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CRECE MOVILIZACION POPULAR CONTRA EL APRA
Por: Julio Cesar Blanco Barrera.
(Revista Mariátegui). La primera semana de mayo una serie de luchas sociales se desarrollaron a lo largo y ancho del Perú: desde los campesinos productores de hoja de coca en Huanuco, pasando por los algodoneros en el norte, y los trabajadores mineros del centro y el sur, hasta, últimamente, los comerciantes del mercado Santa Anita en Lima. Todas ellas reflejan, desde posicionamientos diversos, la crisis social que hoy vive nuestro país y que ha sido acrecentada por la continuidad de las políticas neoliberales que el actual gobierno de Alan García se empeña en seguir aplicando. En el presente artículo trataremos de reseñar sucintamente algunas de las características, demandas, actores y perspectivas de este nuevo asenso social en curso.
Los actores y sus demandas
El miércoles 02 de mayo se inicia en la ciudad de Huanuco un paro regional de 72 horas en apoyo a los productores de hoja de coca. Esta medida contó con el apoyo de un sector importante de la población de esta región, además de los estudiantes universitarios, el gremio de construcción civil, la CGTP base Huanuco, los maestros y el propio gobierno regional. Los campesinos productores de hoja de coca estuvieron representados en esta oportunidad por la Central Agropecuaria Cocalera del Perú, la cual tiene a Eduardo Ticeran como su dirigente. Esta central campesina es muy critica a Nelson Palomino. La demanda puntual de este sector es la lucha contra la política de erradicación de la hoja de coca impuesta por el gobierno, a iniciativa de los EEUU, y para ello exigían la presencia en Huánuco de una comisión del ejecutivo.
El 30 de abril trabajadores mineros de Junín, Cajamarca, Pasco, Huancavelica y Moquegua organizados, algunos, en la Federación de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos inician una huelga indefinida teniendo como demandas centrales: aumento salarial, fin del manejo abusivo de las services, mayor participación en las utilidades, entre otras reivindicaciones económicas.
El 02 de mayo, seis mil agricultores productores de algodón bloquearon la panamericana norte y la entrada a Sechura iniciando así una medida de lucha que tenía como exigencia principal mejores precios para sus productos y más créditos. A estas medidas concretas de lucha también se sumaron el Paro regional de Loreto promovido por organismos de defensa regionales y apoyado por el propio gobierno regional teniendo como demanda puntual la promulgación de un decreto que permita la transferencia de una partida económica para contratar 1,200 profesores. Así mismo el Cusco amenazaría también con un paro regional por demandas similares de partidas económicas para contratar 1,180 profesores, esta medida sin embargo fue suspendida.
Y por ultimo, el viernes 04 de mayo cientos de comerciantes minoristas toman los ambientes del mercado de Santa Anita en Lima, exigiendo la preservación de su centro de trabajo, negándose a que este sea privatizado por capitales chilenos.
Carácter principal del nuevo ascenso social
Como vemos, las demandas de los sectores en lucha son diversas así como también los componentes sociales, destacando entre ellos: obreros, campesinos, comerciantes minoristas, profesores, estudiantes, entre otros. Sin embargo creemos que existen elementos comunes que se repiten y que nos permiten configurar algunas características propias de este nuevo asenso popular.
Una de las características principales seria el carácter eminentemente gremialista, reivindicativo y economicista de sus demandas, las cuales en ningún momento alcanzaron vuelo político ni se permitieron cuestionar al gobierno central y su política. Esto, para nosotros, obedece a dos razones fundamentales: Por un lado a la falta de una dirección política que oriente las luchas del movimiento popular, lamentablemente ni la vieja izquierda ni el Partido Nacionalista han logrado hasta ahora fundirse con los nuevos actores sociales en conflicto y ser parte de su dirección. Por otro lado tenemos la relativa estabilidad económica que vive el país y que impide a las grandes mayorías - la mayoría despolitizadas - visualizar las verdaderas causas de nuestros males, que como sabemos radican en el neoliberalismo y en sus agentes instalados en el palacio de gobierno.
Otra de las características que presenta el asenso social en curso es la falta absoluta de una coordinación nacional, o siquiera interregional o macro regional entre los sectores en conflicto. Cada quien lucha por su lado y en su región, localidad o sector sin preocuparse en lo mas mínimo por buscar la centralización y la unidad con otros sectores también en pugna. La causa del aislamiento y parcelamiento de las luchas se debe a que las grandes e históricas centrales obreras como la CGTP, o campesinas como CCP o la CNA y también las populares como la Coordinadora de Frentes de Defensa, se encuentran atravesando por una seria crisis de representatividad. Las primeras por su política burocrática, impuesta por las direcciones de los viejos partidos de la izquierda reformista, han dejado de ser los entes que centralicen la organización nacional del movimiento obrero y campesino peruano y la Coordinadora de Frentes Regionales se encuentra virtualmente desactivada. Lamentablemente hasta ahora el movimiento popular no se ha podido dotar de nuevas instancias de centralización y dirección nacional.
La respuesta del gobierno
En un primer momento y auspiciados por las declaraciones del congresista derechista de Unidad Nacional Luís Bedoya, el gobierno a través de sus voceros trato de endilgarle la responsabilidad política de las jornadas de lucha que se desarrollaban en el país a Ollanta Humala y al Partido Nacionalista, haciendo circular la versión de que existía un "complot del humalismo" para desestabilizar al país.
