INICIO > LATINOAMERICA > Perú
EL OPUS DEI EN EL PERÚ
Por: Edgar González Ruiz (*)
El Opus Dei en Perú es una las fuerzas más reaccionarias que existen. Su objetivo dominar, controlar e incorporar las clases dirigentes del país antes que todo para ejercer su poder. El cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne, a la cabeza de este movimiento, es un personaje por demás controvertido dentro del clero peruano, lo mismo que lo es, en el plano nacional e internacional, el grupo al que representa, el Opus Dei, y al cual solicitó su admisión el 10 de junio de 1962.
El antiguo presidente peruano Alberto Fujimori y sus más cercanos colaboradores. Actualmente en fuga en el Japón, país que lo protege. Fujimori es buscado por la justicia peruano por diversos crímenes y delitos.
La lucha contra los métodos anticonceptivos, la despenalización del aborto y el reconocimiento de la diversidad sexual, son otros tantos aspectos de una moral sexual represiva que con increíble énfasis ha estado promoviendo Juan Pablo II, quien para ese objetivo ha encontrado sus mejores aliados en los grupos más conservadores de la Iglesia Católica y en la ultraderecha estadounidense que detenta el poder en ese país, y cuya política militarista hace implausible toda apelación a una supuesta «defensa de la vida» como argumento propagandístico contra el aborto y los anticonceptivos: resulta que la jerarquía católica parece tener menos escrúpulos en aliarse con un gobierno genocida como el de Bush que en aceptar que las mujeres violadas puedan usar la anticoncepción de emergencia.
La reciente campaña contra la ministra peruana de Salud, Pilar Mazetti es evidentemente una vendetta de la extrema derecha católica, vinculada a grupos internacionales, por su valiente defensa de dicho método, condenado por la jerarquía católica.
Desde hace años, ese activismo conservador ha sido impulsado por personajes relacionados con grupos provida internacionales, como Luis Solari de la Fuente, cabeza de la campaña contra Mazetti; Fernando Carbone, dirigente provida y ex ministro de Salud, y Héctor Chávez Chuchón, al igual que Carbone relacionado con un grupo provida con sede en Miami.
Promueven también el activismo católico conservador en Perú otros personajes de quienes son conocidos sus vínculos con grupos como el Opus Dei, que, como en otros países de América Latina, cuenta con gran influencia en la jerarquía, el empresariado, los medios educativos y asistenciales y los círculos políticos.
«...un hombre raro, oscuro» que llegó a ser el consejero espiritual del dictador
El cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne es un personaje por demás controvertido dentro del clero peruano, lo mismo que lo es, en el plano nacional e internacional, el grupo al que representa, el Opus Dei, y al cual solicitó su admisión el 10 de junio de 1962.
Cipriani Thorne es hijo del oftalmólogo limeño Enrique Cipriani Vargas y de Isabel Thorne y tiene once hermanos. Estudió la primaria en el Colegio del Inmaculado Corazón (de 1949 a 1953) y la secundaria en el Colegio Santa María (1954-60). Es ingeniero industrial y como tal trabajó en la compañía W. R. Grace, de 1967 a 68. Cuando era estudiante, ingresó al equipo nacional de básquetbol. Antes de ordenarse sacerdote, se dedicó a la «promoción del campesinado» en el Valle del Cañete.
Estudió en el Seminario Internacional de la Prelatura del Opus Dei, en Roma, y se doctoró en Teología por la Universidad de Navarra, también del Opus Dei.
Ha sido vicario regional del Opus Dei en Perú, cargo que dejó al convertirse en obispo de Ayacucho, en plena zona de operaciones de Sendero Luminoso, a partir de 1995. Su gestión como tal fue controvertida. Por un lado, desde el punto de vista de la jerarquía se ha elogiado su labor en esa zona y se ha resaltado como uno de sus mayores logros el de haber reabierto el seminario mayor de Huamanga, que permaneció cerrado durante 38 años. Por el contrario, sus críticos han cuestionado su actitud hacia el poder peruano, como su «entusiasmo...por la política de pacificación del Gobierno, la bendición que soltó sobre la cuestionada ley de Amnistía y la displicencia con que ha tratado el tema de los desparecidos».
Más, aún, se le ha señalado como «representante del totalitarismo católico que se alió a la dictadura delincuencial de Fujimori, acalló masacres y crímenes masivos en Ayacucho y propició a través del soplonaje con adminículos electrónicos (versión de gente que estuvo en la embajada) la masacre de emerretistas que tomaron en 1997 la sede diplomática nipona».
Ni Cipriani ni la jerarquía han podido responder categóricamente a varias de esas críticas.
