3 de noviembre de 2024

INICIO > LATINOAMERICA > Perú

PERU: LA DERECHA LIBERAL: CONTRA LA VERDAD HISTORICA Y HACIA EL FASCISMO

Por: Mauricio Quiroz*.

25 de agosto de 2015

A PROPOSITO DEL LIBRO “MUTACION, CONTRAATAQUE Y RESISTENCIA ANTITERRORISTA LIBERAL EN EL PERU” DE EUGENIO D’ MEDINA (1)

Aunque sea a vuelo de pájaro vamos a dar respuesta a algunas galimatías del libro del economista D’ Medina, conspicuo consultor de algunos medios de comunicación y quien se precia de ser un liberal en el Perú y que tiene un trabajo escrito especialmente sobre el PCP-Sendero Luminoso, a quien llamaremos aquí SL.

Los presuntos liberales peruanos pretenden enfrentar un problema que para ellos es crucial hasta hoy: el terrorismo de SL, que ya no existe; y un Informe de la CVR, que no ha calado en la sociedad peruana.

O sea, en este problema tienen dos imaginarios enemigos a falta de enfrentar al verdadero adversario: un Perú- controlado por el capital, los neoterratenientes y la economía imperialista- que no da riqueza ni desarrollo a los peruanos; y los escasos recursos públicos que es apropiado- por no decir robado- por la criolla clase política como prebenda por su gestión ineficiente de la cosa pública.

Pero cometen gruesos errores en su apreciación sobre dichos tópicos y por ello caen en el furibundo anticomunismo vulgar propio de seguidores modernos de libretos de la CIA o su equivalente en la variedad de fujimontesinistas que campean en el país- albertistas, keikistas, montesinistas, fujimoristas, etc.- pese a que reconocen que “es imprescindible para el análisis de los hechos políticos el empleo de las palabras adecuadas” (p. 209) aunque sin el rigor académico ni el fiel seguimiento de la verdad histórica. Veamos.

El autor liberal se envuelve a definir el terrorismo usando a los apologistas del estado terrorista más grande del mundo: USA. Para la CIA y el Departamento de Estado o cualquiera de las agencias del imperialismo, todo lo que sea expresión de las clases populares o de su intelectualidad, es tratado de manera maniquea. O se es blanco o se es negro aun cuando la experiencia histórica demuestre lo contrario pues guerrilla y terrorismo son complementarios.

En el pensamiento aristotélico claro está no hay que definir el carácter de la lucha armada ni si el que lo dirige es o no un partido; y por eso, o se es uno o se es lo otro y Eugenio se queda allí.

No, la evidencia histórica internacional nos da luz para entender este complejo fenómeno: en Argelia, el FIN empleaba tácticas de terrorismo y en Vietnam del Sur, al inicio de la insurrección, el Vietcong liquidó sistemáticamente a las autoridades locales; o sea ni siquiera SL era tan singular en esto de los juicios populares.

Y en la evidencia local- tampoco tomada en cuenta por el liberalismo chicha peruano- encontramos que con el ingreso de las Fuerzas Armadas a Ayacucho y la sierra central, el asesinato masivo (2) se presentó por primera vez y el uso de las masas campesinas- denominadas mesnadas por SL- les daba un soporte a las operaciones contrasubversivas desde la mitad del régimen belaundista 1980-1985; masas que después se autonomizaban incluso como DECAS o Rondas Campesinas, muchas de ellas lideradas por personajes vinculados al narcotráfico como el comandante Huayhuaco, colaborador Nº 1 del régimen aprista 1985-1990.

No es que por ineficiencia, como dice el liberal Eugenio, que las FFAA mataban en masa, no era una cuestión del carácter mismo de la lucha que enfrentaban contra SL. Es la secuela lógica de ir a una guerra contrasubversiva que tampoco es de ahora pues sino viene desde la Colonia con lo que dejó el Ejército Colonial en la lucha contra las tropas rebeldes anticoloniales y que continuaron los militares peruanos cuando debelaron las guerrillas de 1965, donde hasta hoy no se sabe dónde está el cuerpo del Comandante mirista Luis De la Puente Uceda.

Por ello mismo se instrumenta la operación Uchuraccay donde se asesinó periodistas peruanos con la consigna militar de que todo aquel que viniera a pie era terrorista y tenía que ser eliminado; y con la cual la visión independiente del enfrentamiento entre el Estado y SL era ya inexistente, ganando así los escuetos comunicados oficiales, todos llenos de mentiras, donde el campesino protestante era igual al campesino armado e igual los mataban como terrorista.

Y mucho antes que la CVR, algunos senderologos como Gustavo Gorriti fueron los que calificaban no como terrorista a SL: “Me parece claro que Sendero es una organización guerrillera que utiliza acciones terroristas… cuyo fin es la toma del poder, para no soltarlo más.” (3). Y es lógico que para ello tengan que apoyarse en el pueblo, quien les provee de milicias, guerrilleros y futuros revolucionarios; y eso es lo que obtuvo SL cuando inició la lucha armada y que se expresó, entre otros, en el apoyo popular en el asalto al CRAS de Ayacucho o en el entierro de Edith Lagos o en los múltiples Comités Populares diseminados en la Sierra donde solo la prensa extranjera accedía, entre otros; y no porque era ineficiente la política antisubversiva de Belaunde o García en los 80.

