3 de noviembre de 2024

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LA DESINTEGRACIÓN DE IRAK SE HA INICIADO.

Por: Abel Samir.

8 de noviembre de 2006

El 1º de noviembre de 2006, tropas iraquíes muy bien armadas que provienen de las tribus sunis han iniciado el cerco de Bagdad. Estas tribus son las que formaron la espina dorsal del ejército de Saddam. Los accesos tanto por el norte como por el sur de la capital iraquí están siendo controlados por ellos. Las milicias chiítas se defienden en combates sangrientos para tratar de romper el cerco, mientras el gobierno y las fuerzas de ocupación norteamericanas permanecen inmovilizadas, al parecer, esperando el desarrollo de los acontecimientos.

Este acontecimiento viene a demostrar que la unidad de Irak, de un gobierno de conciliación manejado por Bush revienta como una pompilla de jabón. Esta acción demuestra la profundidad de las contradicciones entre sunis y chiítas y el fracaso de la estrategia de Bush; y como resultado de ello, la inevitable confrontación que va a conducir a la partición de Irak. La responsabilidad de la partición de Irak y como corolario de ello es una mayor inestabilidad en Oriente Medio, de exclusiva responsabilidad de la política aventurera de Bush y de su aliado incondicional, Tony Blair.

El periódico “The Independent” sostiene que los insurgentes sunis parecen seguir un plan que consistiría en tomar el control de todas las vías de acceso a Bagdad. Ya ellos mantienen el control de la frontera con Jordania al este de la provincia de Diyala. Y el control no es sólo de los accesos a Bagdad, también de las carreteras que lo circundan, después que las tropas norteamericanas levantaron el control de la zona chiíta de Bagdad que constituye la base de las milicias chiítas que comanda Al-Sa.... denominada el ejército Mehdi. La ciudad está dividida en diferentes zonas en los que son mayoría una u otra secta religiosa, hoy enfrentados a muerte. Los cadáveres que aparecen maniatados y con un tiro en la cabeza parece que son obra de las milicias chiítas, aunque hay periodistas que se los adjudican a los policías del gobierno pro-norteamericano o a los yanquis mismos. En todo caso la lucha entre ellos tiene el carácter de irreconciliable y no puede terminar más que con la ruina de una de las partes.

En esta situación, el gobierno de Irak le pide a Bush que no retire sus tropas antes de un par de años para poder afianzar la preparación de las fuerzas gubernamentales que se harán cargo de la seguridad del país una vez que USA se retire. Algo así sucedió en Vietnam, claro está que la situación allí era diferente. No existían rencillas religiosas y el FNL contaba con el apoyo y participación del ejército de Vietnam del Norte. La retirada de las fuerzas de USA pondría punto final al gobierno de Irak. Quedarían enfrentados los sunis con los chiítas y, probablemente, estos últimos contarían con el apoyo curdo que no podría marginarse de la lucha sin perder su autodeterminación y la ocupación de territorios de los cuales antes habían sido desalojados, territorios ricos en crudo.

El ex embajador de USA en las Naciones Unidas, Richard Holbrooke escribió una carta abierta a Bush publicada en varios periódicos norteamericanos y traducida por la redacción del periódico El País de España. En esta carta, Holbrooke le dice crudamente la verdad a Bush. Una verdad que éste se niega a reconocer. Las fuerzas norteamericanas no pueden ganar esa guerra y lo más sensato -aunque a Bush le sea doloroso reconocerlo- es que hagan las maletas lo más pronto posible. El ex embajador ve tres cursos de acción posibles en Irak: 1. Mantener el rumbo actual, 2. Intensificar la guerra y 3. Una retirada a tiempo.

Como bien dice Holbrooke, si se sigue por el camino actual, no se puede conseguir gran cosa, sólo que el deterioro va a ir en aumento. ¿Cuál deterioro? podría uno preguntarse. No hay duda que las milicias de la resistencia han crecido tanto en fuerza como en audacia. Las acciones contra los invasores y sus aliados han aumentado en vez de disminuir, como sostenían que iba a suceder, los analistas norteamericanos. Por otro lado está la deserción de soldados yanquis que aumenta cada día. Y no son pocos los desertores. Uno de ellos, el teniente de ejército Ehren Watada dijo al enfrentarse al consejo de guerra que: “ no quería volver a Irak por razones de orden moral. Llegué a la conclusión que esa guerra es un error moral y un quebrantamiento de la ley de mi país. Participar en ella me convierte en un cómplice de los crímenes de guerra que allí se ejecutan”. El número de desertores es alto. Las cifras hablan de unos 40.000 individuos que se han ausentado o que no han regresado a sus unidades desde que empezó la guerra en el 2000. Algunos de los soldados que han ido a Irak son gente que está cesante o que está muy falta de recursos y van allí como mercenarios, al principio sin problemas de conciencia. Pero una vez allí y ver todo lo que ocurre y el enorme riesgo por el que pasan se desilusionan, pero como van con un contrato por varios años no pueden romperlo sin desertar.

