3 de noviembre de 2024

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PRIMERO DE MAYO: CRISIS, FANFARRIA Y MANIPULACION

Por: Luis Arce Borja.

2 de mayo de 2017

Si el origen de la conmemoración del PRIMERO DE MAYO, tuvo sus raíces en la heroica lucha de la clase obrera contra el capitalista, eso ahora pertenece al pasado. Ahora es pura historia recreativa, fanfarria y caricatura de la lucha obrera.

Tanto en los países ricos, como en los países pobres, salvo excepción, la “fiesta” del primero de mayo, es un hazmerreír organizado por las burocracias mafiosas al servicio de la burguesía y el imperialismo. El objetivo no es conmemorar el esfuerzo que hizo el proletariado para conseguir la jornada de 8 horas de trabajo y otros logros sociales que ahora son liquidados con la complicidad de un movimiento sindical traidor y mercenarizado.
El Primero de mayo, se ha convertido en una fiesta de borrachera, papas fritas y caras patibularias. Esta fecha, que hace parte de la historia de la lucha proletaria es ahora una feria de la buena cerveza. Este circo sirve, entre otras cosas, para mantener la existencia del lumpen proletariado, de la aristocracia obrera, y de todas esas lacras que desde posiciones de “izquierda” controlan el movimiento obrero y sindical.
En Francia por ejemplo, el Primero de Mayo, no ha sido para agitar y movilizarse en defensa de los intereses de los trabajadores, sino más bien para dirimir y propagandizar la campaña electoral burguesa y reaccionaria. La celebración del Primero de Mayo, fue para debatir ¿por quién votar?: Si es por Emmanuel Macron, un candidato de la derecha, de los banqueros y ricos franceses, o si es por la nazi y derechista Marina Le Pen. Triste destino de esta “clase” obrera, que no tiene ninguna perspectiva a corto plazo. Ya sea por Macron o Le Pen, no ganaran absolutamente nada, salvo más medidas antipopulares para que paguen la crisis capitalista.

La característica principal del Primero de Mayo 2017, es la profunda crisis de dirección proletaria en los sindicatos y centrales de trabajadores. Crisis que se desarrolla y profundiza desde hace varias décadas atrás, cuyas causas fundamentales se refieren a la desaparición de verdaderos partidos comunistas, al auge del oportunismo disfrazado de izquierda, y a la agresiva ofensiva del sistema imperialista mundial.

Tanto en los países ricos, así como en la mayoría de los países pobres, la izquierda ha desaparecido del mapa político. Lo que se presenta como izquierda, no es otra cosa, que corrientes políticas enganchadas a los grupos de poder y al Estado. Son verdaderos traficantes, que detrás de un discurso “socialista”, “marxista”, “antiimperialista, camuflan los servicios que prestan a la burguesía y a las clases políticas reaccionarias.

En los países de la Unión Europea, todas las grandes centrales y sindicatos están en poder de partidos reaccionarios ligados a los partidos burgueses en el poder. En Francia, en Inglaterra, en Bélgica, Alemania, España, etc., los dirigentes sindicales son sucursales del partido socialista, cristianos, liberales, demócratas, que desde el poder del Estado son responsables del gigantesco enriquecimiento de un reducido grupo de empresarios. Son responsables también de las guerras sangrientas contra los países árabes y musulmanes de Medio Oriente y África. Los dirigentes de los sindicatos europeos, son burocracias doradas, que hacen parte del aparato del Estado. Su tarea fundamental es desactivar y liquidar toda forma de lucha y protesta independiente de los asalariados.

Esta crisis de dirección sindical, convierte al trabajador en blanco fácil de los planes antilaborales y reaccionarios del patrón. En Europa, los trabajadores, inertes y sin ninguna capacidad de lucha independiente, pierden cada día importantes derechos sociales y laborales. Sus salarios se reducen, y son obligados a trabajar más horas al día. Los trabajadores sin empleo son perseguidos como delincuentes, y se les niega la asignación de sobrevivencia. En muchos países de la Unión Europea (UE), ha desaparecido la estabilidad laboral. Solo en la UE hay más de 23 millones de trabajadores en la desocupación (cifra oficial).

En América Latina, ninguna central ni sindicato sirven para la defensa de los trabajadores. En Brasil, Perú, Ecuador, Argentina, Nicaragua, o cualquier otro país, los sindicatos se mueven en torno al poder turno, y el abandono de la lucha sindical es para facilitar oscuras negociaciones con los gobiernos de turno.
Estas “centrales obreras” tienen dos tareas principales. Primero, participan como cómplices de la burguesía en los circos electorales, y segundo, sirven para infiltrar las luchas de los trabajadores, y desde adentro desactivarlas y llevarlas al fracaso. En nombre del “proletariado”, sostienen a cualquier bandido electoral de la burguesía y del imperialismo.

Por esta razón, la “agitación sindical”, es solamente en periodos electorales. En Argentina, todos los “gobiernos progresistas”, incluso Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, contaron con el sostén del movimiento sindical. En Brasil, el movimiento sindical ligado a la iglesia, sostuvo primero a Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) y después a Dilma Rousseff, dos presidentes “populares”, que no hicieron nada para resolver los problemas fundamentales de más de 150 millones de personas hundidos en la miseria y pobreza de un sistema injusto.

El caso peruano ilustra, la crisis sindical y la catadura de los bajos fondos de sindicatos y centrales en América Latina. Los dirigentes de la Confederación General de Trabajadores del Perú, (CGTP), se han convertido en una lacra pesada para los trabajadores. En los últimos 50 años, esta “central”, ha sostenido los peores regímenes militares y civiles del Perú.
En 1968 apoyó la infecta dictadura militar de Velasco Alvarado y cuando cayó Velasco, convivieron con la dictadura del general Francisco Morales Bermudes. En 1985 sostuvieron el gobierno proimperialista del APRA encabezado por Alan García Pérez. En 1990 apoyaron la mafia gubernamental de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. De la misma manera apoyaron el gobierno del corrupto Alejandro Toledo, del militar Ollanta Humala y últimamente llamaron a votar por el actual presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, un reaccionario y hombre de confianza de los norteamericanos.

En América Latina, una de las consecuencias directas de la crisis de dirección sindical es la grave y dramática situación de los trabajadores. Los asalariados no tienen ningún mecanismo de defensa de sus derechos. El patrón es amo absoluto y decide a su libre albedrio la estabilidad laboral, salario y derechos sociales del trabajador. Esta situación se refleja en los 25 millones de trabajadores desempleados y sin ningún medio de subsistencia económica. Otra de las consecuencias, es lo que se denomina trabajador informal. Según el Banco Mundial, cerca de 130 millones de trabajadores en América Latina son informales (más del 60% de la PEA) lo que significa, que estos trabajadores, no cuentan con un salario mínimo fijo.
Los trabajadores no deben tener ninguna esperanza en este tipo de sindicatos y centrales. Son organizaciones inservibles para la lucha reivindicativa. Rescatar el carácter de clase y la esencia revolucionaria del movimiento sindical, es una necesidad vital y fundamental para el destino y defensa del proletariado. Esta tarea se presenta como una lucha ideológica y política sin cuartel con los grupos que actualmente controlan sindicatos y centrales. Esta contienda no es fácil, pero inevitable en el seno de los asalariados. En su desarrollo surgirán grandes líderes sindicales, trabajadores aguerridos. Y como en el pasado las banderas rojas volverán a flamear en las celebraciones proletarias.