Por otro lado, otra falencia de Eugenio es que solo responsabiliza al MLM-Marxismo Leninismo Maoismo- como impulsor de SL negandose a ver el alto peso que tenía el Dr. Abimael Guzmán, sea como Pensamiento Guía o sea como Pensamiento Gonzalo o en el periodo de la reconstitución del PCP como pensamiento partidario expuesto en el periódico Bandera Roja. Tampoco le da peso en su análisis al propio Partido, que reconstituido se lanza a tomar el cielo por asalto, o sea el Poder, en el país.

O sea, en el Perú no es que seas una organización guerrillera o terrorista como excluyentes una de otra, sino que SL fue una organización política.

Siguiendo los equívocos, Eugenio presenta al PCP como nacido del Partido Socialista fundado por José Carlos Mariátegui cuando es reconocido que el PCP se funda cuando la fracción de Eudocio Ravines liquida el Partido Socialista y funda el PCP.

En esa misma línea también fallan cuando repiten que SL es derrotado en los movimientos gremiales a fines de los 70 cuando ya estaba en sus planes el retiro de sus cuadros y militantes para preparar el inicio. La izquierda revisionista- que es la que difunde ello- se comenzó a enfrentar entre sus fracciones pero ya a SL le era indiferente el gremialismo pues se aprestaba a iniciar la lucha armada. Incluso Eugenio mismo tiene una evidencia pero no lo usa para el análisis de SL cuando dice aunque sea falazmente que este decide no participar en las elecciones de 1978 para la Asamblea Constituyente. Y es que ya para esa fecha SL ya tenía en sus planes el inicio de la lucha armada.

Y esa otra falacia que la lucha antisubversiva fue eficiente con el sátrapa de Fujimori tampoco es verdad.

Falta aún medir el alto peso que ha tenido la participación de la CIA en la lucha antisubversiva peruana pues como miembros del propio GEIN de la policía antiterrorista afirmaron, ellos tenían soporte de esta agencia y uno de esos agentes de enlace era el tal Popeye. Cuando haya más evidencias veremos si era la eficiencia del fujimontesinismo o era la operación yanqui más refinada para acabar con lo que algunos llamaron el movimiento más letal del mundo, refiriéndose a SL.

Y en cuanto a que aquí gente de la CVR busque el empate moral entre SL y el Estado por el costo social expresado en las muertes, es otro equivoco de Eugenio. La CVR ha buscado colocar en el imaginario popular que SL tiene mayor responsabilidad cuando no es así como se ha demostrado en las evidencias de los años duros entre 1980-1990 trabajadas tanto por la Comisión del Senado de la República como del trabajo que publicó DESCO.

Pero las muertes producto de la lucha política entre SL y el Estado Peruano, con su cabeza armada que fueron las FFAA y FFPP como la CIA- son parte de la lucha armada ocurrida desde el 17 de Mayo de 1980 y cuya responsabilidad en mayor o menor grado son de una u otra colina son lamentables.

El alto costo social habido sin embargo, es reducido. Fuentes internas del PCP en algún momento señalaron que el costo iba a ser mayor pero su responsabilidad histórica es que la dirección central del PCP capituló vergonzosamente con el Estado genocida peruano no importándole las masas que combatieron y ofrendaron su vida.

Otra falacia es cuando Eugenio equipara al socialismo con el estatismo o cuando desconoce que el ascenso y entronización del fujimontesinismo en el poder fue con la colaboración de la izquierda revisionista como de los capituladores de SL.

Peor aun cuando pretende que las tesis presuntamente liberales de Hernando de Soto hicieron frente a SL en el lado ideológico cuando sus propuestas ni siquiera tenían visos ideológicos como escribí en un artículo el 2004 (4) o cuando su trabajo “El otro sendero”- del cual se ha negado paternidad a Enrique Ghersi- ni siquiera tenía visos de ser académico como sentenció Alberto Flores Galindo: “Hernando De Soto prescinde de siquiera mencionar a quienes se han ocupado antes del tema….Emplea el término informalidad como si él lo hubiera acuñado. Por otro lado, las referencias a pie de página, para ser corteses, son un tanto “informales”.

El libro inaugura, además, una original manera de investigar por correspondencia: así, para precisar la noción de “mercantilismo” se basa en respuestas vertidas en cartas por un investigador inglés y otro español. Esa sección dedicada al mercantilismo adolece de las mismas deficiencias de la parte sobre los informales: un desconocimiento de la bibliografía, del estado de la cuestión, de los debates.

No sería justamente el modelo de un texto académico.” (5)

Habrá luego otro momento para examinar más las galimatías del liberalismo chicha peruano que con el trabajo de Eugenio demuestran que de historia y política poco conocen y por ello son presa fácil del fascismo pues hay que ser bien reaccionarios para pretender modificar la verdad histórica como lo hizo en su momento la CVR- no por los argumentos que expone Eugenio en su trabajo- y lo realiza tanto el neorevisionismo de SL como el Estado peruano.

*VicePresidente Instituto Pueblo Continente.

Notas

1. Ver: http://blog.pucp.edu.pe/media/avatar/1150.pdf

2. Con el ingreso de las Fuerzas Armadas, en 1983 se presentó 2282 muertos y en 1984, un total de 2104, los picos más altos de muertes en la lucha antisubversiva, que contrasta con los 3 civiles muertos en 1980 y las 11 muertes de 1981. En “Violencia y Campesinado” de Nelson Manrique y Alberto Flores Galindo.

3. Revista Posible. Lima, Marzo de 1987

4. Ver “Con Hernando de Soto la derecha peruana busca un candidato”: http://argentina.indymedia.org/news/2004/12/249336.php

5. Ver “Los caballos de los conquistadores, otra vez (el otro sendero)” en “Tiempo de Plagas”. Lima, 1988.