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EL LADO OSCURO DE LA ELECCIÓN CHILENA
Por:Ernesto Carmona.
Sebastián Piñera “gana” con 50,9% y Eduardo Frei alcanza 49,1%: el resultado de esta encuesta y la decisión de Marco Enríquez-Ominami (ME-O) de apoyar al candidato oficialista “para cerrarle el paso a la derecha” son los hechos más relevantes de las jornadas vísperas de las elecciones chilenas del domingo 17 de enero.
La encuesta Mori, difundida el 13 por la socióloga Marta Lagos, informó que la intención de voto del 40,8% –de 1.200 personas mayores de 18 años consultadas “cara a cara” entre el 1 y el 9 de enero– se pronunció a favor de Piñera, 39,4% dijo que votará por Frei, 7% votará nulo o blanco y 12,8% no vota, no sabe o no responde. Cómo sólo son válidas las preferencias adjudicadas a los candidatos, Piñera tendría mayoría absoluta (más de la mitad + 1 voto) que exige la ley, con una ventaja 1,8%, equivalente a 124.869 votos.
Empero, el 1,8% resulta inferior al margen de error de 3% de la muestra, de modo que el guarismo puede variar abajo o arriba. La pelea será voto a voto y captar a electores de ME-O es crucial para ambos candidatos, principalmente porque después de conocida la encuesta el joven político decidió apoyar a Frei. La muestra se cerró el 9 y no cubrió los estados de ánimo creados por el debate por TV, ni el impacto de la adhesión de ME-O, cuya votación en diciembre fue de 20,1 %.
Después de la primera vuelta se difundieron tres encuestas de escasa credibilidad, ninguna “cara a cara” y todas vinculadas a diarios de El Mercurio y universidades de extrema derecha. La encuestadora Mori anticipó al ganador en las elecciones 1993, 2000 y 2006, en tanto la socióloga Lagos acertó en las elecciones de 1988, 1989 y 2003 desde la encuestadora Cerc: en 2006 dieron 53% a Bachelet (obtuvo 53,5%) y 47% a Piñera (alcanzó 46,5%).
Medios sin independencia
La encuesta también demuestra que en Chile no existe prensa diaria independiente. Sólo 17% dice que El Mercurio (de Agustín Edwards) y La Nación (del Estado) son independientes, mientras 22% atribuye “independencia” a La Tercera (de Álvaro Saieh). La mitad de la población no sabe o no responde si los diarios son independientes o no, explicó la responsable de la encuesta. Dijo: “Todo lo anterior muestra que Chile está lejos de tener una prensa “independiente” a los ojos de la población y esto vale la pena consignarlo en el momento en que Chile entra a la OECD, para poder medir la evolución de este importante indicador del grado de desarrollo de un país, cual es contar con prensa independiente”.
La decisión de ME-O de “cerrarle el paso a la derecha” fue valorada por Frei, pero muy criticada por ciertas cúpulas de la Concertación que la estimaron tardía o soberbia, porque no lo aludió por su nombre sino como “el candidato que obtuvo el 29,6%” en diciembre (1.003.012 votos menos que los 3.056.526 de Piñera).
Los votos ME-O son ahora más anhelados que nunca. Según la encuesta, el 44% de sus 1.396.655 sufragios se volcarán a Frei, 20% a Piñera, 21% serán nulo/blanco y 15% no sabe o no votará. En segunda vuelta siempre vota menos gente que en la primera, y esta vez, según la encuesta, el nivel histórico de 3% de votos blancos/nulos se elevaría a 7%, con 3% proveniente de electores ME-O. La encuesta, terminada dos días antes del último debate por TV, se difundió horas después que ME-O anunciara que votaría por Frei y dejaba en libertad a sus adherentes, de modo que no registra el impacto de esos hechos. Lagos dijo que para revertir sus pronósticos debería volcarse a Frei la mitad de los votos nulo/blanco de ME-O. Y eso equivale a 143.813 sufragios, 18.944 votos más que la frágil ventaja atribuida a Piñera en la encuesta.
