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EL MAS Y SU UNIÓN CON LA DERECHA RACISTA Y FASCISTA DE BOLIVIA
Por: Pedro Portugal M.
Dada su magnitud simbólica y su repercusión política, el pacto entre el Movimiento al Socialismo (MAS) y dirigentes de la Unión Juvenil Cruceñista (que anteriormente fueron catalogados como racistas y fascistas, por los propios dirigentes y militantes del MAS) reclama una explicación en el campo de las ideas y del comportamiento político en Bolivia.
El candidato del MAS a senador por Santa Cruz, Isaac Dávalos, en conferencia de prensa declaró que «se siente halagado y muy contento por trabajar con un grupo de jóvenes que se pusieron la camiseta para luchar por el proceso de cambio». Ese «grupo de jóvenes» tiene, sin embargo, un currículum de agresiones y atropellos contra los collas y los sectores populares de Santa Cruz, que haría palidecer de modestia a los más acendrados reaccionarios en cualquier parte del mundo. ¿Qué significa, pues, un pacto de alianza con grupos cuya actividad linda más en lo paramilitar y en lo delincuencial, que en lo político e ideológico?
Los beneficiados con ese pacto son los ex presidentes de la Unión Juvenil Cruceñista, Ángelo Céspedes y Víctor Hugo Rojas. También los caciques de la barra brava del equipo Oriente Petrolero, Chichi Pérez, y de la barra brava de Blooming, Israel Medina. Están incluidos en este sancocho el ex director departamental de Seguridad Ciudadana del Gobierno Departamental de Santa Cruz, Jorge Aldunate Salvatierra y Edmundo Arias, ex integrante del cuerpo de seguridad personal del prefecto cruceño, Rubén Costas. ¡Una linda caterva de buenos ciudadanos, como para llenar de orgullo a un partido como el MAS! Fieles a su reputación, el momento de plegarse a la campaña de Evo Morales y jurar lealtad a Isaac Ávalos, Ángelo Céspedes y Ángel Chichi Pérez advirtieron con «utilizar la violencia y llegar hasta el enfrentamiento con grupos opositores en Santa Cruz que no les permitan hacer campaña electoral por el MAS en la capital cruceña».
¿Cuál es la ideología que fundamente esta unión? Alcides Monasterios y otros dirigentes del P.S.-1 indican en un documento que «las organizaciones socialistas en general, y en especial en Bolivia están organizadas en base a principios ideológicos, que obedecen a una determinada filosofía del pensamiento revolucionario, y se diferencian de las organizaciones derechistas porque ambas corrientes defienden intereses diametralmente opuestos».
Consecuentemente, según ellos, «el M.A.S. hace tiempo que dejo de prometer socialismo, ahora sólo le interesa mantenerse en el poder a cualquier precio y a como dé lugar, transando con moros y cristianos, SUMANDO escorias fascistoides y racistas como los grupos de vándalos juveniles de Santa Cruz y RESTANDO apoyo de los sectores de avanzada revolucionaria».
¿Tuvo el MAS ideología socialista en sus inicios y ahora la estaría abandonando en su angurria por conseguir a como dé lugar mayoría en el Parlamento? ¿Qué ideología — o qué falta de la misma — puede explicar atravesar ya no solamente «ríos de sangre», sino también desagües de materia fecal?
Si ideología es el «conjunto de ideas y valores concernientes al orden político cuya función es guiar los comportamientos políticos colectivos», el MAS sí la tuvo desde sus inicios y es consecuente con ella. Lo que sucede es que multitud de sobrevivientes de las luchas por la justicia social y la revolución de los años 70 y 80 en Bolivia, en el continente y en el mundo (y los recién venidos a esa utopía), quisieron ver en el MAS lo que su corazoncito militante les aconsejaba y no lo que realmente era. Remberto Cárdenas Morales, en una nota publicada por Argenpress, anota que «es necesario recordar que al día siguiente de la posesión de Evo Morales en el cargo (22-I-06), el entonces Presidente en ejercicio del MAS, en una reunión de la «Izquierda latinoamericana», dijo que a los masistas les tenía sin cuidado la separación entre izquierda y derecha, y que a ellos les importaba saber cuál de ellas servía al pueblo».
Recalca este pragmatismo evista-masista el calificativo que da Evo Morales a Fidel Castro: No es ni ideólogo doctrinal ni heroico guerrillero, sino simplemente «el abuelo sabio». Por supuesto que ese cariñoso apelativo está determinado por el momento en que el uno conoce al otro; pero trasluce también las expectativas que despierta. Es decir, Evo no espera recibir de Fidel una visión del mundo o las instrucciones de tácticas de combate (sea en las montañas o en las calles de las ciudades), sino los plácidos consejos de quien ha sobrevivido a los riesgos y la usura del poder y que puede ayudarle al boliviano en esa misma pretensión.
Parece pues evidente que la alianza MAS – Unión Juvenil Cruceñista y gajos anexos es conclusión lógica de la naturaleza del actual partido de gobierno. De ahí que la prevención que le hacen varios de sus bienintencionados militantes y simpatizantes para alejarlo de tan mala compañía, en sentido de que «¡cuando se gana con la derecha, siempre es la derecha quien gana!», sea piadosa pero estéril. Basta con releer las reacciones de los principales dirigentes del MAS a las críticas que surgieron sobre esa alianza: El mismo Evo Morales saludó a los recién venidos recordando que «el proceso de cambio está abierto a todos»; el vicepresidente Álvaro García Linera cree que ingresando al MAS, los racistas de la UJC «se han rendido» y el ministro Romero no disimula su complacencia por esa alianza.
¿Logrará ese pacto atraer más votos para el MAS en Santa Cruz? Quizás más bien le reste, pues la reacción de los collas del Plan 3000, de San Julián y de los mercados cruceños (quienes sufrieron las agresiones, ataques y pateaduras de los «jóvenes» de la UJC), la reacción de los sectores populares de Santa Cruz, no sea la misma que la de los collas del occidente: masoquista e indolente. En todo caso, quienes de esta manera están ingresando recientemente al partido de gobierno, lo están haciendo para después mandar. La perspectiva es, pues, sombría e incierta para quienes apostaban por «el proceso de cambio», que más bien puede devenir en un «proceso de más de lo mismo».
(Revista Pukara Nº 47 (Bolivia, noviembre 2009).
(La foto muestra uno de los vehículos de la Unión Juvenil Cruceñista en plena acción de represión en Santa Cruz)