7 de octubre de 2023

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LIBERANDO AL MUNDO DE LA ENFERMEDAD DEL PACIFISMO

Por: William Blum. (Znet)

6 de octubre de 2009

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Imaginaos la escena: Afganistán, dos camiones cisterna secuestrados con combustible altamente inflamable, rodeados por una multitud de afganos ansiosos de conseguir algo gratis… ¿Qué sería lo último que querríais hacer? Correcto: lanzar bombas sobre los tanques. Pero es lo que un comandante militar alemán instruyó que hiciera un aeroplano drone (sin tripulación) estadounidense el 4 de septiembre. Por lo menos 100 seres humanos incinerados. El incidente provocó mucha controversia en Alemania, porque el Artículo 26 de la Constitución alemana de posguerra dice: “Actos tendientes a, y emprendidos con la intención de, perturbar las relaciones pacíficas entre naciones, especialmente para preparar una guerra de agresión, serán inconstitucionales. Serán considerados como una ofensa criminal.”

Pero la OTAN (es decir EE.UU.) puede darse por satisfecha por el hecho de que los alemanes han dejado de lado su tonto pacifismo y actuado como verdaderos hombres, asesinos militares entrenados; aunque antes de este incidente los alemanes habían participado en algún combate aéreo y terrestre, no había habido un coste tan dramático y publicitado de vidas civiles. Deutschland tiene ahora más de 4.000 soldados en Afganistán, el tercer contingente por su tamaño en el país después de EE.UU. y Gran Bretaña, y en casa acaban de terminar de construir un monumento a los miembros caídos de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas Federales), fundada en 1955; 38 de ellos (hasta ahora) han dejado sus jóvenes vidas en Afganistán.

En enero de 2007 escribí sobre cómo EE.UU. estaba impulsando a Alemania en esta dirección; que las circunstancias en la época indicaban que Washington podría estar perdiendo paciencia con el ritmo de la sumisión de Alemania a las necesidades del imperio. Alemania se negó a enviar tropas a Iraq y envió sólo fuerzas no combatientes a Afganistán, lo que no bastaba a los guerreros del Pentágono y a sus aliados de la OTAN. La principal revista noticiosa alemana, Der Spiegel, informó lo siguiente:

En una reunión en Washington, funcionarios del gobierno de Bush, hablando en el contexto de Afganistán, recriminaron a Karsten Voigt, representante del gobierno alemán para relaciones alemano-estadounidenses: “Os concentráis en la reconstrucción y el mantenimiento de la paz, pero las cosas desagradables nos las dejáis a nosotros.”… “Los alemanes tienen que aprender a matar.”

Un oficial británico dijo a un oficial alemán en la central de la OTAN: “Cada fin de semana enviamos a casa dos ataúdes de metal, mientras vosotros, los alemanes, distribuís lápices y frazadas de lana.” Bruce George, jefe del Comité Británico de Defensa, dijo “algunos beben té y cerveza y otros arriesgan sus vidas.”

Un colega de la OTAN de Canadá señaló que ya era hora de que “los alemanes abandonen sus dormitorios y aprendan a matar a los talibanes.”

Y en Quebec, un funcionario canadiense dijo a un oficial alemán: “Nosotros tenemos los muertos, vosotros bebéis cerveza.” (1)

Irónicamente, en muchos otros contextos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes no han logrado disociarse de la imagen de asesinos nazis y monstruos.

¿Llegará el día en el que el “Mundo Libre” se burle de los talibanes y de los insurgentes iraquíes por vivir en paz?

EE.UU. también se ha empeñado en un esfuerzo decenal por alejar a Japón de su constitución y política exterior pacifista y volver a colocarlo en el camino honorable de volver a ser una potencia militar, sólo que esta vez sería en coordinación con las necesidades de política exterior estadounidense.

“Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o el uso de fuerza como medio de solucionar disputas internacionales.