En lo concerniente al acercamiento con Fujimori, Cipriani ha respondido resaltando su oposición a ese gobierno en asuntos como la planificación familiar y las esterilizaciones, lo cual sólo subraya el carácter reaccionario de Cipriani y de la organización al a cual pertenece, pero a la vez el propio Cipriani ha reconocido su acercamiento con Fujimori en lo que tiene que ver con el problema guerrillero.
En entrevista difundida por la agencia Zenit el 26 de febrero de 2001, es decir, apenas cinco días después de haber sido nombrado cardenal, Cipriani negó ser «parte del sistema de Fujimori» y dijo que con ello se «ha querido crear una especie de caricatura».
Sin embargo, en la misma ocasión dijo: «...Yo tuve un trato de cercanía con el presidente, pues fui arzobispo de Ayacucho, la cuna del terrorismo de Sendero Luminoso hasta 1999. Cuando surgió entre la población ese deseo enorme de acabar con el terrorismo, yo me encontré en el centro mismo del problema. Eso me hizo ver con frecuencia a Fujimori y hablar con frecuencia sobre el modo de llegar a la pacificación».
Al mismo tiempo se autodescribe como uno de los críticos «más duros» de Fujimori «en algunas cuestiones, como por ejemplo, en su campaña contra la familia, que incluía programas masivos de esterilización y de control demográfico. También fui uno de los más criticaron la aceptación del señor Montesinos. Cuando se hace esta caricatura es porque se intenta maltratar la imagen de monseñor Cipriani...».
Cipriani ha declarado también tener «el orgullo» de no conocer a Vladimiro Montesinos, de quien Cipriani ha dicho: «era un hombre raro, oscuro».
Montesinos estaba al frente del SIN cuando se produjo la crisis de la invasión de la embajada japonesa en Perú, por parte de un comando del grupo Túpac Amaru, en diciembre de 1996.
Dentro de ese drama se desarrolló un episodio bastante raro y oscuro en el cual aparece como protagonista Cipriani Thorne, quien fue designado por la Santa Sede como integrante del grupo de garantes para lograr una salida pacífica del conflicto y donde participaban también el embajador de Canadá: Anthony Vincent y el jefe de la Cruz Roja, Michael Minning.
La designación misma de Cipriani fue y ha sido fuertemente cuestionada. Por ejemplo, algunos analistas han dicho que «...en Perú el Opus Dei ha creado una coalición de empresarios, banqueros y políticos que dieron su apoyo al presidente Alberto Fujimori. Cuando los rebeldes de Túpac Amaru asaltaron la embajada japonesa manteniendo rehenes durante 126 días, Fujimori nombró intermediario al arzobispo Juan Luis Cipriani, de la diócesis montañosa de Ayacucho, por encima del arzobispo de Lima, cardenal Augusto Vargas Zamora, un jesuita».
El 28 de abril de 1997, los periodistas Javier Espinosa y Adolfo Mena, de El Mundo, afirmaron que Cipriani fue el encargado de llevar a los rehenes una guitarra y un cuadro del Sagrado Corazón en los que se ocultaron los micrófonos que permitieron al ejército conectarse con un rehén, el almirante Giampetri y coordinar el asalto final tras el que serían masacrados todos los miembros del MRTA.
En defensa de Cipriani, la agencia ACI ha señalado que «gracias a sus gestiones personales, además de calmar a los cautivos con palabras de serenidad y confianza en Dios, intercedió eficazmente para que fueran saliendo algunos enfermos o especialmente afectados por la difícil situación».
Nótese que esta defensa de Cipriani no es en realidad una refutación de las denuncias públicas contra él, pues es perfectamente posible que Cipriani haya auxiliado emocional y espiritualmente a los rehenes y a la vez que pusiera los micrófonos para ayudar a combatir a los guerrilleros.
En una carta enviada a Caretas el 11 de marzo de 1999, Cipriani respondía a un artículo sobre el Opus Dei difundido en un número anterior (1558) de ese medio.
Según Cipriani, el periodista «calumniaba» al Opus Dei al atribuirle pretensiones de influencia en la Pontifica Universidad Católica del Perú donde presumiblemente Cipriani alentaba la presencia de directores espirituales.
La respuesta de Caretas fue enérgica: «En la crítica de Rospigliosi no hay maltrato insidioso de la Iglesia Católica, la PUCP o al Opus Dei. Monseñor es liberal con los calificativos pero conservador en sus miras. Admitirá que su figura es discutida dentro de la grey católica peruana y que declaraciones como las que recientemente anunciaron que ni siquiera había hojeado el informe del Departamento de Estado sobre la situación de los derechos humanos en el Perú (y que abarca mandamientos como el de no matar) no le generan una simpatía ecuménica. Su fuerza reside más en sus relaciones con los sectores conservadores del Vaticano y con el presidente Fujimori que con la comunidad católica, y eso debiera preocuparle».
