7 de octubre de 2023

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Gobierno Dilma es de los grandes capitalistas

Entrevista: Ricardo Antunes.

16 de diciembre de 2014

(Argenpress). Mario Hernandez (MH): Comenzamos con la emisión de “¿Sin salida?” premiado como Mejor Programa de Economía en FM por la entrevista que le hiciéramos a Claudio Katz de Economistas de Izquierda (EDI) en oportunidad de la megadevaluación de principios de este año. Hoy tenemos desde Campinas, San Pablo, Brasil a Ricardo Antunes con quien no pudimos hacer el balance de la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, pero las novedades en la constitución del futuro gabinete nos da la oportunidad.
Al respecto, aquí nos llegó el comentario del derrotado candidato Aécio Neves diciendo que la convocatoria al Ministerio de Economía de Joaquim Levy era como llamar a un cuadro de la CIA a dirigir la KGB.
Por otro lado, hemos tomado conocimiento del documento que, entre otros, suscriben Leonardo Boff, Joao Pedro Stedile y Emir Sader donde señalan una regresión en la agenda que fue victoriosa en las urnas a favor del PT. ¿Cuál es tu visión?

Ricardo Antunes (RA): Las dos cosas no son en mi opinión ninguna novedad. Dilma ganó las elecciones en la segunda vuelta en una disputa muy intensa. Los trabajadores, la población asalariada y los pobres sabían que si con Dilma el gobierno iba a ir mal, con Aécio, con los tucanos, el partido de la socialdemocracia brasileña, sería peor.
Aécio Neves es el puro neoliberalismo financiero abierto y Dilma es un gobierno de acuerdo con el capital financiero, comercial, industrial y agrario. Dilma decía que Aécio iba a hacer lo que ella está haciendo ahora. Te doy tres ejemplos. Levy en el Ministerio de Hacienda es un hombre importante en el segundo banco privado brasileño, el Bradesco. Dilma intentó nombrar para esta función al principal directivo de esa entidad bancaria que no aceptó.
La Ministra de Agricultura, la senadora Katia Abreu, es una terrateniente muy conservadora. El Ministro de Industria es un hombre de la Confederación Nacional de la Industria, por lo tanto, son tres alternativas que a mí no me sorprenden. La sorpresa de estos intelectuales simpatizantes o afiliados al PT para mí no existe.
Dilma ganó las elecciones diciendo que iba a hacer un gobierno un poquito menos neoliberal, pero terminada la primera vuelta organiza un gobierno para los capitales financieros, industriales y de los agronegocios. El gobierno Dilma será de los granes capitalistas que se pueden quedar tranquilos porque va a subir el superávit primario y la tasa de ganancia. Esa es la situación real.
Dilma repitió una estrategia que el PT ya había utilizado en otras elecciones. Cuando las va a perder contra la derecha hace una pequeña, muy pequeñita radicalización de su discurso moderado.

Un Frankestein neo-desarrollista de base neoliberal

MH: Recuperamos la comunicación con Ricardo porque nuevamente nos jugó una mala pasada la telefonía. ¿Qué programa va a aplicar Levy que ha motivado las reacciones que te comentaba?

RA: Levy es un hombre de absoluta confianza del capital financiero, que retomará la posición de Antonio Paolocci durante el gobierno Lula siete, ocho, nueve años atrás, o sea, los capitales financieros exigen que el gobierno haga los ajustes, que el superávit primario sea preservado y los intereses de los bancos también.
Si Dilma escogiera un Ministro de Hacienda entre los economistas del PT sería una declaración de confrontación con los bancos y el gobierno del PT, desde 2002, jamás quiso confrontar con el sistema financiero. La diferencia del gobierno Dilma y anteriormente de Lula, de lo que hubiera sido un gobierno de Aécio, es que éste sería un gobierno abiertamente, escandalosamente neoliberal, privatizador, con un superávit primario muy grande para garantizar el pago de la deuda pública, etc.
Con Dilma será lo mismo pero con una parte pequeña de los recursos financieros para garantizar la Bolsa Familia y algunas actividades del Estado que son importantes para incentivar el desarrollo económico industrial, por ejemplo.
Fundamentalmente hay una disputa de las clases dominantes en Brasil por dos proyectos: uno abiertamente neoliberal, privatista y del capital financiero en sentido puro y otro abiertamente pro capital financiero pero combinando neoliberalismo con neo-desarrollismo, que en verdad nada tiene que ver con el desarrollismo del pasado sino que es una especie de Frankestein de un neo-desarrollismo de base neoliberal.

