7 de octubre de 2023

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Campesinos chinos de avanzada edad viven entre el abandono y la pobreza.

CHINA LA “POTENCIA MUNDIAL” DE LA INJUSTICIA SOCIAL

10 de diciembre de 2006

@DIN, 8 de diciembre de 2006 - Una encuesta ha revelado el abandono y la pobreza en la que viven los ancianos en el campo chino, olvidados por sus familias y con insuficiente cobertura social, aunque el país asiático es ya la cuarta potencia económica mundial. La encuesta revela que un 45% de los ancianos rurales no vive con sus hijos, un 5% pasa hambre, un 69% tiene un único atuendo y un 67% no puede permitirse comprar medicinas.

El sondeo, financiado por el parlamentario Zhai Yuhe a título personal, conmovido por el abandono de estos ancianos por parte de sus familias, se llevó a cabo entre 10.400 campesinos mayores de 60 años en 31 provincias chinas.

Sus ingresos medios eran de 82 dólares al año (62 euros), un 85% carece de aseos en sus casas y un 97% no cuenta con ayuda para sus quehaceres domésticos. Las estadísticas indican que en la actualidad hay en el país asiático más de 143 millones de mayores de 60 años, la mitad de la población asiática de esas edades (aunque la UE eleva esa cifra hasta 184 millones para los mayores de 65), y aumentan a razón de casi un millón anuales con una esperanza de vida de 71 años. "Al menos un 90%" de los 750 millones de residentes rurales "no cuenta con una adecuada pensión o asistencia sanitaria, más fácil de conseguir en las ciudades", señala Yuan Xin, sociólogo de la Universidad Nankai de Tianjin (noreste).

Pero la magnitud del problema afectará en un futuro a la estructura social y económica china ya que, de continuar a este ritmo el crecimiento de este estrato poblacional, China tendrá en 2050 más de 400 millones de ancianos, un 26,5% de su población, frente al 10% actual, y casi sin pensiones. Un caso dramático es el del vagabundo Li Zhaokun, de 71 años, que tras cumplir una condena de cinco por cometer un incendio intencionado, volvió a intentarlo al salir en libertad, el pasado 9 de noviembre, porque no tenía otro lugar donde dormir que la prisión, según un reportaje de la agencia oficial Xinhua.

Li, que ha intentado suicidarse dos veces, carece de documento de identidad y de residencia, desconoce dónde nació y toda su vida ha tenido que sobrevivir pidiendo limosna y vagabundeando. Aunque éste es extremo, es frecuente ver en las grandes ciudades chinas ancianos vagabundos que viven de la limosna.