Acerca de su propia historia y motivaciones, Cipriani hizo declaraciones sorprendentes a la Agencia Zenith, en la entrevista difundida por ella el 26 de febrero de 2001: «...cuando cumplí 18 años, un sacerdote del Opus Dei me preguntó si pensaba en la posibilidad de seguir a Dios...Cuando Dios quiso, pasó de cerca y tocó a la puerta. Siempre me pregunto: ¿por qué entré al Opus Dei? No lo sé. Ciertamente la llamada era clara, pero ¿qué es lo que me hizo pensar en ello? Yo no me puse a calcular. ¿Cómo he llegado a ser sacerdote? Pues no lo sé tampoco. ¿Y obispo? ¿Y, ahora, cardenal?... Puedo dar respuestas pero en realidad no las hay. No es la suma de unos cálculos. ¿qué saco? ¿qué pierdo? ¿cómo será?...Yo nunca he calculado».
En la misma entrevista, Cipriani reconoce en los siguientes términos la dificultad de sostener actualmente las doctrinas de la Iglesia Católica y relaciona su propia actitud con su pasado como deportista: «La vida para un hombre que quiere ser leal, hoy en la Iglesia, es una auténtica lucha. No podemos decir que la Iglesia de hoy es sinónimo de éxito. Al revés. El Papa lo dice muy bien: no es lícito buscar popularidad cuando la doctrina de la Iglesia es impopular. Ese luchar, que es muy deportivo, hoy es algo diario...».
Respecto de la lucha actual del catolicismo conservador con otras ideologías, Cipriani afirmó en esa misma ocasión: «...en América Latina, al tener menos medios económicos, al tener menos cultura, parece que el secularismo ha tenido menos armas para atacar a la religiosidad popular».
Cabe añadir que Cipriani ha publicado varios libros sobre temas ideológicos y religiosos, como: La virtud de la prudencia en Santo Tomás, el ensayo sobre el matrimonio, Personalidad y amor conyugal y la Paz, fruto de la solidaridad. Reflexiones sobre la necesaria solidaridad cristiana, que está relacionado con su trabajo como prelado de Ayacucho, donde fue publicado en diciembre de 1991.
También escribió el Catecismo de doctrina social. Conoce tus derechos (Editorial Navarrete, 1987). Según ACI, en España y América Latina se han vendido más de 50 mil ejemplares de ese libro.
Además ha publicado el folleto La Natalidad a la Luz del Magisterio Católico (Ayacucho, 1995) y un texto escolar de Educación Familiar (1998).
Por su activismo provida, Cipriani ha sido calurosamente elogiado por Thomas Euteneuer, de Human Life Internacional, transnacional provida vinculada al Vaticano y al gobierno de Bush. Euteneuer ha calificado a Cipriani como un «prelado provida sin igual».
Según Euteneuer, Cipriani «ordena a sus sacerdotes negar la comunión a cualquier político que apoye el aborto. Ciertamente el no teme a la opinión pública...».
Euteneuer relata que Cipriani ofició en la catedral de Lima la misa con la que se clausuró en noviembre de 2002 el cuarto congreso nacional sobre los métodos de planificación familiar, la misma que fue televisada a todo el país y donde Euteneuer se opuso a toda excepción en la penalización del aborto.
Antes, el 20 y 21 de septiembre de 2002, se había llevado a cabo en Lima el Congreso Internacional de Bioética, inaugurado por Juan Luis Cipriani y con la participación, entre otros, de Juan de Dios Vial Correa y Elio Sgreccia Presidente y Vicepresidente de la Pontificia Academia para la Vida, respectivamente, con temas como estatuto epistemológico de la bioética, la identidad del embrión humano y consideraciones éticas sobre la clonación y las células estaminales. Cipriani deploró «los nuevos riesgos que despiertan las potenciales intervenciones sobre la vida vienen a sumarse a la difusión de crímenes ya conocidos y que son manifestaciones comunes de la vigente cultura de muerte, como son el aborto tradicional o el aborto químico».
JPEG - 15.7 KB
El parlamentario peruano Agustín Mantilla aceptando un soborno de 30,000 dólares de lasmanos de Vladimiro Montesinos
Según informó ACI el 4 de noviembre de 2002, en su homilía dominical por la fiesta de San Martín de Porres, el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, además de referirse a ese santo peruano, «resaltó la importancia del sacramento del matrimonio y señaló que al formar un hogar "es para toda la vida"».
«No juguemos con el amor, y recordemos que cuando uno da su palabra y se casa, es para toda la vida; porque Dios siempre estará allí para ayudarte y para que formes una familia», agregó.”
