7 de octubre de 2023

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FRANCOIS HOLLANDE Y DEACH: ¿QUIÉNES SON LOS TERRORISTA?

Por: Luis Arce Borja.

22 de noviembre de 2015

Primera parte.

Cualquier análisis del ataque (13 de noviembre) perpetrado por los yihaistas del Estado Islámico (DESCH) en Paris, que dejó 129 muertos y una centena de heridos, debe considerar esta acción como un problema ligado a las guerras que las potencias imperialista llevan adelante desde hace 20 años en los países del medio oriente y África. Como venganza o acción desesperada, no se puede pasar por alto, que el terrorismo utilizado por los grupos islámicos en occidente, hace parte de sus luchas en sus propios países contra la ocupación imperialista. Olvidar esto, es cerrar los ojos frente a un problema que subsistirá en tanto los gobiernos y estados occidentales continúen masacrando a los pueblos árabes-musulmanes.

La guerra de agresión imperialista por el petróleo ha sido el elemento detonante, en el atentado en Paris. El aspecto religioso del grupo yihaistas es un factor importante, pero no determinante en esta acción. El islamismo radical, expresión religiosa anclada en normas primitivas como todas las religiones actuales, constituye la parte ideológica que necesita este movimiento en su acción. El acto mismo del atentado, puede involucrar elementos de la guerra santa islámica (recompensa espiritual de los mártires y participantes), pero su sustento material fundamental es la agresión sangrienta contra los países árabes-musulmanes. Este es un problema, que más allá de su aspecto religioso, corresponde al conflicto actual entre naciones ocupadas en Medio Oriente África y los intereses de supremacía de occidente. La contradicción principal en esta región es nación oprimida-imperialismo, y su solución actual es la guerra entre los neo colonizadores moderno y los pueblos que se defienden a su manera.

El atentado en Paris no es un hecho abrupto como caen los meteoritos a la tierra. No es tampoco un ataque “a la democracia y valores occidentales”. Presentar los hechos así resulta una cínica falsedad. Ello es subterfugio propagandístico, un elemento de la guerra de baja intensidad, que se difunde a través de la prensa occidental y sus intelectuales mercenarizados. Mediante esta treta se encubre las causas históricas-políticas del neocolonialismo impuesto por las potencias mundiales a los países árabes-musulmanes. El ataque a Paris es causa efecto de los crímenes y genocidios que cometen diariamente los países occidentales contra los pueblo de Medio Oriente y África. Por mencionar algunos ejemplos: En la guerra contra Irak, la coalición, de la que hace parte Francia, ha dejado desde el inicio en 2003 hasta el 2014, más de un millón de muertos. En marzo del 2011, Libia fue blanco de una guerra impuesta por una coalición de países (Bélgica, Canadá, Catar, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Noruega y Reino Unido). Solo en los primeros cuatros meses de esta agresión unos 70 mil libios fueron masacrados a consecuencia de las 40 mil toneladas de bombas lanzada por la aviación occidental. Esta guerra continúa hasta la actualidad, y al 2014 los aliados, han eliminado 120 mil musulmanes y no musulmanes de este país.

La guerra occidental imperialista por el petróleo no utiliza kamikazes, pero si portaviones, misiles, aviones de combate, drones teledirigidos, ejércitos de criminales bien equipados, y los más sofisticados aparatos de guerra de exterminio de la población. En Medio Oriente y África los países imperialistas no atacan conciertos de rock, pero si lanzan bombas y misiles a hospitales, colegios, guarderías, residencias de ancianos, supermercados públicos, y cualquier lugar que albergue civiles desarmados.
El Estado Islámico (DAECH) no tienen ninguna razón incluir en su estrategia militar el terror y muerte de la población civil occidental. Cualquier acto terrorista o militar que apunte en forma indiscriminada a la población civil, aparte de ser una acción brutal y abominable, sirve exclusivamente a los responsables políticos y militares de las guerras imperialistas que se quiere combatir. El atentado de Paris, ha servido maravillosamente a favor de los gobiernos de Occidente. En particular sale ganando el régimen francés, que inmediatamente al ataque de Paris ha reforzado y “legalizado” los bombardeos masivos contra las poblaciones civiles de las ciudades controladas por el Estado Islámico. “Francia está en guerra”, grito F. Hollande pleno de felicidad.

