7 de octubre de 2023

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Ollanta Humala es un militar ambicioso y sin escrúpulos

Por: Carlos Angulo Rivas.

19 de noviembre de 2012

Se confirma reciente pacto de Humala con el aprofujimorismo en el Congreso, al votar unidos por la ilegal suspensión del parlamentario izquierdista Javier Diez Canseco.

Los coqueteos de Ollanta Humala con la negra historia del fujimorismo en el país no pueden ser vistos como casualidades. La traición a las causas populares tiene una fisonomía cada vez más transparente. Al inicio del actual gobierno, pactada la continuación del proyecto económico neoliberal extremista, continuidad de las políticas de Alan García sin Alan García, mencioné que para lograr algo positivo a Humala apenas le quedaba recuperar la decencia nacional a través de una verdadera lucha anticorrupción. El Perú desde 1990 vive la fantasía de un cambio económico, político y social, y como toda fantasía una frágil esfera hecha añicos inmediatamente después de cada elección presidencial. La frustración del pueblo peruano es enorme, pues el Perú no consigue desprenderse de la putrefacción política, la corrupción y el libertinaje, lo que da pie a la edificación exitosa de movimientos de extrema izquierda vinculados a un Sendero Luminoso remozado. Con los votos de la izquierda, Alberto Fujimori se hizo del poder derrotando a la derecha oligárquica representada por Mario Vargas Llosa; su gobierno inició una dictadura neoliberal corrupta de proporciones inimaginables, violatoria de todos los derechos ciudadanos. Alejandro Toledo ganó las elecciones con los votos de la izquierda gobernando para Estados Unidos con la oligarquía y para la oligarquía. Alan García 2006, mediante el fraude del “cambio responsable” volvió a palacio de gobierno aplicando un programa neoliberal extremista al servicio de las empresas multinacionales, el imperialismo, la oligarquía y los sectores de la mafia narco-política.

Ollanta Humala inicia una carrera política motejada de “chavista” a través de los medios de comunicación parametrados por los grupos de poder. De presidente aparece el verdadero hombre, el militar ambicioso sin escrúpulos oculto entre las banderas del nacionalismo. Ayudado por las ONGs de la intelectualidad progresista se desprende de la línea divisoria latinoamericana del presidente Hugo Chávez y el ALBA; tímidamente se acerca al presidente Lula de Brasil anunciando la “Gran Transformación” en alianza con representaciones populares. La “Gran Transformación,” programa neoliberal entibiado, sin ninguna reforma estructural de cambio político, económico y social, sirvió al objetivo de aglutinar a la cola de Humala a los sectores populares, sindicales y campesinos: el voto de la izquierda en el Perú. Una vez más la izquierda electoral coloca en palacio al presidente de la república, contra la mafia aprofujimorista-Kuczynski-Castañeda. El proclamado Ollanta Humala, saca su verdadero rostro entregando los sectores productivos, el ministerio de Economía y el Banco Central de Reserva a los grupos mafiosos y de poder oligárquico derrotados en las elecciones. Para contentar a las ONGs nombra de primer ministro a su financista, Salomón Lerner Ghitis, íntimo de la banca judía y del gobierno norteamericano. Con estos pactos directos abandona la “Gran Transformación” y a la “hoja de ruta” mientras la mafia bate palmas en la gran prensa parametrada por los grupos de poder.

