19 de septiembre de 2024

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MAYAKOVSKI: EL POETA DE LA REVOLUCIÓN

En Marcha (Ecuador)

13 de octubre de 2011

Vladímir Vladímirovich Mayakovski fue un poeta y dramaturgo revolucionario ruso y una de las figuras más relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX. Nació en el pueblo de Bagdad, en Georgia, en 1893 y murió el 14 de abril de 1930.

Proveniente de una familia campesina y pobre, la relación que mantuvo con los campesinos, el conocimiento de sus problemas y de las injusticias que tenían que soportar, desarrolló un desgarrado amor por el pueblo, que llegó a convertirse en la nota dominante de la sinfonía multicolor de sus composiciones literarias.

En 1906 muere su padre y la señora Maiakovski, tras vender los pocos y modestísimos bienes que poseían, emprende viaje a Moscú con sus tres hijos. Para aumentar los ingresos familiares, Vladimir se inicia en la pintura decorativa, concretamente huevos de Pascua de madera. Sigue estudiando, a pesar de todo y sus lecturas paralelas lo consolidan políticamente. Señaló que «ninguna obra de arte me apasionó tanto como el Prefacio de Marx y los escritos de Hegel».

Su actividad política se inicia durante el zarismo; en 1908 se adhiere al Partido socialdemócrata (bolchevique). Poco después es elegido miembro del comité juvenil moscovita. A los 13 años lo detienen por primera vez acusado de formar parte de la imprenta clandestina del Partido y de redactar octavillas. Sale en libertad, aunque no lo estará por mucho tiempo, ya que fue arrestado por apoyar la evasión de unas mujeres detenidas en la prisión de Novinsk, y por lo que pasó once meses en la cárcel de Beutirki (que sin duda tienen relación con el paródico poema de la Cárcel de Reading que escribirá años después).

Desde la época de la posguerra se identificó plenamente con los planteamientos leninistas y al producirse la revolución de octubre de 1917, Vladimir exalta y anima los anhelos de la liberación social y nacional del proletariado. Plantea la formación de una estética revolucionaria y señala que “¡Acabad de una vez!/ ¡Olvidad!, haced a un lado/ rimas y romanzas, rosaledas/ y tantas otras melancolías...../Hoy necesitamos maestros, no predicadores melenudos... /Camaradas, haced un arte/ que saque del fuego a la República”.

En el período de los años veinte Mayakovski se ocupó decididamente a hacer campaña internacional por la Revolución, cruzando Europa entera e interviniendo en cónclaves y coloquios. En 1922 viajó a Riga, Berlín y París, en 1925 visitó los EE.UU. y México. Durante esta época, crea elementos prácticos de propaganda, tales como carteles, afiches y argumentos para películas y recita sus poemas en la Rusia bolchevique.

Editó poesías, escribió obras de teatro, guiones cinematográficos, canciones para el Ejército Rojo y para las instituciones del Estado obrero y en 1923 funda, con otros colegas, la revista Lef (Frente Izquierdista del Arte), que dirigirá hasta 1925. Su propuesta estética estaba impregnada de la ética revolucionaria y los problemas sociales que tienen que cumplir los trabajadores, razón por la cual se ganó el nombre de poeta de la revolución.