Si DESCH, buscaba con su ataque en Paris debilitar el poder militar occidental, los hechos han resultado contrarios. Este hecho ha servido para unificar las clases políticas europeas. Izquierda, derecha, católicos, ecologistas, humanistas, todos unidos “por la patria”, la sagrada democracia y los valores occidentales”. Hasta Vladimir Putin se sumó a la banda de los agresores occidentales. Ahora en Europa ya nadie habla de la crisis económica, ni de la miseria creciente de la población que suman casi 30 millones de personas. Los sindicatos europeos dóciles y amarrados a los partidos burgueses se han olvidado de los 20 millones de trabajadores sin empleo. Sin ningún esfuerzo, la gran burguesía y las transnacionales han implantado la “paz social”, y el reino eterno del capitalismo.
La miseria y drama en Grecia, Portugal, España ha quedado en el olvido. Ahora todos gritan: “unidos contra el terrorismo”, mientras que las transnacionales, principalmente las productoras de petróleo y armas, hacen estallar sus inmensas ganancias. Otro de los beneficiarios ha sido la extrema derecha en Europa, en particular en Francia y Bélgica. Sus representantes tienen las manos libres para perseguir árabes y musulmanes que radican en occidente.

Nada justifica atacar a las poblaciones civiles de las metrópolis occidentales, sobre todo si estas poblaciones tienen serias y agudas contradicciones de clase, sociales y políticas con sus gobernantes reaccionarios y corrompidos. Tanto en Francia como en Bélgica, las poblaciones sufren la crisis económica y las medidas antipopulares dictadas por sus gobiernos ineptos y reaccionarios. Solo en Francia más de 3,500 millones de trabajadores no tienen empleo. Más del 14% de los franceses viven bajo la línea de pobreza. El atentado en Paris ha sido un regalo adelantado por Navidad para al gobierno “socialista” de Francia. El presidente Hollande en el poder desde mayo del 2012, es considerado en la actualidad uno de los presidentes galos más odiados y antipopular en la historia republicana de este país. Hasta una hora antes del atentado en Paris, el 84% de los franceses lo repudiaba. Algunos partidos políticos habían reclamado su dimisión. Ahora gracias al atentado islámico, Hollande respira la felicidad de la popularidad, no importa que esta sea transitoria y efímera.

En Bélgica, los trabajadores y la población pobre sufren y luchan contra un régimen “democrático” controlado por la extrema derecha que cada día recorta derechos y beneficios sociales de los asalariados y del pueblo. El gobierno de fachada democrática está de fiesta. A partir de los atentados aceleró acciones propias de un régimen de la Gestapo. Así el ministro del interior, Jan Jambon del ultraderechista partido flamenco NVA (Alianza Neo flamenca), ha propuesto controlar cada dirección y cada habitante del distrito de Molenbeek-Saint-Jean, una localidad de Bruselas considerada por la policía bastión del islamismo radical. Por su parte el consejo de seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una resolución que « permite tomar todas las medidas necesaria para combatir el grupo Estado Islámico”. Estas medidas militares serán aplicadas, según la ONU en Siria y en Irak. La ONU, llamó a “redoblar los esfuerzos para detener los actos terroristas en sus propios países. La resolución fantoche de la ONU, afecta no solamente al Estado Islámico, sino también a Al-Qaïda.

Lenin decía que las guerras nacionales contra las potencias imperialistas, “no solo son posibles y probables: son inevitables”, a condición de que esa lucha nacional este rodeada, de una situación internacional favorable. No se gana opinión internacional atacando con brutalidad a la población civil!, como ha sido el caso de Paris. Es lamentable que la población civil francesa haya tenido que pagar caro, con sus vidas, los crímenes que sus arrogantes dirigentes políticos vienen propiciando y cometiendo desde hace 20 años en Medio Oriente y África. Cualesquiera sean los métodos de guerra contra la agresión imperialista en los países árabes-musulmanes o en cualquier parte del mundo, no hay que imitar a las hordas brutales de las fuerzas de ocupación imperialistas, que incluyen en sus estrategias militares de dominación y poder, la matanza y el genocidio de poblaciones enteras.