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ALAN GARCIA HUYE DE LA IRA DE LAS MASAS
Por: Yásser Gómez.
(Revista Mariategui). Lejos de las amistosas conferencias de prensa en Lima, lejos de las mesas llenas de pisco y butifarra y lejos de las masas de manifestantes, organizadas por las hienas de Agustín Mantilla. En Puno, la situación de los maestros le explotó en la cara a Alan García, le salieron al frente las bases legítimas del SUTEP (Sindicato Unico de la Educación en el Perú), las que no disfrutan de gollerías ni viajecitos sindicales, las que defienden la Escuela Pública y la estabilidad laboral, las que ante el abandono del Estado a la educación, siguen con la noble tarea de enseñar a los niños.
Un espantado Alan García -porque sus amigos de las compañías encuestadoras ya no pueden esconder las cifras de desaprobación a su gobierno- , decidió de improviso realizar una filantrópica gira por los pueblos del sur andino, para entregar ayuda a las víctimas de las bajas temperaturas. Todo transcurría sin contratiempos, hasta que el jueves 28 de junio - el quinto día de su tour "social"- llegó a la comunidad de Ayavíri (zona norte de la región Puno), y cuando apenas hizo su ingreso, recibió el impacto de una fruta en el rostro. García enfurecido, siguió su camino a la Plaza de Armas. Ahí se mostró indeciso para subir al estrado. Luego de unos minutos, subió alterado y le arrebató el micrófono al alcalde del pueblo, Bernaldo Meza, cuando éste se disponía a darle la bienvenida. No contento con esto, el rabioso García gritó a un policía, exigiéndole que retire su escudo, que lo protegía de los objetos que volaban en dirección a su voluminosa humanidad. "Baja eso carajo", se escuchó por los parlantes.
Desde tempranas horas de la mañana, unos 300 aguerridos maestros clasistas del SUTE (Sindicato Único de Trabajadores de la Educación) - Puno - quienes iniciaron el 20 de junio una huelga nacional indefinida, en defensa de la Escuela Pública y contra Ley de Carrera Pública Magisterial- se habían reunido en el local de la Casa del Maestro, para organizar la protesta por la visita del prontuariado presidente peruano. Por eso, de manera audaz, en grupos de cinco y diez profesores, se ubicaron entre la muchedumbre que escucharía el mítin.
Alan inició su discurso alimentando su ego, vociferando cifras sobre la supuesta exitosa distribución económica, que le permitirá a los municipios y gobiernos regionales, gozar de mayores partidas. Decía casi como un delirio, que esa era la revolución descentralista que su Gobierno prometió. Imaginaba que estaba hablando en Lima, a una población adormecida por los medios de desinformación, entonces volvió a la realidad cuando al grito de: "fuera Alan traidor y mentiroso", le llovieron huevos, tomates y naranjas podridas. El ego del megalómano mandatario no pudo soportarlo y disparó contra el magisterio, frases del más grueso calibre reaccionario. "Se acabó la mamadera, es hora de estudiar y enseñar, no permitiré que un grupo de ociosos que no quieren ser evaluados brinden a nuestros hijos una educación de pésima calidad. El Estado realiza una mala inversión al remunerarlos".Por su parte, los docentes del SUTE - Puno rechazaron el insolente discurso de Alan, calificándolo de provocación y burla para el magisterio.
La peroración tuvo que ser interrumpida porque las silbatinas y objetos le seguían cayendo a García, quien desesperado levantó la mano derecha y con el dedo pulgar señalando hacia abajo apuntó a los maestros que seguían insultándolo. El alcalde de Ayavíri le entregó las llaves de la ciudad, por lo que Alan decidió retirarse raudamente entre los camiones que transportaban las donaciones para los afectados, pero no pudo evitar el rechazo popular. La gente le seguía silbando y lanzando objetos.
Lo mismo ocurrió en la carretera cuando se dirigía a Orurillo, manifestantes lanzaron piedras a la caravana y llegaron a romper la ventana lateral de un patrullero. Luego García y su comitiva se trasladaron a Azángaro, de donde se desviaron a Calapuja, a realizar otras entregas simbólicas. Mientras, otro piquete de profesores del SUTE bloqueaba el ingreso y salida del aeropuerto Inca Manco Cápac de Juliaca. Aunque en esta ciudad, Alan tenía programado inaugurar un frigorífico y reunirse con autoridades para abordar el tema de la Interoceánica, agobiado por la protesta de los maestros y casi obligado por sus agentes de seguridad, decidió emprender la retirada, es decir, huir. Porque los maestros querían seguir "agazajándolo". Por eso, en un paraje cercano a Calapuja se subió a un helicóptero que lo llevó al aeropuerto de Juliaca y ahí tomó su vuelo a Lima.
De vuelta a la capital del Perú, García se puso valiente, porque que en Palacio de Gobierno nadie le lanzará objetos, ni lo humillará. Entonces, en una conferencia de prensa intentó sacudirse del trauma ocurrido en Puno. "El único argumento de esos dizque profesores es tener una piedra en la mano. Se trata de la justificación más primitiva de la historia, están casi homínidos, casi en el simio". Insultos que no doblegan a las bases magisteriales, que se dieron el gusto de sacar, de ese imaginario paraíso neoliberal en el que vivía el ilegítimo e ilegal presidente peruano.
Por eso, esta ha sido la respuesta de los maestros ante el zarpazo neoliberal del gobierno aprista y el Congreso de la República, de pretender aprobar la ley de Carrera Pública Magisterial, que liquidará la estabilidad laboral de los docentes. Esta ha sido una batalla ganada por el magisterio, que estamos seguros será fundamental para que Alan García, no intente de nuevo y por un buen tiempo, bañarse de popularidad en algún poblado sur andino. Ahí donde nunca llega el chorreo neoliberal. Porque los profesores no sólo enseñan, también saben defender la educación pública hasta con su vida.