la historia de que Morote era cobarde y quiso huir y por eso le cayó un balazo en el culo. No fue así. Tuvo un sentido dejarlo vivo."
"Esa vez el mensaje fue muy claro: Estamos en guerra total, así como me tumbas a mis cuadros más altos, te volteo a tus históricos, a tu columna vertebral, pero dejo vivo a tu disidente; Morote es ahora mi amigo". (La República, 24/09/03).
No hacemos ningún comentario más a lo dicho por Martín Rivas (resumido por el diario La República), y que al margen de sus inexactitudes muestra el grave daño que hizo la traición al interior del PCP. Ahora sólo agregamos algo. Martín Rivas, el sanguinario criminal a cuenta del Estado peruano, tiene aún muchas cosas que revelar. Por ejemplo debería decir (seguro que él lo sabe) qué ha pasado con el jefe de la guerrilla maoísta, y decir la identidad de ese payaso que se presenta « oficialmente » como el presidente Gonzalo y que desde 1993 se arrastra a los pies de los gobernantes. Asi mismo, hay que tomar el caso Morote, como una experiencia (en negativo) en el proceso de lucha social en américa Latina. Hay que tomar muy en serio la posible infiltración y la capitulación no solamente en la base de la organización revolucionaria, sino incluso, en sus rangos más altos, incluyendo su Comité Central.
Bruselas, 24 de setiembre 2003
Notas
(1). Luis Arce Borja, Operación Capitulación, Historia secreta de las cartas de paz, publicado en El Diario Internacional número 24, noviembre de 1994. Este artículo fue profusamente difundido en castellano, inglés, francés, italiano y portugués.
(2). Vladivideos, con esta palabra se refiere a las filmaciones en video casetes que Vladimiro Montesinos realizó de todas sus actividades al interior del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). En estos videos aparecen, aparte de los prisioneros traidores, casi todo los políticos peruanos, así como muchos periodistas, dueños de canales de televisión, propietarios y directores de diarios y revistas.
(3). Umberto Jara recoge el testimonio de Martín Rivas en un libro titulado "Ojo por ojo", y un comentario de esta publicación la hace el diario La República en su edición del 24 de setiembre 2003. Los extractos que aquí reproducimos lo hemos tomado de dicho medio de comunicación.