3 de noviembre de 2024

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Asesinato de Gadafi y masacre del pueblo libio: 4 años después

Por: Resumen Latinoamericano.

22 de octubre de 2015

Un día como hoy, hace cuatro años, terroristas al servicio de la Casa Blanca y de sus lacayos principales con funciones presidenciales en la Organización terrorista del Atlántico Norte – OTAN- asesinaron a Mohamar Gadafi, el presidente de Libia. Una operación en la cual, la propaganda de guerra de USA, Europa y las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, hicieron una coyunda siniestra, organizando un set cinematográfico en Qatar en una agresión mediática, a gran escala donde Al Jazzera, CNN, Fox News con sus correspondientes corporativos a nivel impreso, radial y otras miles de páginas Web, llegaron a simular una revuelta popular en la Plaza Verde de Trípoli, que no logró 100% sus objetivos de impunidad, gracias a la acción de Telesur y la Red Voltaire, en cabeza de su fundador Thierry Mayssan, que fueron objetos de atentados, por los terroristas y mercenarios nombrados como “rebeldes”, sin que los autonombrados paladines de la libertad dijeran algo.

En el asesinato de Gadafi y del pueblo libio, que ostentaba no sólo el nivel de vida más alto de África, sino de todo el mediterráneo desde cualquiera de los indicadores económicos y de sus orillas, superando incluso a la España de los desahucios, la guerra de cuarta generación marcó un hito de malignidad en el envenenamiento masivo de la opinión global, puesto que la patraña urdida para justificar esta masacre, fue amplificada por medios impresos, radiales y multimediales, allí en cada rincón del planeta, gobernada por mayordomos con banda presidencial, al servicio de esta cuerda de estados forajidos, comandados desde la Casa Blanca por el capo protémpore de la Casa Blanca, Barak Obama; con una gran participación de su Secretaria de estado, Hilaria de Clinton, quien brincó en un sólo píe cuando le dieron la noticia de un crimen hecho con saña y sello paramilitar made in Colombia…Mi patria.

¿Pero…Por qué mataron a Gadafi sí era tan buen muchacho, que hasta financió empresas y campañas políticas a muchos de sus verdugos como Nicolás Sarkozy, David Cameron, José María Aznar o Berlusconi?

Gadafi desde sus inicios cuando destronó la monarquía Hachemita del Rey Idris, había cometido muchos graves pecados que lo convirtieron en demonio ante los ojos del mundo occidental, que se ha autonombrado “civilizado” y “bueno”, gracias al cine, la televisión, la poderosa industria editorial y una educación neocolonial para lacayos, adoradores de Washington y Europa: declararse y actuar como un estado soberano, apoyar la causa del pueblo Palestino, ser un socialista consecuente hasta en su modo de vida y distribución de la riqueza, que apoyó a muchos países africanos que buscaban la descolonización, como la Burkina Faso de Tomás Sankara, otro independentista asesinado en su momento, por la colonialista Francia, con careta de demócrata.

El ser un sostén del pensamiento árabe anti imperialista de Gamal Abdel Nasser, puso a Gadafi en la mira del aparataje bancario y mediático judío AzkeNAZI. Fueron varios los libros y películas, en poder de capital sionista como Goram Globus y otras productoras. Gracias a Gadafi, los libios eran los malos del paseo en cada película del mediocremente dramático Hollywood, plagado de persecución de carros y explosiones. En la primera versión de “Volver al futuro” de la Twenty Century Fox, son libios los perseguidores del profesor que inventa el carro para viajar en el Tiempo. Ken Follet – otro de los escribidores al servicio de la CIA y el Mossad- escribió un bodrio titulado “Matar a Gadafi”, en donde el líder libio era asesinado por una estrella juvenil símbolo sexual – Lilly Carson que apuntaba a Brooke Shields- gracias a un veneno radioactivo aplicable en un pinta labios, que se activaba con el beso de saludo de la estrella, de esa novelucha sobre el líder libio.

Pero la muerte de Gadafi estaba planificada desde hacía muchos años antes. El general Wesley Clark- lo dice a diario Mario Silva en Dossier- lo informó con desparpajo, en una entrevista televisada donde habla del Gran Medio Oriente o Medio Oriente ampliado, en el que menciona el rediseño de los tamaños y fronteras de siete estados en esa zona del plantea. Fue un plan urdido en donde se crearon teorías como el Choque de civilizaciones de Samuel Huntington, en el mundo tarifado de los sicarios académicos, llamados Think Thank que son en realidad Trash Tank=basura pensante, pensadores de basura peligrosa, parteros de genocidios, para ser más exactos.
Mediáticamente se lanzó la tal primavera árabe, estrategia sobre la cual botaron mucha corriente, muchos socialistas de pacotilla, auténticos tercermundistas del pensamiento, tanto en América, Abyayala y otros continentes. Estos ilustres farsantes, terminaron justificando la masacre, recitando el mismo discurso imperial: “había que acabar con un dictador que asesinaba a su propio pueblo”.

