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LOS NIÑOS ENTRE GUERRAS Y EXPLOTACION

Por Sylvia Ubal Thursday.

5 de febrero de 2008

Miles de niños y adolescentes son víctimas de conflictos bélicos.

Unos 250.000 niños mueren asesinados en conflictos armados cada año, 500 millones de ellos sufren explotación laboral, dos millones son víctimas de tráfico sexual y el mismo número de niñas son mutiladas en el mundo, según datos de la UNESCO.

Los niños son las verdaderas víctimas inocentes de la guerra en tiempos de conflicto, también ellos tienen que demostrar fortaleza y coraje, aunque no entiendan muy bien lo que ocurre a su alrededor.

Pero la principal violencia infantil son los conflictos armados, ya que cada año 200.000 niños son asesinados, 600.000 resultan heridos, 6.000 mueren por minas antipersonales y hay 3.5 millones de niños refugiados por este motivo. En este contexto bélico, por cada militar que muere, nueve son víctimas civiles, la mayoría mujeres y niños.

En Colombia se estima entre unos 15.000 el número de niños y niñas con edades comprendidas entre 9 y 16 años son combatientes en los ejércitos guerrilleros de las FARC y el ELN, así como en las filas de los grupos paramilitares según informe emitido por UNICEF, estos menores de edad son utilizados para acciones de alto riesgo tales como la activación y desactivación de minas antipersonales, espionaje, servidumbre y esclavitud sexual para la tropa. Para algunos grupos armados, incluyendo a la guerrilla y a los paramilitares, no importa a quien se recluta, ya sea niño o niña, lo único que buscan es ampliar su contingente frente. En declaraciones a la prensa, los jefes de las FARC han confirmado en repetidas oportunidades el reclutamiento y la utilización de niños y adolescentes en combate al afirmar con gran naturalidad que “cualquier joven de 15 años está capacitado para empuñar las armas”. Como consecuencia de esto, entre 2002 y el 2007 cerca de 2.000 niños, niñas y adolescentes han muerto o quedado mutilados a consecuencia de las minas antipersonales. Ya es frecuente verlos entrar en acción portando armas livianas o encontrar sus cuerpos luego del combate.

Según los datos que maneja UNICEF (Impacto del Conflicto Armado en los Niños, Niñas y Adolescentes de América Latina), “los niños y adolescentes son reclutados por representar un potencial humano disponible, maleable y capaz de realizar diversas tareas en los frentes de combate sin medir riesgos. Por lo general, niños y adolescentes obedecen sin objetar, pueden ser empujados a cometer actos atroces y resultan más baratos que los adultos. La proliferación de armas pequeñas y ligeras de fácil manejo, tales como pistolas, revólveres, fusiles de asalto livianos, ametralladoras, minas y granadas, permiten su utilización a niños y niñas de apenas 10 años”. El reclutamiento forzoso u obligatorio de niños, niñas y adolescentes viola gravemente sus derechos a la vida, a la libertad, a vivir en familia o junto a sus padres, el derecho a la educación, a la salud, a la protección contra la explotación y el abuso sexual, aparte de las consecuencias psicológicas permanentes.

Ante la situación de inseguridad que se vive en algunos municipios de Colombia donde a diario la población civil se ve entre dos fuegos, UNICEF advierte que “dos millones de desplazados, entre ellos cerca de 1.100.000 niños, niñas han padecido la angustia de tener que abandonar sus hogares en medio de la violencia, el miedo y la muerte. La mayoría huye de las áreas rurales para buscar refugio en los suburbios en las principales ciudades de Colombia, aunque aún así no están seguros, viéndose forzados muchos de ellos a pasar la frontera hacia países vecinos”.

En medio de la ruina, terror y degradación que producen los conflictos armados, donde es común la despreciable práctica de utilizar niños, niñas y adolescentes para la violencia y la guerra, hipotecándoles su futuro, impidiéndoles crecer, mutilándolos física y mentalmente.

Es un “crimen de guerra” la utilización de niños como soldados.

Debido a la internacionalización del conflicto colombiano, conviene refrescar la memoria sobre las leyes que para protegen a los niños en conflictos armados: La aprobación en 1989 de la Convención sobre los Derechos del Niño, es el principal instrumento legal para proteger a todos los niños, niñas y adolescentes de cualquier país. Las resoluciones y protocolos sobre los niños y los conflictos armados, tanto de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como de la Organización de Estados Americanos (OEA), instan a los Estados a que tomen las medidas necesarias para acabar con la utilización de niños como soldados, violando el derecho humanitario, y a que se garantice su desmovilización y su reinserción a la sociedad.

El Estatuto de Roma (1998), ratificado en 2002, considera “crimen de guerra” el reclutar o alistar a niños menores de 15 años para que participen en las hostilidades. Estas son las leyes internacionales que protegen a los niños de la guerra.