Existen relatos escalofriantes que cuentan los mismos desertores. Por ejemplo, está el relato de un desertor que ahora vive en Canadá. “Cuando me alisté, quería luchar”, afirma. “Quería entrar en combate y ser un héroe. Quería salvar a gente y proteger a mi país”. Pero ¿qué sucedió? Se dio cuenta que el pueblo iraquí no los querían de ninguna forma. Le mostraban su desprecio. Además, vio terribles hechos que lo dejaron choqueado y empezó a cuestionar su participación en esa guerra. Los relatos son muchos y escalofriantes. En los periódicos de todo el mundo hay cientos de ellos y en algunas decenas de libros sobre la guerra que han sido publicados. Todo el mundo se ha enterado de las torturas en las prisiones de Irak y de Afganistán. Además, de las prisiones secretas de la CIA.

Además de los asesinados y torturados (antes de morir) que se encuentran en distintos lugares de Bagdad después de la noche (con toque o sin toque de queda) están los asesinatos que se cometen con todos aquellos que estaban en desacuerdo con la intervención norteamericana. Por ejemplo, la persecución de los maestros de la Universidad. Muchos han sido asesinados por haber dicho esto o lo otro. O por haber manifestado alguna pequeña crítica contra el nuevo régimen. Parece un chiste de mal gusto las estúpidas palabras de Bush, quién manifestó que algún día los árabes desearán tener las libertades que existen en Irak. No sé de que libertades está hablando Bush. ¿O será que llama libertades a la represión y el asesinato selectivo de adversarios del régimen? Habría que haberle consultado a la viuda de Abderrazaq Al Naas profesor de la Universidad Dos Ríos que murió tiroteado al salir del edificio de la universidad después de dar clases. ¿Qué dice ella sobre esa “libre democracia”? Se conoce que Al Naas era un activista político contrario al nuevo gobierno “democrático” manejado por Bush y Cía.

El segundo curso de acción implica necesariamente el aumento sustancial de las fuerzas norteamericanas, ya que “sacar las castañas del fuego con la mano del gato” ha dado resultados insignificantes, por no decir negativos. Si esa fuese la intención del Pentágono o de los analistas militares, uno debe preguntarse la razón por la cual no se han movido más fuerzas hacia esa zona. Lo más probable es que no existan tales fuerzas, al menos voluntarias. Se conoce que no han podido llenar las bajas con voluntarios o mercenarios como debería llamárseles. Este curso de acción no se ve claramente. Al menos no parece ser el curso de acción por el cual tendría que elaborarse una nueva estrategia. Esa estrategia no existe. Cambiar de táctica no cambia nada el problema de fondo. Es como si un enfermo de cáncer estomacal que no desea operarse cambie de régimen alimenticio pensando que eso lo va a salvar.

El tercer curso de acción parece ser el único realista. Aunque sea una decisión difícil para un individuo que ha puesto todo su prestigio en esa aventura guerrera. Pero la retirada tampoco es una cosa sencilla. No es tan fácil como parece. Es como salir de un pantano. Irak corre el riesgo de transformarse en un gran matadero, sobre todo de los que apoyan a los Estados Unidos. Tampoco es posible pensar que los yanquis van a quedarse indefinidamente, porque seguirán sufriendo bajas, desertores y el enorme costo de la guerra tendrá que tarde o temprano influir en USA mismo. Uno de los más grandes perdedores con la retirada yanqui viene a ser, aunque no se crea, Israel. Gracias a la guerra de Irak, el problema palestino ha pasado a ser casi desapercibido. Diariamente los israelitas asesinan milicianos y pobladores gracias a sus armas pesadas, a sus tanques y a su aviación. La retirada norteamericana traslada el centro de la noticia a Palestina. El rencor y el odio a las yanquis por lo de Irak tendrá que caer contra alguien cercano y ese es Israel que no es precisamente inocente ni de las torturas ni del asesinato de iraquíes, ya que se sabe que fuerzas especiales israelitas participan junto a los yanquis en Irak. La probable retirada yanqui dentro de los próximos meses viene preocupando al gobierno de Israel. El primer ministro Olmert concurrirá a Washington el 13 de Noviembre (según el periódico israelí Haaretz) para discutir los problemas de Oriente Medio con su colega Bush. Aunque no se conoce lo que se va a tratar, es seguro que el tema de la retirada va ser uno de los puntos de la agenda. Un oficial israelí dijo al periódico Haaretz que la retirada norteamericana de Irak va atener un impacto severo sobre nosotros, aunque hasta que no tenga lugar no parezca serlo. Además agregó que esa retirada tendría dos efectos negativos sobre Israel: 1. la emergencia de la unión del terrorismo contra nosotros (Israel) y, 2. la negativa de USA de enviar más tropas al Oriente Medio.