7 de octubre de 2023

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MANUEL SCORZA: REDOBLE POR LA VIDA QUE VENDRÁ

Por: Jaime Guadalupe Bobadilla

14 de febrero de 2010

Manuel Scorza Torre (Lima, 9 de setiembre de 1928), integrante de la excepcional Generación del 50, pertenece a la pléyade de quienes fusionaron vasta y descollante creación literaria con inequívoca y valerosa militancia socialista, constituyéndose así en ejemplar referente para los continuadores de la brega por un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo.

En sus novelas Redoble por Rancas, 1970; Garabombo el Invisible, 1972; El jinete insomne, 1977; Cantar de Agapito Robles, 1977; La tumba del relámpago, 1979; y La danza inmóvil, 1983 -¡traducidas a más de cuarenta idiomas!-, Scorza ha perennizado la vitalidad y el heroísmo de nuestro pueblo en lucha por la libertad y la justicia.

Su poesía es una de las más altas de Perú y América Latina, y sus leitmotiv son -como de toda su obra- la revolución y el amor: Canto a los mineros de Bolivia, 1952; Las imprecaciones, 1955; Los adioses, 1960; Desengaños del Mago, 1961; Réquiem para un gentilhombre - Elogio y despedida de Fernando Quíspez Asín, 1962; Cantar de Túpac Amaru, 1969; El vals de los reptiles, 1970; Lamentando que Hans Magnus Enzensberger no esté en Collobriers, 1973; Palabras de Nicolás Centenario, 1977; Agradeciéndole a César Calvo que esté aquí, 1977.

Fue, también, periodista relevante; y sus dotes de brillante ensayista se manifiestan en Literatura: Primer territorio libre de América. Como editor-promotor dio cima, en Perú y otros países de América Latina, a una de las más trascendentes obras culturales y educativas de nuestro tiempo, aún no igualadas: Festivales del Libro (1956, 1957, 1958) y Populibros Peruanos (1960, 1961, 1962, 1963).

La apasionada forja de su obra le valió diversos reconocimientos. Entre éstos, en 1955, ¡los tres primeros lugares! de los Juegos Florales Internacionales por el Cuarto Centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando vivía allí deportado por la nefasta dictadura odriísta. En 1956, de vuelta al país, alcanzó el Premio Nacional de Poesía por Las imprecaciones. En 1971 fue finalista -en realidad, el primer lugar se le negó ex professo- del Premio Internacional Planeta por la mundialmente célebre Redoble por Rancas.

Acudir cuánto antes a la convocatoria de la poética y novelística scorzianas es imperativo para quien es alma matinal, hoy y siempre. Porque ambas son magníficos espacios de deleite e inspiración con la palabra y la imagen; e inagotables fuentes de convicción y éxito en el cumplimiento de nuestro deber primordial, para ejercer nuestro derecho humano esencial: hacer realidad una sociedad distinta, lograr un Perú superior. ¡Qué irreparable pérdida fue su trágica partida!, aquel aciago 27 de noviembre de 1983, en el accidente del aeropuerto de Barajas, Madrid, cuando retornaba desde París a residir definitivamente con nosotros, para cumplir, in situ, su compromiso de dirigente en la gesta democrática proletaria y popular de aquellos turbulentos años. Scorza hunde sus fibras de creador sobresaliente e indoblegable luchador social en nuestros fervorosos anhelos de la conquista del pan y la belleza , de patria y soberanía, de justicia y liberación. ¡Nos haces una falta sin fondo!

Precisamente porque constituyen, en singular unidad, cumbres de arte literario y triunfales heraldos de un mundo mejor, la poesía y la narrativa de Scorza enfrentan el infame complot del silencio y la distorsión de la educación y la cultura del sistema social dependiente y subdesarrollado que padecemos -salvo rarezas, sobre todo del ámbito universitario, que honran a sus autores-; asimismo, desafían la exclusión alevosa de la crítica cobarde y sectaria; resisten la perversa supresión de la dictadura mediática neoliberal -lo que eleva aún más a los generosos comunicadores que lo recuerdan y valoran-.

En suma, son poesía y narrativa que resisten, victoriosas, el todopoderoso andamiaje ideológico-cultural del capitalismo rapaz, degradante, salvaje. Por ello -¡contra ello!-, para nosotros, para nuestro pueblo y su destino histórico, Manuel Scorza y sus obras siempre serán lo que son: clásicos de la Literatura nacional e internacional, y se abren paso derrotando el poder de la burguesía apátrida-parasitaria-decadente y sus epígonos literarios: los patológicamente ‘puristas’; avanzan venciendo a sus tragicómicos aliados: los tránsfugas de ayer y hoy.

En conmemoración del 81 aniversario de su nacimiento, ¡y celebrando su entrañable presencia!, llena de orgullo y dignidad expresar, con las más sentidas gratitud y admiración, que el vivificante y revolucionario legado de Manuel Scorza, ratifican y enaltecen a quienes, como él, luchamos sin dobleces ni apostasías por la vida que vendrá.