7 de octubre de 2023

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UN CAPITALISMO ENGENDRO Y SIN SISTEMA

Opinión de Eduardo Pérsico.

30 de septiembre de 2010

A los partidarios del liberalismo económico les resulta impropio el crecimiento del conjunto social, si esa ampliación del bienestar cualitativo les aquieta en algo el crecimiento cuantitativo propio. Ese perfil siempre disimulado hoy lo demuestra el encono en los medios de comunicación de América Latina donde ya se largan a editorializar que cualquier movilidad social que no favorezca de inmediato a Los que Mandan, debe ser desechada. Y eso no ocurre por el temor a que el proletariado de abajo logre desplazar socialmente a sus patrocinadores, sino porque la genuflexión comunicadora interpreta cabalmente la patológica acumulación personal en sí misma y persiste en publicitar este engendro ideológico neoliberal, excluyente y esclavista. No hablemos de cómo andan estos días los países europeos comprometidos por las alquimias financieras que aquí tanto nos dañaron, y vayamos a otro tema.

El esquema liberal de la economía tuvo origen en la colonización anglosajona de los Estados Unidos, donde su inmigración ya libre del prejuicio feudal pero enajenada al individualismo económico más cerril empezaría a diseñar y construir este nombrado régimen liberal en la actualidad. Sin dudas ni cambio, los norteamericanos siguen abrazando la creencia de obtener la absoluta libertad si se asimilan cada día más al sistema, donde el enriquecimiento paulatino personal lleva al crecimiento de toda la sociedad. Así las cosas, defender su propiedad y por ende el sentido de libertad que ello implica, el norteamericano lo asimila a la democracia representativa, la igualdad de oportunidades y demás frases del discurso cotidiano. Algo plausible y meritorio si todos accedieran a ser propietarios, en tanto pertenecen a una especie que si no come se muere y si no se aparea se extingue; y no dentro de esa concepción política atomizadora de la condición humano: los norteamericanos, grandiosa masa de individuos enajenados y sin vocación de grupo devenidos en sumisos festejantes de las matanzas contra las multitudes opuestas al sistema. Esta concepción de la realidad que hasta pareciera banal, se hace y aplica en nombre de la libertad, la democracia y otros valores que costaron sangre a la humanidad pero claro, hoy Los que Mandan siguen apostando impúdicamente a quedarse con todo y eso quizá, resulte otro tema.

La estructura socioeconómica tradicional de América Latina proviene de la colonización española y portuguesa, que apenas se iría transformando por la acción de las fuerzas sociales internas por muchísimo tiempo. En Argentina además de influir quizá más que en el resto un clericalismo retrógrado, hoy en extinción por obra propia en el favor popular, en lo político se alternaron tendencias germánicas, anglófilas o proyanquis, según. Y salvo algunos conservadores lúcidos que a inicios del siglo veinte favorecieron la educación con más el interregno distributivo del primer peronismo en los años cuarenta - donde también ‘la oligarquía’ se enriqueció a dos manos- los gobiernos siempre fueron dirigidos por publicitados liberales del autoritarismo y la rapiña. Personajes de ejercer un liberalismo económico jamás sintetizador de libertades y mucho menos, que intentaran la mínima ruptura con el pasado dominador que hoy mismo, año 2010, no sólo sigue vigente sino discurseado de manera desafiante y cimentado por los herederos de esos apropiadores de la tierra y sus riquezas naturales más profundas. Eso que ya debería entenderse patrimonio de todos…

Pero bien, en Argentina mediante la Conquista del Desierto y sus derivados, el liberalismo a veces disuelto con alguna gragea populista funcionó por décadas y continúa siendo una ‘vacuna contra el estatismo controlador’ y cualquier otra maldición colectivista y disociadora del Ser Nacional. Con esas y otras inocuas parrafadas, los pontificadores de la libertad económica encubren que ni siquiera una vez, ellos propusieron al menos dentro de América Latina así podemos disfrutarlo, un Estado liberal en serio que regulara los excesos y achicara las brechas sociales del conjunto, para hacer de su adorada instrumentación liberal algo más o menos creíble. Pero a no dudar que estos profetas de un bienestar generalizado que nunca llega, seguirán usufructuando el trabajo ajeno y burlarse con actuaciones y astucias idiomáticas. Al hablar de un Estado con Libertad estos tipos reiteran ese galimatías verbal en donde el único Estado democrático posible sólo protege la libertad de la ‘inalienable propiedad’ y nada más. En tanto el resto serían gastos innecesarios del gobierno con los dineros del contribuyente, habitual crítica de tirar también en la volteada a las ‘burocracias políticas’ tan incómodas si contradicen sus intereses con medidas de un Estado Totalitario y Represor, según dicen. Y cuando pareciera aflorar cierto aire de mejor integración entre los países de América Latina, esta confusión cotidiana que difunden los medios del Poder con mayor peso y llegada, es algo muy arduo de neutralizar pero tratemos. (Set.2010)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
www.eduardopersico.blogspot.com .