TRABAJADORES PARALIZAN FRANCIA POR SEGUNDO DÍA
Contra el gobierno de Sarkozy.
La huelga podría prolongarse durante una semana. Hoy se espera que se unan al paro masivo los trabajadores del transporte local y los sindicatos del sector energético, con lo que la huelga podría convertirse en la mayor que haya visto Francia en más de una década. Aparte, hay convocado un paro en el sector público para el 20 de noviembre.
@DIN, 15 de noviembre de 2007 - La huelga de transporte en Francia entró hoy en su segundo día, ocasionando numerosos atascos que en total alcanzaron una extensión de 200 kilómetros en París y sus alrededores.
Sólo unas pocas unidades del subterráneo capitalino circulaban en la mañana de este jueves, por lo que mucha gente se dirigía a sus lugares de trabajo a pie, en bicicletas o con patinetas. Los trenes de alta velocidad que circulan ente París y Colonia (Alemania) y entre París y Londres no serán afectados por la huelga, según aseguraron los sindicatos, por respeto a la población.
Los trabajadores franceses protestan contra la proyectada eliminación, por parte del gobierno de Sarkozy, de lo que los neoliberales llaman "privilegios" jubilatorios. Estos son, en realidad, beneficios que ofrecen a muchos empleados del sector público la posibilidad de retirarse prematuramente de la vida laboral. De hecho, en el régimen de superexplotación impuesto en los últimos treinta años, estos "privilegios" no son sino una pequeña compensación por el sobreesfuerzo de los trabajadores, quienes dejan la mejor parte de su vida en las fábricas u oficinas.
En la huelga también participan los trabajadores de las empresas estatales de gas y electricidad y de la ópera parisina.
Este es el segundo día de huelga de los trabajadores franceses, luego de que fracasara el intento por parte de los sindicatos de llegar a un acuerdo con el gobierno neoliberal. El gobierno se mantiene firme en su postura extrema de practicar recortes sobre los salarios y anteriores conquistas de los trabajadores.
Francia había amanecido ayer miércoles paralizada por una huelga indefinida del transporte público y el sector energético, la segunda en menos de un mes, contra los planes del gobierno de reformar las jubilaciones.
Los sindicatos franceses esperan superar el éxito de la anterior huelga nacional, del pasado 18 de octubre, que logró un seguimiento récord contra las reformas antiobreras de Sarkozy.
En el primer día de paro, Francia quedó casi paralizada, con sólo 25 por ciento en funcionamiento de los trenes y 20 por ciento del metro de París. La huelga, que comenzó la noche del martes, registraba a las 11:00 horas locales un seguimiento de 69.5 por ciento de los trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarril (SNCF), según la dirección de la empresa.
En París, sólo uno de cada cinco subterráneos y 15 por ciento de los autobuses estaba en circulación, mientras se reportaron fuertes perturbaciones en los ferrocarriles regionales. Según un comunicado de la empresa de ferrocarriles SNCF, sólo 90 de los 700 trenes de gran velocidad circulaban en la red nacional, mientras que el tráfico era "casi nulo" en el subterráneo de la capital francesa.
El tránsito seguirá "muy perturbado" hoy jueves y "muy probablemente el fin de semana", advirtió la SNCF, que agregó que para los trenes europeos Eurostar y Thalys el servicio "funciona normal".
La medida de fuerza inició este martes a la noche con las protestas de los trabajadores de la SNCF y prosiguió este miércoles con la unión de los empleados del transporte de París y de las empresas eléctrica y de gas EdF y GdF.
Las reformas económicas del presidente Sarkozy que, según el gobierno "impulsarán el crecimiento del país y generarán más puestos de trabajo", también enfrentan la oposición de los jueces, abogados y estudiantes. El plan del gobierno significa rebajar a partir de 2008 los montos de los regímenes jubilatorios, prolongando el tiempo de cotización de 37.5 a 40 años para recibir una pensión completa.
Los principales sindicatos de Francia y el gobierno se reunieron este miércoles para negociar la manera de levantar el paro, pero no llegaron a ningún acuerdo por la inflexibilidad del gobierno.
En 1995, una ola de huelgas y marchas similares, que se extendieron durante tres semanas, causó la renuncia del primer ministro Alain Juppé, quien también intentó eliminar la jubilación de 1.6 millones de franceses.