A fines de noviembre de 2002 en una de sus misas dominicales en la Catedral de Lima, el cardenal Cipriani se pronunció enfáticamente en contra el aborto, y llamó «cobardes» a quienes no lo denuncian. Señaló que atacar la vida dentro del vientre materno es un asesinato y por lo tanto, la fuerza de la ley de dios debe caer sobre las conciencias de quienes lo cometan. «La iglesia no acepta el aborto bajo ninguna condición», aseguró e indicó que se debe ser más respetuoso del amor conyugal, y establecerse una cultura de respeto a la persona humana.
Días después, el cardenal de Perú aclaró que sus expresiones en contra de la legalización del aborto en la Constitución no tuvieron «el deseo de plantear ningún tipo de maltrato contra nadie». Dijo: «Si alguna expresión mía no ha sido de lo más adecuada, yo la retiro con todo cariño..... Si hay alguna cosa que maltrata o hiere a alguien, no es ese el sentido de mi palabra», indicó en declaraciones a la prensa. El Arzobispo de Lima señaló que su pronunciamiento sobre el aborto sólo pretendió «hacer sentir nuestra voz de que reflexionen sobre esto tan importante que es la defensa de la vida».
El 4 de marzo de 2002, refiriéndose a los artículos periodísticos que critican el celibato sacerdotal a partir algunos escándalos, Cipriani afirmó que «la esencia de la Iglesia está en el Señor Jesús y no los escándalos que aparecen en los periódicos de crónica roja». «Ama a tu Iglesia, ya que la Iglesia es Cristo, no es el escándalo de unos periódicos», dijo el Purpurado ante una asamblea que colmaba la Catedral primada.
«La Iglesia no quiere esconderlo, no, tenemos debilidades y defectos, pero un buen padre a su hijo enfermo no lo abandona, sino que lo cura, lo cuida, y lo trata con cariño», agregó. El cardenal aseveró que la bondad de Dios, a pesar de nuestros pecados, «incluso admite la impertinencia de maltratar la santidad de la Iglesia, sobrellevando las fallas de un sacerdote o de un escándalo totalmente organizado que encuentra un gran eco».
Según difundió la agencia ACI el 20 de mayo de 2002, el cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, lamentó la decisión de algunos sectores gubernamentales de aplicar la llamada «ideología de género» en importante proyectos vinculados al desarrollo del país. Durante la homilía de la misa que presidió en la catedral de Lima, el purpurado consideró que «los intentos por promover en el país ideologías que tratan de eliminar todas las diferencias entre hombre y mujer, son totalmente ajenas a nuestra realidad cultural».
De acuerdo con ACI, el cardenal se refería al alarmante avance de la ideología de género en ámbitos del gobierno tanto en convenios internacionales suscritos por el Ministerio de Relaciones Exteriores, como a través del Ministerio de Promoción de la Mujer, controlado por Cecilia Blondet, una militante feminista. «Se está creando una situación que obedece a un colonialismo cultural, por la que nos quieren imponer desde el mundo desarrollado una política para que no haya ningún tipo de distinción en lo que es una realidad: el hombre y la mujer son diferentes y complementarios», afirmó el Cardenal.
El Arzobispo primado agregó luego que «cuando se plantea este tema en una ley, o una reforma constitucional, estamos hablando de algo más serio, fruto de esa globalización que se comienza a extender por muchos países de Europa, pero que es totalmente ajena a nuestra realidad cultural», manifestó. El Primado de la Iglesia peruana afirmó que ciertos aspectos de la ideología de la globalización están viciados y son negativos, pues «se aproximan a la persona humana como consumidora, como compradora, y no se abre a la dimensión de la familia, el amor, la amistad, o el matrimonio».
La ideología de género, señaló el Cardenal Cipriani, «ve todo desde el punto de vista cuantitativo, y sólo sabe preguntarse ¿cuántos niños hay que alimentar?, ¿cuántas mujeres hay que hacer abortar?».
El 6 de junio de 2002, Juan Luis Cipriani, hizo un llamado a los peruanos a recuperar los valores de la «unidad y la esperanza en el futuro» durante la obsequias del ex presidente Fernando Belaúnde Terry. Al referirse a las «unánimes expresiones de dolor» por el fallecimiento del ex-Presidente peruano, el cardenal señaló que estas muestras de unidad en medio de las actuales tensiones políticas deben marcar «el brote primaveral de las energías espirituales y morales en el Perú con el fin de que caminemos con esperanza».