En ningún momento desde 2002 el capitalismo fue mínimamente cuestionado

MH: Algunos datos hablan que en el presupuesto del 2014 el sector financiero se ha apropiado del 42% en concepto de intereses y amortizaciones de la deuda pública, con el 4% en salud, el 3.5% en educación y poco más del 1% en Bolsa Familia.
Teniendo en cuenta estos datos, Atilio Borón, en una nota de ayer titulada “Dilma capitulación y después” dice que este nuevo gabinete representa un proyecto refundacional del capitalismo brasileño.

RA: Tengo un gran respeto por Atilio Borón que es mi amigo personal, un hombre muy inteligente y de izquierda, pero yo vivo en Brasil y en ningún momento desde 2002 con Lula hasta 2010 y desde ese momento con Dilma hasta hoy, el capitalismo fue mínimamente cuestionado, por el contrario, la Bolsa Familia de Lula es citada por el Banco Mundial como ejemplo de política asistencialista.
Nosotros sabemos que es preferible caminar en la vereda opuesta del Banco Mundial. Lo que hizo Lula de diferente y Dilma heredó, es una alquimia política muy importante y difícil.
La parte fuerte, grande, significativa del presupuesto, de los recursos del Estado, es para los bancos, para el gran capital, para incentivar a las grandes empresas transnacionales y nacionales. Basta decir que Lula tiene un papel muy importante en la transnacionalización de la burguesía brasileña que hoy está en las cárceles porque la corrupción es completa. Fue la que sustentó el gobierno Lula y hasta hoy paga sus viajes cuando él va al exterior, para que tengas una idea de lo que estamos hablando.
Por lo tanto, durante Lula y también con Dilma, el capitalismo brasileño no fue en ningún momento provocado o confrontado, pero vos sabés que los capitalistas quieren más y más. No quieren todo, quieren más que todo. Ahora es la hora de la crisis, está cerrada la bonanza, la fase de expansión, de ganancias altas, es un momento de crisis y quién va a pagar la cuenta, qué sector del capital va a dejar de ganar o hacerlo menos. Entonces, empezó la guerra de una parte de la burguesía, de la gran burguesía brasileña que decidió votar e indicar la candidatura de Aécio Neves porque es una marioneta del capital, un muñeco neoliberal puro.

Dilma y Aécio no son lo mismo, pero son parecidos

Dilma en ningún momento cambió, y por eso no concuerdo con el manifiesto de los intelectuales brasileños que dicen que Dilma cambió. Dilma no cambió nada. Durante las elecciones vale hablar de todo y después no se hace nada de lo que se defendió.
Durante las elecciones las encuestas indican lo que un candidato debe decir. Recordemos que en 2006 en gobierno Lula estaba en la crisis del mensalao, hubo elecciones y los encuestadores del PT percibieron que las privatizaciones estaban causando descontento en la población, entonces Lula empezó a decir que era contrario a las privatizaciones, pero su gobierno siempre fue privatista, no volvió ninguna privatización atrás hecha por Fernando Henrique Cardoso, por lo tanto, no concuerdo con esta sorpresa. Son dos variantes de lo mismo. Hay una expresión latinoamericana, incluso en su cancionero, que voy a usar libremente. Dilma y Aécio no son lo mismo, pero son parecidos, practican en esencia la misma política, la diferencia es la intensidad más o menos privatista, más o menos tasa de ganancia, más o menos incentivos a los agronegocios, más o menos recursos para la Bolsa Familia. La parte del presupuesto para educación y salud públicas es pequeña y para el pago de la deuda pública, es decir, los recursos para pagar a los bancos es más del 40% del presupuesto brasileño. Tristemente, esta es la realidad.

Las izquierdas no comprendieron bien las voces de las calles, de las rebeliones del 2013

MH: Volviendo a las elecciones se observa que a la izquierda del PT hay una suerte de marginalidad, es decir, las expresiones de la izquierda se han mostrado de esa manera.

