7 de octubre de 2023

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Bolivia: Educación y covid -19

Pedro Jank’akipa

18 de mayo de 2020

No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política
José Carlos Mariátegui

Educar es poner al hombre a nivel de su tiempo
José Martí

Uno de los problemas que no se aborda mucho o que es visto de manera superficial, ya que no se ven propuestas objetivas y reales en tiempos de coronavirus o covid-19 es el tema del derecho a la educación, y cómo el covid-19 afecta o afectará el aprendizaje y por ende incidirá en el desarrollo del país a mediano y largo plazo.

Centralmente los tomadores de decisiones (asambleístas, partidos políticos, gobierno) están concentrados en el tema de salud pública y el económico que dicho sea de paso tiene que ver con un derecho primordial que es el derecho a la vida en un sistema que privilegia lo individual y no lo colectivo. Sobre la salud pública señalar brevemente que como país contamos con insuficientes recursos materiales y humanos, deficiencia que se arrastra desde hace muchos años y que se agravará en las próximas semanas con enfermedades estacionales, por ejemplo, como la influenza y el dengue (12.260 casos confirmados al 17 de abril) entre otras. Lo que constituye una precariedad sanitaria histórica cuya responsabilidad recae tanto en los gobiernos neoliberales como en el llamado proceso de cambio.

Respecto a la economía indicar que el covid-19 ha develado la pobreza del aparato productivo nacional al mostrarnos que más del 70% de la PEA es trabajador informal o cuentapropista y que, si estos sectores no tienen ingresos sostenidos, se va a pique no solo la salud de la población sino también la economía del país, una economía que mantiene un modelo primario de acumulación capitalista y de carácter extractivista basado en la explotación de nuestros recursos naturales y que golpea a todos pero principalmente a sectores en situación de vulnerabilidad como lo es el 36,4 % que se encuentra en situación de pobreza al 2017 y el 15,2 % en extrema pobreza al 2018, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un último informe presentado por la CEPAL se estima que durante el 2020 en la región la pobreza aumentará en 4,4% y la pobreza extrema en 2,5% debido a cinco factores producto de la pandemia del covid-19: la reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de las remesas.

Desde el 12 de marzo, a mes y medio, de haberse declarado la suspensión de labores educativas en los distintos niveles (primaria, secundaria, superior), nos encontramos con un tremendo impacto respecto al derecho a la educación. Se ha venido impulsando las clases virtuales como una “solución” a la ausencia de clases presenciales en aula debido a la pandemia del covid-19, sin tener en cuenta la tremenda brecha digital existente en el acceso al servicio y uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) por parte de profesores y estudiantes, reflejo de las desigualdades existentes en el país por la condición urbana o rural, por clase social, por género o etnia, además por la estructura educativa mayoritariamente pobre de TIC en Bolivia.

Se podría decir que el programa “Una computadora por estudiante”, impulsado por el gobierno anterior, representó un avance, sin embargo, veamos en puntos porcentuales realmente a cuántos estudiantes alcanzó: en Santa Cruz, solamente el 3% de los estudiantes se beneficiaron, en Cochabamba llegó al 4,43% mientras que en La Paz el porcentaje de beneficiados desciende a 4,16%. En El Alto el 5,36% del estudiantado resultó beneficiado (AGETIC-Estado-TIC, 2017: 223).

Como se aprecia, hay una enorme distancia entre tener una computadora y tener acceso al internet en casa, como también entre tener un teléfono móvil y acceso a internet vía compra de paquetes, situación que además resulta onerosa para las familias de escasos recursos. Veamos algunos datos que proporciona el INE a través de la Encuesta de Hogares 2018: el acceso al internet en el área urbana era del 23,5% mientras que en el área rural era del 0,6%; y los hogares que tenían una computadora en casa representaban el 33,8% en el área urbana y el 5, 8% en el área rural.

Los datos presentados evidencian que no todos los educandos pueden acceder a internet para continuar con una Educación a distancia, como tampoco los que acceden lo hacen en las mismas condiciones, lo que pone de manifiesto las desigualdades en el acceso al derecho a la educación respecto a las TIC, sin considerar otros factores como infraestructura, educación de calidad, cobertura, asequibilidad, habilidades digitales y capacitación a la comunidad educativa entre otros.

Si comparamos el acceso a una plataforma digital para la educación por parte de Bolivia con relación a los países limítrofes, debemos señalar que Bolivia es el único país que no cuenta con una de ellas.

¿Qué hacer frente a esta situación del covid-19 respecto a la educación? Definitivamente el covid-19 ha afectado a todos los aspectos de nuestra vida, podríamos decir que hay un antes y un después de esta pandemia mundial. La educación no es un caso aislado, por lo que debería pensarse en cómo o qué acciones realizar o demandar ante el Ministerio de Educación y gobierno central, que permitan asegurar el derecho a la educación.

Pongo en consideración algunas ideas que podrían aplicarse, señalando que no son nuevas pero que consideramos importante encararlas y aplicarlas. Una de ellas es la producción de programas educativos para la radio y la televisión, que se difunda por niveles y franjas de horario distintos. ¿Por qué la radio y la TV? Simple, la TV y la radio son aparatos electrónicos al que la mayor parte de la población tiene acceso. Veamos: la Encuesta de Hogares del 2018 realizada por el INE establece que el 81,2% de la población tiene acceso a la televisión y el 43,9% a la radio, lo que los convierte en instrumentos de consumo masivo.

Otras propuestas serían la elaboración de cartillas con recursos de autoaprendizaje, producción de distintos materiales educativos como: podcast con entrevistas, videos documentales o cortometrajes de acuerdo a contenidos según niveles, materiales de estudio, propuestas didácticas de comunicación utilizando las redes sociales, las cuales son utilizadas por un gran porcentaje de jóvenes como medio de comunicación. Un gran complemento sería contar con un servicio de internet de bajo costo y mayor velocidad. Bolivia tiene la conexión a internet más lenta y más cara de la región, sin embargo, las propuestas que realizamos son materiales que pueden ser producidos para la TV (con lengua de señas) como para la radio.

De lo que estamos seguros es que la enseñanza y el aprendizaje no será igual, por lo que los profesores tendremos que reflexionar y formarnos en competencias pedagógicas como en el desarrollo de habilidades en el uso de las TIC, promover nuevas formas de aprendizaje, desarrollar habilidades en las nuevas generaciones, derrumbando muros, mitos, creencias para realizar un cambio educativo que sirva a la construcción de una nueva sociedad en un mundo nuevo.