Legitimidad democrática cuestionable
La legitimidad del sistema democrático chileno deja mucho que desear, según el análisis de las cifras electorales oficiales citadas por la encuesta. En el juego democrático está participando sólo el 59% de la población mayor de 18 años. El futuro presidente será elegido por 6.937.519 electores de un total de 11.754.007 ciudadanos potencialmente aptos para votar, donde 31% no se ha inscrito.
La inscripción electoral es voluntaria, en cambio el acto de votar es obligatorio y, en teoría, no sufragar amerita una sanción. Existen 3.643.742 ciudadanos habilitado para elegir que no quieren inscribirse, y a este grupo debería añadirse el 12,8% de abstención (1.038.114 personas), y luego, sumar aquellos 284.369 que votaron en blanco (85.014) o nulo (199.355), cuya postura crítica ante la política de cogollos nunca se toma en cuenta.
La suma de no inscritos, inscritos renuentes a votar y quienes votan blanco/nulo representan el 41% de la población chilena apta para elegir su presidente (a). En números redondos, 4 de cada 10 chilenos no se interesan en el juego. La magnitud de la no participación se parece demasiado a las cifras que invoca la dictadura de Honduras cuando reivindica la “legitimidad” de su parodia electoral.
Los electores que en diciembre se abstuvieron de votar, más quienes votaron blanco/nulo ascendieron a 1.436.824, cifra parecida al codiciado botín de 1.396.655 electores que ME-O dejó en libertad de acción. La suma de ambos sectores identifica a 2.833.479 ciudadanos inscritos, 41% del electorado que en diciembre expresó algún grado de disconformidad con el sistema político imperante, de cúpulas partidarias omnipotentes, prácticamente estalinianas y que existen en las tiendas de todo el espectro. Si se agregan los 3.743.742 no inscritos existiría un 55,12% de chilenos mayores de 18 años con una visión crítica sobre el juego democrático y los barones de la política, o sea, 6.477.221 ciudadanos (as).
La encuesta reveló un 49% de insatisfechos con el funcionamiento de la democracia en Chile, contra 42% detectado en Enero de 2006. Los satisfechos descendieron desde el 56% detectado hace 4 años a 49% en enero 2010. Sólo 37% siente que lo representan determinados partidos políticos, cifra menor al 41% de 2006. Un 8% no respondió o dijo no saber si está representado, el doble del 4% de 2006.
El interés por la política también decreció en los últimos 21 años. En el plebiscito SI o NO que en 1988 aprobó el término de la dictadura de Pinochet participó el 98% del padrón electoral, entonces de 7.435.913 electores, es decir, votaron 7.251.930 personas. Veintiún años después, en diciembre pasado, la participación real descendió en 1%, a 7.221.880 electores, pese a que en más de dos décadas se inscribieron 849.273 nuevos votantes, cantidad ciertamente modesta. Desde la segunda vuelta de Michelle Bachelet en 2006 se registraron sólo 64.289 nuevos votantes.
Una de las exigencias de ME-O para apoyar a Frei fue una ley de inscripción automática y votación voluntaria (en futuras elecciones), y aunque el gobierno la envió al parlamento son urgencia, la iniciativa fue abortada por el derechista senador saliente ex DC Adolfo Zaldívar. Antes, el mismo proyecto fue bloqueado por los propios “lores” del oficialismo.
En el análisis de los resultados electorales de diciembre suele ignorarse la debilidad de Piñera en la primera vuelta –comentó Lagos– , al obtener escasos 3.056.526 votos, con 236.394 sufragios menos que en la segunda vuelta de 2006. Aquella vez, en primera vuelta la derecha (Piñera + Joaquín Lavín) alcanzó el 48% y en diciembre Piñera obtuvo apenas 44%.
El pinochetismo vive y colea
Un aspecto relevante de la encuesta, pero ignorado por los grandes medios, es la vigencia del pinochetismo sin Pinochet “realmente existente”. El 86% de de los votantes de Piñera que tenían derecho a voto en 1988 apoyaron al dictador, mientras 70% de los adherentes de Frei rechazó a Pinochet (los encuestados jóvenes no votaban en 1988). Sólo 14% de votantes por Piñera estima que la dictadura de Pinochet fue mala, mientras lo mismo piensa el 81% de los votantes de Frei.