A esa ceremonia religiosa asistió el presidente Alejandro Toledo, ministros de Estado, congresistas y el expresidente chileno Eduardo Frei. Asimismo, el cardenal Cipriani recordó los momentos que transcurrió con el ex mandatario cuando lo atendió espiritualmente en los últimos momentos de su vida, destacando cómo Fernando Belaúnde se presentó «totalmente desprendido» con «una sencillez que conmovía al sentirse alegre por la proximidad del encuentro con Jesucristo». Finalmente, el Cardenal llamó a los peruanos a que la muestra de unidad en torno a la muerte del ex presidente «sirva de estímulo para vivir la comunión de manera duradera en medio de las dificultades».
El 30 de junio del mismo año, Cipriani defendía la inversión extranjera, afirmando que no debía actuarse como si ésta fuera mala, ni las privatizaciones porque estos procesos «traen un mejoramiento para la población, en especial a los sectores más pobres».
El 6 de julio de 2002, la cadena América Televisión anunció que a partir del 11 de agosto transmitiría, desde las cuatro de la tarde, el espacio Es palabra de Dios con el Cardenal y Arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani.La comunicación se efectuó un día después que Cipriani Thorne señalara, en su homilía dominical, la necesidad de que los medios de comunicación brinden espacios para difundir la palabra de Dios.
El Arzobispo de Lima se quejó por la decisión de América Televisión de suprimir la difusión de la misa dominical que celebra en la Catedral y su reemplazo por el programa cómico «El chavo del ocho». A través de una nota de prensa, América Televisión justificó la suspensión del espacio religioso señalando que «por un cambio en la programación y el relanzamiento de la nueva imagen de la televisora se vienen realizando innovaciones previstas».
Además, el canal lamentó este «impasse involuntario» y dijo que «es muy importante para el pueblo peruano la palabra y mensaje del excelentísimo cardenal Juan Luis Cipriani ...Reconocemos que es muy importante el mensaje del evangelio al católico pueblo peruano, y que todos los medios de comunicación debemos contribuir a su difusión para un Perú mejor». Finalmente, América Televisión afirmó que a lo largo de estas transmisiones— que se efectúan desde hace tres años— han existido impasses que sólo se debieron a problemas de programación sin que existiera algún otro interés de por medio.
En septiembre de ese mismo año, el Cardenal de Perú, Juan Luis Cipriani calificó de «libertinaje, intolerancia contra la fe católica y un circo montado para el consumo de los medios de comunicación» la actitud de un grupo de manifestantes que protestaban en su contra frente a la Catedral de Lima.
Estudiantes universitarios y gente vinculada a organizaciones no gubernamentales protagonizaron un mitin ante el atrio de la iglesia lanzando gritos y mostrando pancartas en los que acusan a Cipriani de haber estado vinculado al régimen del destituido presidente Alberto Fujimori. “«Cipriani peligroso», «Fujimori asesino, Cipriani lo apoyó», «El lo sabía" señalaban las pancartas en alusión a la matanza que en 1992 perpetró el grupo paramilitar "Colina" contra nueve estudiantes y un profesor de la Universidad "Enrique Guzmán y Valle-La Cantuta». Asimismo, el Arzobispo de Lima lamentó que un centenar de personas «ataquen la catedral» y a «la vista y paciencia de las autoridades y la pasividad de las instituciones que tienen la obligación de mantener el orden público».
Antes de concluir la misa otro sacerdote a voz en cuello salió en defensa de Cipriani y lanzó vivas a favor del cura y la iglesia. A la salida de la misa, hubo el amago de un conato entre feligreses y manifestantes. «Asesino» gritaban algunos mientras los creyentes pedían «respeto al el pastor de Cristo». Dos semanas antes, el ex primer ministro de Fujimori, Alberto Bustamante, había atribuido al ex asesor Vladimiro Montesinos haber comentado que, ocurrido el masivo asesinato, un general consultó a Cipriani sobre dónde podía enterrar los restos.
Sin embargo, las críticas a Cipriani provienen incluso de la propia Iglesia, como lo demuestra la entrevista publicada por La República el 3 de septiembre de 2003, con el sacerdote Juan Julio Wicht, economista y «religioso muy comprometido con la defensa de los derechos humanos». Según Wicht, «El señor Cipriani no es la Iglesia del Perú, es un miembro más. La Iglesia somos todos los católicos». A pregunta expresa, Wicht afirmó: «Con todo respeto que se merece, el señor Juan Luis Cipriani no es la Iglesia del Perú, no es la Iglesia de Lima. Es un miembro muy importante de la Iglesia como pastor de la Arquidiócesis de Lima, pero la Iglesia de Lima somos todos los católicos de la ciudad».
«Se habló de un complot contra el cardenal»
«Complot es un ataque organizado. Pudo haber habido un grupo de personas con objetivos poco claros, pero complot es algo más serio. En lo que hay que tener cuidado es no mezclar la política partidaria con la Iglesia. Hay que separar estos dos campos».