Lo que no pudieron responder los izquierdistas imperiales por convicción en Europa, fue la justicia y la justeza de una invasión imperial, la cual recibió el respaldo escritural entusiasta de Santiago Alba Rico; mientras que en Abyayala, una vomitiva corriente dizque socialista de Brasil, festejó también brincando en una pata la muerte de Gadafi…Igualito que la velociraptor de la casa Blanca, doña Hilaria de Clinton, que encontró en ellos a orgánicos coristas de la infamia: ¿Acaso esa invasión no estaba conformada y cofinanciada por dictadores ultramontanos del islam como la monarquía saudita, y sus primos de sangre e infamia de emiratos como el de Qatar? ¿Acaso los demócratas de la mafia de Washington y Bruselas, no montaron en el poder a un monarca de la línea del Rey Idris que lo primero que hizo fue imponer la Sharía, acabando con los derechos humanos que sí tenían las mujeres en Libia, que vuelven de nuevo a ser tratadas por el esposo y el varón, como objetos sexuales con muy poca diferencia con un semoviente o una mascota?

Con la muerte de Gadafi retornaron a Libia, prácticas medievales del mundo árabe superadas por esa “dictadura”, como la ablación. Los civilizadores de Europa, destruyeron toda la infraestructura de bienestar que había construido el “dictador”, como el formidable acueducto que atravesaba un tramo de miles de kilómetros del Sahara y explotaba un acuífero subterráneo, incluyendo las viviendas dignas a los recién casados: muchos civiles fueron bombardeados por “error”, es decir, se convirtieron en “daños colaterales”, una forma de excusar la sevicia de los aviadores drogadictos de la OTAN, expertos en masacrar pueblos sin fuerza área, gracias a la cobarde zona de “exclusión aérea” que aprobó Bank Ki Moon, quien festejó como histórico el asesinato del líder libio. Cobardía nada nueva, porque la OTAN venía de hacer lo mismo en la desaparecida Yugoslavia, cuando China y Rusia, no tenían fuerza militar para oponerse a semejante montonera.

Hoy octubre de 2015. Así como lo predijo Gadafi en la ONU cuando se hacían los preparativos para destrozar el bienestar de su país, miles de refugiados y menesterosos de África y Oriente medio, que hallaban en Libia empleo y bienestar, hoy llegan a la Europa miserable y envidiosa que participó, como autora intelectual de la masacre o como corifeos de la estupidez mediática. Esa Europa cierra las puertas y multiplica muros peor que el de Berlín, que tanto motivó películas y noveluchas en ese hipócrita orden político impuesto por Washington, con la destrucción previa de la antigua Yugoslavia. Los grupos Nazis, campean y son aliados de USA y de la OTAN, que reencauchó a muchos de ellos en la operación Gladio de los años 50. Moldavia, Letonia, Ucrania, Eslovenia, Eslovaquia y Hungría, respiran excretas del desaparecido tercer Reich, como Pegida, la Utacha y muchos movimientos anti inmigrantes. Ban Ki Moon, el miserable mayordomo coreano, sigue en la ONU, con su cara de huevo duro el amigo de Condorito.

Pero algo ha cambiado en el mundo por estos días, cuando Rusia plantó cara a la OTAN y a USA, en Siria, donde la primavera se convirtió en el otoño moral de una coalición que ha quedado sin la máscara, apoyando abiertamente al terrorismo, incluso a aquel que tenía rotulado como tal la ONU. La etiqueta de “moderada” y de “rebelde” se la ponen a Al Kaeda, a conveniencia. Como en Libia, un pajarraco al frente de un observatorio sirio de los derechos humanos, me recuerda al excremental observatorio libio de los derechos humanos, donde una escoria humana llamada Mahdi Saleh Ahmid, al cabo de dos años se lamentaba, como el bobo que descubre, cuando su inteligencia negada se lo permite, que ha mata a su madre o a su propio padre: “Dos años después de la “revolución” esperábamos que la seguridad mejoraría, que la justicia se haría realidad (…), que regresaría el bien y la felicidad, que crecería la economía y que los libios recuperarían su prosperidad. Pero no era más que un sueño”.

Ante el fracaso en Siria, donde China y Rusia han movilizado su fuerza naval, como hienas los estados terroristas de la OTAN junto a USA, miran ahora a Venezuela, donde tienen pensado montar el mismo escenario en las próximas elecciones. Tienen a Guayana, Colombia y Aruba, listos para armar el tridente contra la patria de Bolívar y Chávez. Y como en la canción de Mercedes Sosa, sólo le pido a Dios, que esa guerra no me sea indiferente, que sí llega al momento no dude ni un instante en tomar un fusil y matar a la mayor cantidad de invasores, sin el mínimo ápice de compasión que ellos jamás han tenido, con sus víctimas.
Que muchos otros no sean indiferentes y que volvamos a reeditar la bandera de guerra a muerte contra USA y Europa, contra sus lacayos que predican la paz, mientras preparan el cuchillo, para asesinar por la espalda: su deporte favorito, como cuando adelantaron planes contra Gadafi cuando anunció en la Unión Africana, que la moneda no sería el dolar sino el oro, el mismo que los bancos y gobiernos de Europa y USA, se robaron impunemente, ante los ojos de un mundo bobo.