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CUANDO LA CORRUPCION ES UN NEGOCIO DEL GOBIERNO APRISTA
Por: Juan Sheput.
Rómulo León y el Tercer Juzgado Anticorrupción
Hablar de corrupción en el gobierno de García Pérez es parte de la normalidad. Y si en ella está involucrado su gran amigo Rómulo León pues constituye un clásico. La suerte de uno está ligada a la del otro, así algunos diarios que creen que se defiende la gobernabilidad favoreciendo la impunidad digan lo contrario.
Desde que fue detenido Rómulo León se inició un amplio despliegue en el Poder Ejecutivo para complicar la marcha del proceso judicial y así favorecer a Rómulo León. El hecho que de manera coordinada actúen el Congreso, el Ministerio de Justicia, el Ministerio Público, el Ministerio del Interior y el Poder Judicial es una señal que las órdenes de proteger a Rómulo León vienen del más alto nivel.
Rómulo León no es una persona que no tenga antecedentes de corrupción. Es un sujeto que utiliza y ensucia a la política pues se entromete en ella para lograr una serie de beneficios. Cuenta para ello con el apoyo de sus amigotes que cual corporación le brindan una serie de facilidades para que concrete su faenón.
Siendo así es lógico que cuando esté en problemas lo intenten ayudar. No por solidaridad (sin alusiones a un movimiento de líderes corruptos) sino porque las altas esferas de este gobierno temen que las investigaciones lleguen a comprometer al propio Alan García, lo cual en realidad no me extrañaría.
El diario La Primera ha manifestado su indignación con el fallo del tercer juzgado anticorrupción que indica que Rómulo León no se asoció para delinquir. Es el único medio que se ha pronunciado sobre el particular. El resto ha optado por ignorar la noticia vaya usted a saber por qué razones. Sin embargo tampoco nos debe extrañar. Los medios brindan entrevistas complacientes a Keiko Fujimori. La misma complaciencia la extienden a los funcionarios del actual gobierno.
Ser corrupto en el Perú actual es una actividad rentable, que goza del silencio de la mayoría de medios y de la comprensión de algunos empresarios. García sabe, como Fujimori y Montesinos, que la falta de ética de los que deben fiscalizar o de los que deben investigar e informar permite que se llegue a acuerdos con ellos, acuerdos que permitan la impunidad y el redondeo del faenón.
Que no nos sorprenda que Rómulo León salga muy pronto en libertad y que esta se celebre con fotos en las mal llamadas revistas de sociedad. Si no lo saben en el Perú los corruptos y los que tienen indicios de corrupción pertenecen a los mejores clubes, enseñan en las universidades y se les ve en los cócteles de las embajadas.
Después que no nos sorprenda que nos convirtamos en un estallo fallido, sobre todo ahora que el narcotráfico viene creciendo en nuestro país.