Muchos familiares de víctimas de terrorismo afirman no sentir solidaridad para con el Cardenal. Se le recuerda por esa frase "los derechos humanos son una cojudez".
«Lamentablemente esta opinión de los que han sido víctimas del terrorismo es frecuente porque monseñor Cipriani no se ha destacado en su lucha por los derechos humanos y por la justicia social en el Perú. Pero también debemos respetar sus buenas acciones y esperar que cada vez más él sea conocido sin animosidades en su contra. Sobre todo por la responsabilidad pastoral que él tiene.»
¿También debería sacudirse de la cercanía que tuvo con Alberto Fujimori?
«Creo que convendría que monseñor Cipriani, por el bien de él mismo y por el bien del Iglesia y del país, aclarase muchas cosas que puedan completar la percepción que tiene el país, tanto de él como de su actuación en Ayacucho, mientras fue obispo, y en Lima. Él puede explicarse pero ha preferido mantener una actitud distante, un silencio que cree conveniente conservar, pero me parece que ayudaría mucho que se explique un poco más. Ese es mi deseo».
La «obra de Dios»
Además de muchas y valientes denuncias periodísticas que se han hecho contra actividades ilícitas de personajes del Opus Dei, como los trabajos de Herbert Mujica Rojas acerca del empresario Dionisio Romero Seminario, y al margen de datos particulares sobre exmiembros de ese grupo que actualmente llevan a cabo algún tipo de actividad política y se mantienen parcialmente fieles al conservadurismo católico, hay un cúmulo de datos sobre personajes e instituciones que pertenecen a ese grupo y que pueden hallarse en las publicaciones oficiales de ese grupo, que llegó a Perú hacia 1953 y al que la Santa Sede le confió la prelatura de Yauyos en 1957.
Dicho grupo ha sido acusado de haber estado totalmente integrado a la dictadura. De esas y de otras críticas ha sido defendido por personajes como el nuncio apostólico en Perú y el rector de .la Universidad de Piura, que junto con el Centro Cultural de los Andes, se cuenta entre las principales instituciones del Opus Dei en Perú.
En carta fechada el 24 de abril de 2001 y firmada por el nuncio Rino Passiagato este salía en defensa del Opus Dei ante las críticas de algunos medios de comunicación. Señalaba: «la prelatura del Opus Dei goza de todos los reconocimientos civiles otorgados por el Estado Peruano, en el marco del acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú (artículo III).»
En esa carta pública, el nuncio apostólico defendía al Opus Dei de los “ataques injustos” que recibía de la prensa y exhortaba a los católicos «a respetar a los hermanos miembros de la prelatura del Opus Dei y a su apostolado».
Ante las críticas de que el Opus Dei apoyaba a la dictadura, el rector de la Universidad de Piura, Antonio Mabres, en carta pública señalaba en abril de 2001 que ejemplo de la obra del Opus Dei era la Universidad de Piura, que «nació en el desierto sin apoyo estatal y ...lucha por formar profesionales competentes, íntegros, honestos y con afán de servicio».
Vale la pena notar que, como en otros casos, ese tipo de argumentos son irrelevantes si de lo que se trata es de probar que el Opus Dei no tiene la participación política que se le atribuye, pues esta no excluye el hecho de que ese grupo lleva a cabo obras educativas en diferentes países, pues puede hacer eso y a la vez apoyar las corrientes políticas más conservadoras.
JPEG - 32 KB
Monseñor Cipriani Thorne a la derecha
En Calle Grande, Perú, el Opus Dei fundó un Instituto Rural, en la ciudad de San Vicente de Cañete, donde el personal del Opus Dei llegó incluso a tener problemas con grupos guerrilleros, que según la versión de dicho personal, volaron algunas de sus instalaciones.
El centro está dedicado a la formación de técnicos ganaderos, quienes pagan en especie, mediante animales o productos agrícolas, la capacitación recibida, además, el centro cuenta con financiamiento proveniente de los gobiernos de España, Japón, la Unión Europea y otros.
Con ese proyecto el Opus Dei busca «formar jóvenes provenientes del medio rural, para que desarrollen una mentalidad empresarial», además, los alumnos reciben «una formación espiritual que les ayuda a vivir con coherencia cristiana; una formación tecnológica que redunda en una mayor productividad; y una formación empresarial, para adaptarse al criterio moderno de la administración y la empresa».
Las publicaciones oficiales del Opus Dei listan los siguientes como algunos de los miembros destacados de ese grupo en Perú, reconocidos oficialmente como tales.