“A fin de realizar el objetivo del párrafo precedente, nunca se mantendrán fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, así como otro potencial bélico. El derecho a la beligerancia del Estado no será reconocido.” – Artículo 9 de la Constitución japonesa, 1947, palabras llevadas en el corazón por una gran mayoría del pueblo japonés.

En el triunfalismo del fin de la Segunda Guerra Mundial, la ocupación estadounidense de Japón, en la persona del general Douglas MacArthur, jugó un papel importante en la creación de esa constitución. Pero después que los comunistas llegaran al poder en China en 1949, EE.UU. optó por un Japón fuerte situado con seguridad en el campo anticomunista. Desde entonces todo ha ido cuesta abajo. Paso a paso… El propio MacArthur ordenó la creación de una “reserva nacional de policía”, que se convirtió en el embrión de las futuras fuerzas armadas japonesas… Visitando Tokio en 1956, el secretario de Estado de EE.UU., John Foster Dulles dijo a funcionarios japoneses: “En el pasado, Japón ha demostrado su superioridad sobre los rusos y sobre China. Era hora de que Japón pensara de nuevo en ser y comportarse como una Gran Potencia.” [2] … varios tratados entre EE.UU. y Japón sobre seguridad y cooperación en la defensa que, por ejemplo, especificaban que Japón integrara su tecnología militar con la de EE.UU. y la OTAN … el suministro por EE.UU. de nuevos aviones militares y destructores sofisticados… todo tipo de ayuda logística japonesa a EE.UU. en sus frecuentes operaciones militares en Asia… la repetida presión de EE.UU. sobre Japón para que aumente su presupuesto militar y el tamaño de sus fuerzas armadas… más de cien bases militares de EE.UU. en Japón, protegidas por las fuerzas armadas japonesas… ejercicios militares conjuntos de EE.UU. y Japón e investigación conjunta sobre un sistema de defensa de misiles… el embajador de EE.UU. en Japón, 2001: “Creo que la realidad de las circunstancias en el mundo va a sugerir a los japoneses que reinterpreten o redefinan el Artículo 9,” [3] … bajo presión de Washington Japón envió varios barcos al Océano Índico para reabastecer barcos de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña como parte de la campaña de Afganistán en 2002, enviaron fuerzas no combatientes a Iraq para ayudar en la guerra estadounidense así como a Timor Oriental, otro escenario bélico hecho en EE.UU… el secretario de Estado Colin Powell en 2004: “Si Japón va a tener un papel amplio en la escena mundial y a convertirse en un miembro pleno del Consejo de Seguridad, y a tener el tipo de obligaciones que recibiría como miembro del Consejo de Seguridad, el Artículo Nueve tendría que ser examinado bajo esa luz.” [4]

Un resultado o síntoma de todo esto puede tal vez ser visto en el caso en 2005 de Kimiko Nezu, una maestra japonesa de 54 años, que fue castigada con transferencias de escuela a escuela, suspensiones, recortes de salario y amenazas de despido por haberse negado a ponerse de pie durante la ejecución del himno nacional, una canción de la Segunda Guerra Mundial elegida como himno en 1999. Se opuso a la canción porque era la misma que fue cantada cuando el Ejército Imperial salió de Japón llamando a un “reino eterno” para el emperador. En ceremonias de graduación en 2004, 198 maestros se negaron a ponerse de pie al resonar la canción. Después de una serie de multas y de acciones disciplinarias, Nezu y otros ocho maestros fueron los únicos manifestantes el año siguiente. Entonces se permitió que Nezu diera clases sólo cuando había otro maestro presente. [5]

Lo que nos lleva a Italia, el miembro restante del Eje de la Segunda Guerra Mundial. El Artículo 11 de la Constitución italiana de 1948 dice en parte: “Italia rechaza la guerra como medio de resolver las controversias internacionales y como instrumento de agresión contra las libertades de otros pueblos.” [6]