La dualidad negocios-política de Piñera es aceptada por el 62% de sus partidarios, mientras 27% opina que tiene un conflicto de intereses. La vigencia de la Concertación también está en entredicho y en los hechos ya se amplió al incorporar indirectamente a los comunistas. El 76% de los votantes de Frei dice que la Concertación se mantiene vigente, mientras el 80% de los votantes de Piñera sostiene lo contrario. Una consecuencia de esta elección será por lo menos un aggiormiento de la alianza de gobierno.
Respecto al perfil ideológico “liberal versus conservador” de los candidatos, la gente considera más “liberal” a ME-O, “lo que a la vez dice mucho de su electorado”, comentó Lagos. Incluso, lo ven más “liberal” que al socialista disidente Jorge Arrate, mientras Frei y Piñera exhiben una valoración conservadora similar y “representan un Chile más conservador, como la mayoría del país”, reflexionó la socióloga. En la escala “liberal-conservador” de 0 a 10, ME-O registra 3,9, Arrate 4,2, Frei 7,41 y Piñera 10. Esta visión sitúa a Piñera en la extrema derecha y a Frei en el centro, que hoy se alude como “centro-izquierda”. (La derecha hoy se califica directamente a Frei y a la Concertación como “la izquierda”, como para introducir “miedo”).
En la escala de 0 a 10 “izquierda-derecha” ME-O se sitúa en 4,1, no muy lejos de Frei (4,76), aunque está suyo en la escala “liberal-conservador”. Piñera fue valorado 8,92, muy cerca del 10, que para la encuesta es la derecha máxima. “En otras palabras, opinó Lagos, la escala “izquierda-derecha” nos dice menos sobre esta elección que la escala “liberal-conservador” (Arrate se ubica en el 1,6 “izquierda-derecha”). “Si en algún momento se dijo que no había mucha diferencia entre los candidatos, estos datos muestran todo lo contrario, los electores distinguen grandes diferencias entre ellos”, aseguró Lagos. “La campaña no ha reflejado en toda su dimensión estas diferencias. La política importa para los electores que eligen a su candidato por su pasado, por el sector en que están, por los valores que han defendido”.
Comentario final
Al parecer, mucha gente no asocia a Piñera con los peores males del capitalismo salvaje, porque según la encuesta internacional de la compañía británica GlobeScan, encargada por la BBC para "celebrar" en noviembre la caída del Muro de Berlín, entre 29.033 encuestados en 27 países los chilenos lideraron la postura por un gobierno más activo en el control del capitalismo salvaje: 9 de cada 10 ciudadanos pidieron más acción gubernamental en la redistribución de la riqueza (algo que no está en la cabeza de Piñera), mientras 84% reclamó más acción del gobierno en la regulación del capitalismo e incluso 72% abogó por más propiedad estatal en la economía.
La encuesta tuvo escasa difusión porque los resultados mostraron un rechazo mundial de 74% al capitalismo neoliberal contemporáneo tal como existe hoy. En 2005 GlobeScan detectó en 20 países una mayoría de 63% favorable al capitalismo como el mejor sistema posible. Estos fueron los resultados obtenidos en Chile:
91% opinó que el gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza, solamente 5% apoya un papel menos activo y 3% prefiere el rol actual.
84% pidió una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo, mientras 9% clama por un rol menor y 3% apoya el papel actual.
72% reclamó más control gubernamental de industrias importantes (minería, energía, etc.), mientras 11% quiere menos control y 9% prefiere el actual.
59% dijo que el colapso de la Unión Soviética fue positivo, mientras 11% estima que fue malo y 30% no ofreció respuestas.
48% declaró que el capitalismo de libre mercado libre tiene problemas que se deben resolver con más regulación y reformas, pero el 20% cree que se necesita un sistema distinto y apenas 5% estima que el mercado libre es aceptable sin cambios.
Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.