Tatiana Salazar Rodríguez y Teresa Blume Barreto pertenecen a la Asesoría regional del Opus Dei en Perú. Ricardo Hage Fernández y Carlos Lavalle Iriarte pertenecen a la comisión regional de Perú. El asesor espiritual en Perú es César Corcuera García. Vicente Pazos González es defensor del vínculo de la Arquidiócesis de Piura, en Perú. Jorge Gandolfo Vera-Tudela nació en Lima en 1947 y murió en la misma ciudad el 18 de febrero de 1999. Era arquitecto. Pidió la admisión al Opus Dei en 1965. Participó en varios proyectos de este grupo, como la residencia de Los Andes y el club Saeta. Carmen López Díaz nació en Tarma, Perú, en 1950, trabajo en el Instituto Peruano de Seguridad Social, murió en Lima el 6 de febrero de 2000.
Oraciones de los políticos
Por otra parte, el diario Liberación, de Lima, publicó el 31 de enero de 2001 un reportaje titulado Representantesdel Opus Deihancopadoaltoscargos en el Perú, donde se señalaba a Tudela, Altuve y a otros personajes como miembros del Opus Dei.
Identificaba ese reportaje como miembros de dicho grupo a Martha Chávez, y al excanciller Francisco Tudela; «el mismo personaje que en sus años universitarios en la Católica encabezaba un grupo de tendencia fascista y quien le dijo a Alvaro Vargas Llosa que el Perú necesitaba "un Pinochet" para que se efectúe una "limpieza", como miembro del Opus Dei y personaje cercano a Tudela, la publicación mencionaba a Rafael Rey, y añadía que “Este, junto al periodista Arturo SalazarLarraín(tambiénadscrito al Opus), ha hecho suyaslas banderas de la lucha contra los métodos anticonceptivos, a los que parece considerar instrumentos diabólicos. En ese contexto, la distribución y promoción de preservativos, por ejemplo, es para ellos sólo un mecanismo utilizado por grandes empresas transnacionales para vender y experimentar sus productos. Salazar Larraín es defensor de una peculiar tesis, que sostiene que el Perú, en realidad, necesita más pobladores y no un programa de control de la natalidad».
Afirmaba también dicha publicación que: «otros personajes vinculados al grupo fundado por José María Escrivá de Balaguer son los parlamentarios Luis Chang Ching y Cecilia Martínez del Solar», y que «Fernán Altuve Febres, ex integrante de la alianza fujimorista Perú 2000, integra por su parte la Asociación de la Santa Cruz, ente que sería promovido por el Opus Dei».
En lo que concierne a Fernán Altuve Febres cabe añadir que en 2002 era asesor de inteligencia del gobierno venezolano. Arturo Salazar Larráin es una aliado de Ceprofarena, filial del grupo provida Vida Humana Internacional, que tiene sede en Miami y vínculos con personajes como la congresista republicana Ileana Ross. A Rafael Rey, otras fuentes lo identifican también como miembro del Opus Dei; en octubre de 2002, el legislador Rafael Rey propuso incluir en el artículo 2 de la constitución que el no nacido es persona y que por tanto debe prohibirse el aborto igual que la pena de muerte.
La propuesta obtuvo sólo 8 adhesiones. Cecilia Martínez del Solar ascendió vertiginosamente a la tercera posición electoral de Perú 2000, lo cual atribuyeron algunos a la ayuda de Cipriani. Martha Chávez fue vocera de Fujimori y en 2002 se le acusó de haber recibido fondos de Vladimiro Montesinos, por lo que en abril de ese año Fujimori denunció una supuesta persecución en su contra.
Por su parte, Luis Chang Ching fue mencionado por la publicación provida La Cruz de California, en junio de 1997, entre los rehenes que, luego de estar 126 días secuestrados en la casa del embajador Japonés en Lima, experimentaron supuestas conversiones religiosas. Afirma La Cruz de California que «el congresista oficialista Luis Chang Ching....en las diversas entrevistas por televisión apareció siempre con un rosario envuelto en las manos. El rosario le había sido entregado por Mons. Juan Luis Cipriani un día que el Arzobispo, miembro de la Comisión de Garantes, entregó varios objetos religiosos a los rehenes. Según coincidentes testimonios de los ex-rehenes, incluso algunos miembros del MRTA se acercaron a Mons. Cipriani para pedirle alguna estampa de la Virgen.»
Según esa publicación, Chang Ching declaró: «No rezaba el rosario desde la escuela primaria (elemental)...pero en adelante espero seguirlo rezando, porque he aprendido mucho de mi fe gracias a él».