RA: Tenés razón, pero Luciana Genro que fue candidata del PSOL, un partido de izquierda muy pequeño, tuvo 1.500.000 votos. Es poco, pero no es irrelevante.
La sociedad brasileña es muy conservadora y después de las rebeliones de junio del 2013 ¿qué pasó? La derecha politizó las rebeliones y salió a las calles a decir queremos derrotar a la izquierda bolchevique en el PT. ¿Te podés imaginar que Lula y Dilma sean bolcheviques? Es un delirio. La derecha piensa que Brasil es Cuba en 1959 o Rusia en 1917. Es una derecha con elementos fascistas.
Por otra parte, yo soy un intelectual de izquierda en Brasil hace más de 40 años, pero es muy conocida la incapacidad de la izquierda para hacer cosas unitarias. La izquierda tiene una magistral incapacidad para articular una unidad, no es muy diferente de la izquierda argentina que yo conozco, muy dividida también. Hace muchos años que acompaño la situación de la vida política y social argentinas.
El tercer punto importante es que tampoco las izquierdas comprendieron bien las lecciones, las voces de las calles, de las rebeliones de junio del 2013 que decían más o menos así: no queremos elecciones parlamentarias que no cambian nada, queremos cambios reales a través de la lucha social y popular en las calles, en las plazas, queremos cambios no institucionales y la izquierda no fue capaz, en ninguno de sus sectores, de comprender en profundidad esta lección de las calles. Incluso muchos de la izquierda de la izquierda quieren tener parlamentarios en el Congreso, y para la población que se moviliza en las plazas y las calles, un parlamentario más o menos no cambia nada.
En la situación brasileña actual la derecha se fortaleció desde el 2013 para acá. Hace 12 años que el PT destruyó a la izquierda brasileña, porque era el partido de la izquierda, pero poco a poco fue fracturándose.
La izquierda es un mosaico de pequeños partidos, algunos importantes como el PSOL con el cual tengo relación, como el PSTU, el PCB que no es más el partido reformista del pasado, pero son partidos políticos pequeños y los movimientos sociales del Pase Libre, de los Trabajadores Sin Techo, de la periferia, en el escenario electoral ¿qué hicieron?

En el primer turno algunos votaron al PSOL, al PSTU o al PCB. Repito que 1.500.000 votos para Luciana Genro no son irrelevantes, es el inicio. La primera elección de Lula, en 1979, fue con poca votación. Este proceso implicará combinar la lucha política partidaria con las luchas sociales en las calles, lo que supone una revisión profunda en la práctica de los partidos políticos de izquierda. Hablo de la izquierda de la izquierda, no del PT que no es de izquierda, envuelto hasta el alma en una corrupción profunda que incluye a todas las empresas estatales brasileñas. La corrupción no alcanza solo a Petrobras. Imaginate que el PT tiene como aliado al PMDB que es un partido corrupto hace 40 años.

MH: Desde la época de la dictadura.

RA: En ese momento era una oposición moderada, relativamente seria, pero poco a poco se tornó en un partido pantanoso. También tiene relación con el Partido Progresista, el partido de Paulo Maluf, un hombre de la extrema derecha durante la dictadura y hoy aliado del PT.
Cuando la corrupción no es del PT, lo es de sus aliados que en el período electoral reclaman Petrobras, Electrobras, Itaipú, ministerios, secretarías, es un loteo y una corrupción generalizadas, donde el PT se convirtió en un típico partido del orden, con la diferencia que en el PSDB de Cardoso y Aécio no debe existir el asistencialismo para los más pobres sino exclusivamente garantizar la ganancia del gran capital.
La diferencia es que el PT coincide en esto, pero un poquito del presupuesto debe volver a los pobres para compensar lo que se llevan los capitalistas. Esa es la tragedia brasileña.
La izquierda de la izquierda vive una situación difícil porque el escenario mundial cambió si miramos cuatro años hacia atrás con los indignados en España, la rebelión en Medio Oriente, en Inglaterra, etc. Ahora es el momento de una ola más conservadora que fue muy fuerte en Brasil.
¿Por qué Dilma casi perdió las elecciones?
Porque el descontento de todas las clases en relación al gobierno era muy grande, entonces muchos decían a Dilma no la voy a votar jamás y después cambiaron porque percibieron que podía ser todavía peor.