7 de octubre de 2023

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ESTADOS UNIDOS. LA CORRUPCIÓN, OTRO FACTOR DECISIVO EN LA DEBACLE DE BUSH.

11 de noviembre de 2006

(Gara). Junto con la cuestión iraquí, tanto los analistas demócratas como republicanos coinciden en que los escándalos de corrupción que han asolado al poder republicano han sido decisivos para su derrota. Cuestiones estas que, junto a otras, habrían movilizado a votantes independientes a mostrar su hartazgo. En esta línea, sondeos a pie de urna indican que la minoría hispana habría abandonado a los republicanos por su política contra la inmigración, muro incluido.

WASHINGTON.- Aunque pasó bastante desapercibido, resulta sintomático que, en el discurso en el que asumió la derrota, el presidente, George W. Bush, hiciera mención expresa a los casos de corrupción que han salpicado a la formación republicana. «La gente quiere que sus representantes sean honestos y morales y en algunos estados, ha sido el principal factor», señaló Bush.

Igual de sintomático resulta el que la próxima presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, haya desembarcado con la promesa de que «vamos a hacer de esta legislatura la más honesta, la más moral y la más abierta de la historia» de EEUU.

El coordinador de la campaña demócrata, Rahm Emanuel, es tajante: «Si ves la lista, todas las circunscripcionees (republicanas) donde estaban en juego cuestiones de corrupción han caido del lado demócrata. En total ocho escaños, la mitad de los 15 que precisábamos para recuperar la mayoría».

Una investigación interna realizada por el partido republicano y citada el miércoles por el senador John McCain, va más allá y asegura que «en las 29 circunscripciones que los republicanos tienen seguro perder, 19 han caído por la corrupción, no por Irak».

Un sondeo al cierre de las unas de la cadena CNN apuntaba a la corrupción como la primera cuestión citada por los electores (un 41%) por delante de Irak (un 36%).

Un «regalo» para los demócratas que, por lo menos en los últimos meses, no han hecho méritos para recibir. Y es que últimamente no mentaban el tema por temor a que se volviera contra ellos.

Y eso que tenían munición a disposición: el veterano representante republicano Randy Cunningham purga ocho años de cárcel por aceptar sobornos de la industria de Defensa. Otro, Bob Ney, ha reconocido su participación en una red de tráfico de influencias liderada por lobbysta Jack Abramov. Sin olvidar al líder de la mayoría republicana, Tom Delay, quien tuvo que abandonar el Congreso por su implicación en una red de financiación electoral y está siendo investigado por su relación con Abramov.

Sin obviar el impacto de los escándalos sexuales que han salpicado a representantes republicanos en la recta final de la campaña, el nivel de participación, inusualmente bajo para los estándares europeos ­y democráticos­ pero algo superior a las elecciones de 2002 (votó el 41% de los inscritos, que no del censo total), no apunta a una desmovilización del voto ultraconservador y ultrarreligioso sino a una, siempre relativa, movilización de los independientes, que habrían inclinado finalmente la balanza del lado demócrata.

Sondeos a pie de urna apuntan a que sólo un 26% de los votantes hispanos apoyaron a los republicanos, defensores del muro en la frontera, el mismo índice que hace diez años.