Alan apela entonces al endurecimiento del discurso amenazando con arrasar o para ser mas exacto "pasar por encima" de aquellos que se atreven a paralizar el país y complotar contra su gobierno. Los más cuestionados fueron los cocaleros, a quienes García Pérez no dudo en calificar de bárbaros, primitivos y retrasados.
El objetivo central de esta estrategia era desviar la atención de los problemas de fondo y de las causas reales de los conflictos sociales. Sin embargo, mas adelante el gobierno percibe que esta estrategia podía tener un efecto contraproducente pudiendo terminar por inflar a Ollanta ante un movimiento popular ansioso de cambios y de soluciones a sus conflictos, ante esta nueva percepción varían la estrategia de confrontación por la de la negociación. Dándole esta estrategia resultados muy favorables (hasta el termino de este articulo el gobierno había logrado que los obreros mineros, los campesinos de Piura, el pueblo de Loreto y los productores de hoja de coca de Huanuco levanten sus medidas de lucha)
Como se dijo ya líneas arriba, ante un movimiento popular desarticulado orgánicamente y sin un horizonte político claro, resulta relativamente censillo para un gobierno demagógico con el del APRA capear el temporal social a través de las negociaciones, que por cierto implican una serie de promesas pirotécnicas propias de este gobierno, que más allá de ser cumplidas servirán para darle aire y permitirle continuar con la aplicación del recetario neoliberal, lo cual nos hace avizorar el advenimiento de nuevas jornadas de lucha.
¿Y qué pasa con el Partido Nacionalista?
A pesar de las declaraciones mediáticas hechas por Ollanta Humala, que mas tienen un carácter defensivo que esclarecedor, no se percibe hasta ahora una respuesta orgánica y categórica del Partido Nacionalista en el sentido de asumir la defensa y la dirección política de estas luchas. Al parecer los responsables de elaborar la línea política del PNP y sus voceros parlamentarios se han comido el cuento intimidatorio del gobierno y pretenden mostrarse como una oposición "light", digerible y exclusivamente congresal, como si los problemas de fondo se resolvieran en el Hemiciclo.
Lastimosamente esa desconexión entre partido y masas, entre dirección política y movimiento popular podría llevar no solo a acrecentar la crisis social con la profundización de las políticas neoliberales propias de este gobierno, sino también a alejar a Ollanta y al Partido Nacionalista de la posibilidad de ser una opción de gobierno en el 2011.
Nosotros creemos que después de las elecciones municipales y regionales de noviembre del 2006 se cierra en nuestro país el ciclo electoral, el cual se volverá ha abrir seguramente en el 2010. Mientras tanto, y como ya se viene dando, se apertura un proceso de luchas sociales, en su mayoría en el interior del país, las mismas que en el fondo reflejan la voluntad de cambio por la cual votaron los peruanos de provincias en las elecciones presidenciales y regionales pasadas. Es ahí donde deberán incidir las organizaciones que se precien ser del campo popular y luchar por una transformación estructural. Esta nueva etapa política por la cual atraviesa nuestro país demanda, entonces, del Partido Nacionalista la necesidad de que actúe en el seno del movimiento popular y consecuentemente con el programa enarbolado en las elecciones anteriores para que de esa manera pueda postularse como alternativa real ante el Apra y los partidos tradicionales.
Perspectivas
Consideramos entonces muy importante este nuevo proceso de auge del movimiento popular, ya que pese a su dispersión y despolitización, pone en evidencia la incapacidad política de este gobierno para solucionar los problemas de fondo de la gran mayoría de peruanos y la vitalidad y combatividad de los pueblos de las regiones del interior del país fundamentalmente.
Esta primera escaramuza entre el movimiento popular y el gobierno es una primera etapa de un proceso mayor que como ya dijimos se abre ahora y se trasladará en el 2010 al terreno electoral. Como lo demuestra un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo; "En el Perú existen 29 conflictos sociales en estado activo y otros 47 en estado latente…Entre los casos activos once corresponden a problemas socioambientales originados por empresas mineras y petroleras, otros diez están vinculados al desempeño de alcaldes, cuatro son por disputas entre comunidades, dos se deben a demandas gremiales y uno a la erradicación de cultivos de la hoja de coca" (Fuente diario Perú 21, martes 08 de mayo del 2007). Lo cual no hace más que reflejar el descontento progresivo del pueblo para con las políticas gobiernistas, que si bien ahora gozan de una relativa capacidad de maniobra y disuasión esta podría resquebrajarse y perderse a medida que se profundice la crisis social, se intensifique la lucha de clases y se dote el movimiento popular de una dirección política y un espacio de articulación nacional.
En ese sentido nos solidarizamos con todos los sectores en pie de lucha y hacemos un llamado a los trabajadores, campesinos, comerciantes, profesores, estudiantes y demás componentes sociales del campo popular y a sus organizaciones naturales a crear los espacios necesarios de coordinación que nos permitan articular nuestras demandas y luchas y entender que nuestros problemas, por mas particulares y sectoriales que parezcan, tienen un fundamento político que esta determinado en ultima instancia por la vigencia de un modelo económico, político, ideológico y social que favorece únicamente a los grandes propietarios de los medios de producción y a sus agentes -los gobiernos de turno- excluyendo de toda posibilidad de desarrollo y bienestar a las grandes mayorías.