Prosigue La Cruz de California: «No menos sorprendentes fueron las palabras del Ministro de Agricultura Rodolfo Muñante. "Quiero, ante todo, dar gracias a Dios, porque él ha sido la única causa por la que sigo vivo", dijo en una reciente entrevista, en la que reveló que uno de los terroristas del MRTA, apenas iniciada la toma de la embajada, entró a la habitación donde él se encontraba y les apuntó con un fusil de guerra. Después de dudar unos segundos, bajó el arma y regresó a la escalera de la residencia, donde caería abatido por los comandos. "Yo ruego a Dios para que por ese gesto de humanidad, le perdone todas sus culpas", dijo Muñante. Poco antes de la toma de la embajada, el Ministro de Agricultura había decidido separarse de su esposa y sus hijos dado que estos le recriminaban su "adicción al trabajo". Después de la experiencia de la embajada, sin embargo, Muñante volvió decidido a retornar con su familia. "He descubierto que lo mas importante, después de Dios, es la familia", dijo durante una reciente entrevista».
Tudela, quien en ese tiempo era canciller fue uno de los rehenes y de hecho el más conspicuo de ellos. Leemos en La Cruz: «Un drama paralelo había sido vivido por los familiares de los rehenes, especialmente cuando veían que los días pasaban y que una eventual salida militar comenzaba a tomar mas forma. Casi dos meses antes de la intervención militar, Lucila Gutiérrez, esposa del canciller peruano Francisco Tudela, había señalado que "la mayoría de nosotros sabemos y aceptamos que el gobierno no puede estar de acuerdo con las condiciones de los terroristas", "pero esto no cambia el hecho personal, y profundo que queremos, soñamos y esperamos tener a nuestros seres queridos de vuelta en casa", afirmó la señora Gutiérrez, mientras evitaba dejar caer las lágrimas de sus ojos. "Mientras tanto esperamos, deseamos, nos ayudamos unos a otros y rezamos, rezamos en todo momento", añadió».
«En efecto, los familiares de los rehenes y sus amigos habían formado 14 diferentes grupos de oración que se reunían sistemáticamente cada día en diversos puntos de Lima. Uno de los mas activos era el que se reunía en la Parroquia de Nuestra Señora de la Reconciliación, donde Luz María y Mónica, las pequeñas hijas del coronel de la Fuerza Aérea Peruana, Julio Rivera, figuraban entre las más jóvenes. En la época de Navidad, Luz María y Mónica se habían acercado al párroco, mientras su madre rezaba dentro de la Iglesia, para preguntarle si es que era pecado sentir desilusión y algunas veces tanta pena hasta el punto de llorar. La respuesta del párroco fue: incluso la Virgen María, cuando perdió a su hijo, o fue forzada a dejar Egipto, debió haber tenido los mismos sentimientos. "No hay mucho que podamos hacer mas que rezar", afirmaba la señora Rivera durante los días mas duros e inciertos, "pero rezando, sentimos que hacemos muchísimo"».
El mismo coronel Rivera, agotado pero sonriente, se aparecería en la parroquia al día siguiente de su liberación para agradecer las campañas de oración organizadas por el párroco, y también para expresar un compromiso: convertirse en un feligrés activo.
Finalmente, plantea La Cruz: «Una interrogante importante queda abierta sobre el canciller peruano Francisco Tudela, tal vez el rehén mas importante y cuya recuperación en el hospital militar podría llevar un mes. Tudela que de joven había sido un connotado y brillante polemista católico, había declarado algunos meses atrás que su pensamiento "probablemente esta mas cerca de Platón que de Jesucristo". Quienes lo conocen se preguntan si la dura experiencia en la embajada le ha permitido redescubrir la fe de su juventud. Pero probablemente la respuesta la sepan solo sus allegados.»
El material anterior es por demás interesante. En primer lugar, porque viene a confirmar, mediante una fuente declaradamente conservadora, la cercanía de ciertos funcionarios y políticos, identificados también por sus opositores, con personajes y grupos de la derecha católica. Es muy significativa la relación establecida con Cipriani y la existencia de «grupos de oración» formados por ciertos personajes y sus familiares, pues esos grupos suelen servir como células y grupos de reclutamiento y control para la participación posterior en actividades de carácter político religioso. Por otro lado, la maniobra retórica que se usa al presentar dicho material es también bastante obvia: hacer creer a los lectores que los personajes mencionados estaban de alguna manera lejanos del catolicismo y que una experiencia traumática los “convirtió”; en realidad, su historia política contradice esa interpretación.
Edgar González Ruiz
*Fragmento del libro inédito Cruces y Sombras. Perfiles del conservadurismo católico en América Latina.
Edgar González Ruiz
Edgar González Ruiz Maestro en Filosofía. Investigador y periodista, especializado en la derecha política en México y América Latina. Ha publicado varios libros, como: La Última Cruzada (2001); Los Abascal (2002); Cruces y Sombras (2006); El clero en armas (2007). En 2005 obtuvo el Premio José Martí; en 2006, el Premio Nacional de Periodismo, de México. Colabora en Contralínea.