A estas alturas, la configuración de un pacto mafioso Humala – aprofujimorismo levanta sus velos. Los millones de votos obtenido por Ollanta Humala para triunfar sobre la mafia de Kuczynski, Castañeda y el apro-fujimorismo, han sido vendidos en exclusiva a los derrotados. Se gobierna de espaldas a los sectores sociales de las ciudades, los sindicatos, el campesinado; conglomerado que le entregó la presidencia de la república. Los intelectuales progresistas de las ONGs insisten en que Humala fue capturado por la derecha bruta y achorada, los grupos de poder, cuando la verdad de todas las verdades es que metieron un Caballo de Troya en la izquierda. Debemos precisar, el presidente es un individuo de pocas luces intelectuales, es cierto, sin embargo, mantiene una línea política claramente reaccionaria y represiva, alineada con la casta política putrefacta. No cede a los “periodicazos,” los utiliza estando de acuerdo con ellos. La salida del embajador Lynch fue cocinada por él con ayuda de El Comercio; boicotear el nombramiento de Javier Diez Canseco a la presidencia de la megacomisión investigadora de los “faenones” de Alan García fue una decisión tomada en palacio de gobierno, alineándose con la impunidad para los latrocinios al estado; proponer a que la familia Fujimori presente un pedido de indulto ilegal para un reo sentenciado a 25 años de prisión por crimenes de lesa humanidad salió de boca de Ollanta Humala; la ilegitima sanción al congresista Javier Diez Canseco fue una impúdica consigna impartida por la pareja Ollanta-Nadine Heredia a los congresistas nacionalistas para sellar un pacto con el apro-fujimorismo, un avance-sondeo de lo que podría ser un indulto presidencial al criminal Alberto Fujimori. No olvidemos que la mugre de la corrupción nunca se detiene, tampoco que los felones padezcan de remordimientos.

El militar Ollanta Humala instruido en la Escuela de las Américas cumple su función, lo felicitan; el al capitán represivo, violento y cruel, “Carlos” de la base de Madre Mía continúa cometiendo atropellos; el asesor militar del general fujimorista Cano Angulo de Arequipa, que le facilitó la aventura de Locumba, sigue prestando servicios a los Montesinistas y a la familia Fujimori; los privilegios de agregado militar en Francia y Corea otorgados por Alejandro Toledo, lo vinculan a la estrategia imperial del futuro, fue la primera vez que un “militar insurrecto” fue premiado; la lavada de manos en el alzamiento de Andahuaylas donde dejó en la estacada a su hermano Antauro, lo define en su auténtica personalidad. Con 26 muertos en su haber y centenares de heridos, debido a las órdenes de disparar a mansalva en las movilizaciones populares de protesta contra la imposición de proyectos usurpadores de tierras comunales, contaminadores del medio ambiente, Ollanta Humala, en 16 meses de gobierno esta definido, identificado, resuelto a aplastar a la izquierda peruana con todos sus colores, resuelto a la fusión de los restos del nacionalismo con la mafia aprofujimorista derrotada en las urnas.

En el Perú la paciencia está agotada, los hechos son los que cuentan, en el Ollanta Humala verdadero más son las sospechas que las certidumbres, más las mentiras que las certezas. La mayoría decente del Perú votó contra la mafia de ultraderecha representada por la japonesa Keiko Fujimori, con ello esperaba un cierto alivio a la vergüenza de soportar la podredumbre política. Hoy esa mayoría censura la estafa de la que es objeto. Humala hablaba de reivindicaciones sociales en su campaña electoral, ahora tacha a sus electores de agitadores radicales, de subversivos, de fomentadores de conflictos sociales. No cabe duda, este gobierno ligado a los grupos de poder multinacional y nacional, a la prensa parametrada que sirve a esos intereses, está de espaldas a los congresistas oficialistas, al pueblo que votó por él, y a los militantes nacionalistas. La deserción de Ollanta Humala es total, no tiene retorno, se confirma con el reciente pacto con el aprofujimorismo en el Congreso al votar unidos por la ilegal suspensión del parlamentario izquierdista Javier Diez Canseco. Aquí se confirma el ciclo “sui generis” de gobernar el país, pues la administración del estado cae en manos de quienes pierden las elecciones, gracias a la mafia de la corrupción, a la clamorosa ausencia de principios morales básicos en los gobernantes transformados en tránsfugas políticos, en dúctiles desertores.

Carlos Angulo Rivas es poeta y escritor peruano.