Pero Washington reivindicó temprano el alma de Italia en la posguerra. En 1948 EE.UU. prácticamente se apoderó de la campaña electoral italiana para asegurar que los democristianos (CD) derrotaran al candidato comunista-socialista. (Y EE.UU. siguió siendo una fuerza electoral en Italia durante las tres décadas siguientes, manteniendo a los CD en el poder. Los democristianos, por su parte, fueron leales socios en la Guerra Fría.) [7] En 1949, EE.UU. arregló que Italia se convirtiera en un miembro fundador de la OTAN. Esto no fue considerado como una amenaza para el Artículo 11 porque la OTAN siempre se presentó como una organización “defensiva”. Incluso en 1999 cuando realizó un bombardeo de 78 días de Yugoslavia en el que tanto Italia como Alemania suministraron aviones militares y una base aérea de la OTAN en Aviano, Italia, sirvió como principal centro para los vuelos diarios de bombardeo. Durante décadas, Italia ha albergado bases y aeropuertos militares utilizados por Washington en una aventura militar tras la otra de Europa a Asia.

Ahora hay unos 3.000 soldados italianos en Afganistán realizando una serie de servicios que posibilitan que EE.UU. y la OTAN participen en su sangrienta guerra. Y unos 15 soldados italianos también han perdido sus vidas en ese desafortunado país. La presión sobre Italia, como sobre Alemania, para que participen como combatientes a parte entera en Afganistán y otros sitios, es permanente por parte de sus compañeros de la OTAN. [8]

El Muro de Berlín – Otro mito de la Guerra Fría

Dentro de algunas semanas se puede esperar que muchos de los medios occidentales pongan en marcha sus maquinarias propagandísticas para conmemorar el 20 aniversario de la destrucción del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989. Todos los clichés de la Guerra Fría sobre el Mundo Libre contra la Tiranía Comunista serán sacados a relucir y se repetirá el simple cuento de cómo llegó a existir el muro: En 1961, los comunistas de Berlín Oriental construyeron un muro para impedir que sus ciudadanos oprimidos escaparan a Berlín Occidental y a la libertad. ¿Por qué? Porque a los comunistas no les gusta que la gente sea libre, que conozca la “verdad”. ¿Qué otro motivo podía haber habido?

Ante todo, antes de la construcción del muro, miles de alemanes orientales habían estado viajando a diario a trabajar en Berlín Occidental y luego volvían a sus casas en Berlín Oriental. De modo que evidentemente no eran retenidos en Berlín Oriental contra su voluntad. El muro fue construido primordialmente por dos razones:

Occidente estaba acosando a Alemania Oriental con una vigorosa campaña de reclutamiento de profesionales y trabajadores calificados alemanes orientales, quienes habían sido educados a costa del gobierno comunista. Esto terminó por llevar a una seria crisis de mano de obra y producción en el Este. Como indicación de este hecho, el New York Times informó en 1963: “Berlín Occidental sufrió económicamente por el muro con la pérdida de 60.000 trabajadores capacitados que habían ido a diario desde sus casas en Berlín Oriental a sus sitios de trabajo en Berlín Occidental.” [9]

Durante los años cincuenta, partidarios estadounidenses de la Guerra Fría en Alemania Occidental crearon una burda campaña de sabotaje y subversión contra Alemania Oriental hecha para causar problemas en la maquinaria económica y administrativa de ese país. La CIA y otros servicios de inteligencia y militares de EE.UU., reclutaron, equiparon, entrenaron y financiaron a grupos e individuos activistas alemanes, de Este y Oeste, para realizar acciones que cubrían el espectro desde el terrorismo a la delincuencia juvenil; todo lo que hiciera la vida difícil a la gente alemana oriental y que debilitara su apoyo al gobierno; cualquier cosa que desprestigiara a los comunistas.