Los Convenios de Ginebra (1949). La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. El Estatuto de la Corte Penal Internacional o Estatuto de Roma (1998). El Convenio 182 de la OIT sobre Erradicación de las Peores Formas de Trabajo Infantil. Las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la Participación de Menores en Conflictos Armados, específicamente, Resolución 1261 (1999). Resolución 1314 (2000). Resolución 1379 (2001). Resolución 1460 (2003). El Protocolo Facultativo Relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados (2002).

Este último, es uno de los más importantes instrumentos legales a nivel internacional, el cual puede considerarse como un nuevo tratado que fortalece a la Convención sobre los Derechos del Niño porque prohíbe la participación directa de menores de 18 años en combates, prohíbe a los Estados el reclutamiento forzoso de menores de 18 años y se prohíbe a los grupos armados el reclutamiento obligatorio o voluntario y toda participación de menores de 18 años en las hostilidades.

En febrero de 2007, 60 países firmaron los "Principios de París" en los que se comprometieron a no emplear niños en los conflictos bélicos, reubicarlos y procurar su reinserción en la sociedad. Hacen énfasis en los casos de las niñas soldado estas son doblemente víctimas porque son explotadas sexualmente y, cuando recobran la libertad, ellas y los hijos que han alumbrado, a menudo fruto de violaciones, son rechazados en sus comunidades.

Un futuro hipotecado.

En la guerra existen pocas salidas para los niños y niñas que viven en medio del miedo, desarraigo, la soledad, la inseguridad, la discriminación y el maltrato. Podríamos afirmar que el futuro está hipotecado para los niños tanto de Colombia como de otros países que padecen conflictos armados. Según Carol Bellamy, Directora Ejecutiva de UNICEF, “cuando se trata del sufrimiento de niños y niñas afectados por los conflictos armados, todos somos responsables”.

“El tema de la niñez afectada por los conflictos armados y la protección de sus derechos, se enfrentará sólo en la medida en que la sociedad entera promueva una cultura de la paz y de la convivencia pacífica”.

También son víctimas los niños soldado se calcula que hay 300.000 que participan en conflictos armados en marcha.

Phuc, es una niña que huía desnuda gritando de dolor tras el bombardeo con napalm del ejército estadounidense sobre una aldea de Vietnam, y fue captada en fotografía y usada como propaganda del Gobierno de su país como símbolo de la guerra. Actualmente Phuc es embajadora de la UNESCO, ha superado la fotografía que durante muchos años la esclavizó, ya que, ahora ella trabaja por la paz y para ayudar a los niños que hoy se ven envueltos en conflictos armados.

En 350 sitios de Irak el agua y el aire fueron contaminados durante los bombardeos con armas de uranio empobrecido (DU) por parte de EEUU por lo cual el país se enfrenta a 150.000 casos de cáncer actualmente, y 30.000 son niños comprendidos entre 0 y 10 años.

La guerra no es un juego. Los niños no son peones en un tablero de ajedrez.

En el conflicto árabe-israelí no importa quien tiene la razón lo que más importa es que los niños palestinos son los que están en las primeras líneas de la lucha, como si fueran combatientes en la guerra. Qué le puede importar a un niño muerto si es un símbolo o un mártir, una víctima o el tema de un noticiero. Debemos alejar a los niños del campo de batalla los niños no deben tomar parte en un conflicto o en una guerra. Ellos no deben ser las víctimas de los mayores.

Es tan fácil para el adulto utilizar a un niño para sus propios propósitos. Es tan fácil arrastrar a los niños al juego de la guerra y transformarlo en símbolo. Es tan fácil y tan terriblemente peligroso.

Poner al niño en las primeras líneas de fuego, como participante activo en la violencia, como agresor o como víctima, puede tener terribles consecuencias personales y sociales. Un niño que ha tomado parte en actos de violencia es una amenaza para si mismo y para otros, así como para la sociedad en la que vive, ahora y en el futuro.

Los niños no deben ser enviados a las primeras líneas del frente de lucha o del conflicto. No se los debe estimular para que participen en actos de violencia y los adultos no debieran permitirles la participación.

Los niños no son objetos de propiedad de nadie. Los niños no deben ser blancos para las armas.
El Centro Palestino para los Derechos Humanos afirma que en cuatro años el ejército ha matado a más de 600 niños palestinos como consecuencia del “fuego indiscriminado, el uso excesivo de la fuerza, la política de disparar a matar y el blanco deliberado en los niños”.

En la última década, el conflicto armado ha cobrado las vidas de más de 3 millones de niños. Otros seis millones han quedado heridos o discapacitados de por vida. Un millón se ha convertido en huérfanos. Actualmente se estima que se han enrolado a más de 500.000 niños en grupos de milicia y ejércitos y se los ha forzado a portar armas. La mitad de las personas que ellos matan son niños también. Ya sea en Afganistán, Irak o en áreas conflictivas de África.

Ojala que fuera posible evitar la violencia entre los adultos! Pero, mientras ésta continúe, los niños no deben ser parte del juego.