7 de octubre de 2023

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Información sobre la caída de la mafia americana.

NO BUSH

Por: Aurelio Suárez Montoya.

17 de noviembre de 2006

(La Tarde). El resultado de las elecciones de mitaca en los Estados Unidos fue adverso al gobierno de George W. Bush. De 36 gobernaciones en disputa, los demócratas ganaron 18, restándole seis a los republicanos, y conquistando una mayoría de 28 sobre 22 en el total de 50. En cuanto al Congreso, la peor derrota republicana se dio en la Cámara: de 435 sillas, solamente 196 se consideran identificadas con las políticas de George W.; entre tanto los demócratas lograron 226. Aún quedan unas pocas indefiniciones en los resultados pero se asegura además el triunfo de 7 republicanos que se pasaron al bando demócrata, catalogados por los analistas como “social conservadores”. En resumen, el partido republicano pasó de tener cerca del 53% de esa Corporación a menos del 47%. En el Senado hay empate a 49 entre senadores demócratas y republicanos; no obstante, dos independientes, Lieberman de Connecticut y Sanders de Vermont, aunque encontrados en varios temas son de origen demócrata, lo cual da las mayorías para el partido “del burro”. Aquí hay otro retroceso para Bush, quien poseía mayoría de 55 contra 45 antes del 7 de noviembre; de 33 candidaturas en disputa, de las 14 que estaban en manos oficiales conservó ocho. Las cifras arrojan la pérdida evidente de gobernabilidad de Bush sobre el Legislativo.

¿Cuáles fueron los motivos para esta nueva correlación de fuerzas? En las hipótesis de muchos analistas aparece como denominador común, en cuanto a factores determinantes, la guerra en medio Oriente y en particular en Irak. El costo en vidas, de 3.000 soldados “voluntarios” y medio millón de civiles, en recursos fiscales, en violación de derechos humanos, todo lo que recuerda la derrota en Vietnam, y la imagen de un Imperio que mintió al mundo e irrespetó normas e instituciones internacionales están entre las primeras razones para el voto anti-Bush. No en vano, ha resonado con éxito la exposición del pintor Fernando Botero en New York que refleja el dolor de las víctimas de Abuh Grahib. Sin embargo, encuestas de CNN y New York Times “revelaron que la ansiedad de los norteamericanos alrededor de la economía y la estabilidad del empleo supera las preocupaciones en torno a la guerra en Irak” y otra pesquisa a boca de urna, nombrada como la Encuesta Nacional de la Elección, de un consorcio de cinco redes y de Associated Press a 13.000 votantes en todo el país, encontró que el 67% pensó en la guerra como un tema “extremadamente” o “muy importante” para definir el voto, en tanto que, bajo los mismos parámetros, el 82% consideró a la economía, el 74% a la corrupción y a la ética y el 72% al terrorismo. Una síntesis de lo sucedido es que: “la sociedad estadounidense cree que ni el gobierno ni el Congreso están manejando bien las cosas”.

Los demócratas prometieron “mover hacia una nueva dirección” a Estados Unidos. En economía, hablan de elevar el salario mínimo y “apoyar comercio justo que alce los estándares para todos los trabajadores de aquí y de afuera, mientras se hacen los negocios americanos más competitivos, y no creemos en recortes en impuestos que premien a compañías que muevan los empleos americanos más allá de las fronteras”. Es su postura contra el modelo TLC-globalización. En cuanto a seguridad, la agenda demócrata es: “reparar el Ejército, ganar la guerra al terror, proteger la seguridad interna, asegurar el éxito en Irak y librarse de la dependencia del petróleo extranjero”. En cuanto a valores: “terminaremos con la cultura republicana de la corrupción”. En una coalición de siete grupos, en los cuales los especialistas dividen a los demócratas, el resultado en cada punto es incierto. Esto sin soslayar que grupos como Public Citizen afirman que: “la campaña que busca un comercio justo que beneficie trabajadores y agricultores norteamericanos sin golpear el medio ambiente y la seguridad alimentaria es un ganador” y que en 7 sillas en Senado y 27 en Cámara, candidatos por Comercio Justo vencieron a partidarios del TLC.

En medio de la tormenta, el presidente Uribe, único gobernante de Sur América que apoyó la guerra de Irak, viaja a Estados Unidos “a cuidar lo suyo”. Si bien conversará con la señora Rice, tomando precauciones no se retratará con “su amigo” George. En una lectura descocada de la situación parece no entender que, dado el voto No Bush, lo primero será arreglar las cargas adentro, incluidas las facultades para gastos militares externos y las negociaciones comerciales, luego vendrán los tratos con las colonias. ¿Piensa poner orden allí, mientras varios de sus congresistas marchan rumbo a la cárcel en Colombia?.