Fue una empresa extraordinaria. EE.UU. y sus agentes utilizaron explosivos, incendios, cortocircuitos, y otros métodos para dañar centrales eléctricas, astilleros, canales, muelles, edificios públicos, gasolineras, el transporte público, puentes, etc.; descarrillaron trenes de mercancías, causando graves heridas a los trabajadores; quemaron 12 vagones de un tren de mercancías y destruyeron mangueras de aire comprimido de otros; utilizaron ácidos para dañar maquinaria industrial vital; echaron arena a la turbina de una fábrica, llevando a su paralización; incendiaron una fábrica de producción de baldosas; impulsaron la ralentización del trabajo en fábricas; mataron con veneno a 7.000 vacas de una cooperativa lechera; agregaron jabón a la leche en polvo destinada a escuelas alemanas orientales; al ser arrestados estaban en posesión de una gran cantidad del veneno cantaridina con el cual habían planeado la producción de cigarrillos envenenados para matar a dirigentes alemanes orientales; hicieron estallar bombas fétidas para dispersar reuniones políticas; trataron de perturbar el Festival Mundial de la Juventud en Berlín Oriental enviando invitaciones falsificadas, falsas promesas de alojamiento gratuito, falsos avisos de anulaciones, etc.; realizaron ataques contra participantes con explosivos, bombas incendiarias y reventando neumáticos; falsificaron y distribuyeron grandes cantidades de tarjetas de racionamiento falsificadas para causar confusión, escasez y resentimiento; enviaron notificaciones de impuestos y otras directivas y documentos gubernamentales falsificados para promover la desorganización y la ineficiencia dentro de la industria y los sindicatos… todo esto y mucho más. [10]

Durante todos los años cincuenta, los alemanes orientales y la Unión Soviética presentaron repetidamente quejas a los antiguos aliados de los soviéticos en Occidente y ante Naciones Unidas por actividades específicas de sabotaje y espionaje y pidieron la clausura de las oficinas en Alemania Occidental que afirmaban eran responsables, suministrando nombres y direcciones. Sus quejas cayeron en oídos sordos. Inevitablemente, los alemanes orientales comenzaron a restringir el ingreso al país desde Occidente.

No olvidemos que Europa Oriental llegó a ser comunista porque Hitler, con la aprobación de Occidente, la usó como una carretera para llegar a la Unión Soviética y eliminar el bolchevismo para siempre. Después de la guerra, los soviéticos estaban determinados a cerrar esa carretera.

En 1999, USA Today informó: “Cuando se derrumbó el Muro de Berlín, los alemanes orientales se imaginaron una vida de libertad en la cual los bienes de consumo serían abundantes y las dificultades se desvanecerían. Diez años después, un extraordinario 51% dice que era más feliz con el comunismo.” [11]

Aproximadamente en esos días nació un nuevo proverbio ruso: “Todo lo que los comunistas dijeron sobre el comunismo era mentira, pero todo lo que dijeron sobre el capitalismo resultó ser verdad.”

Notas

1. Der Spiegel (Alemania), November 20, 2006, p.24

2. Los Angeles Times, September 23, 1994

3. Washington Post, July 18, 2001

4. BBC, August 14, 2004

5. Washington Post, August 30, 2005

6. Wikipedia: "Article 11 of Italian Constitution"

7. William Blum, "Killing Hope", chapters 2 and 18

8. Para más detalles sobre la oposición de EE.UU. al pacifismo en el Eje después de la Segunda Guerra Mundial, vea [en inglés] "Former Axis Nations Abandon Post-World War II Military Restrictions"

9. New York Times, June 27, 1963, p.12

10. Vea Killing Hope, p.400, nota 8, para una lista de fuentes sobre los detalles del sabotaje y la subversión.

11. USA Today, October 11, 1999, p.1

William Blum es autor de:

* Killing Hope: US Military and CIA Interventions Since World War 2

* Rogue State: A Guide to the World’s Only Superpower

* West-Bloc Dissident: A Cold War Memoir

* Freeing the World to Death: Essays on the American Empire

Pasajes de los libros pueden ser léidos [en inglés] y copias firmadas compradas, en www.killinghope.org