7 de octubre de 2023

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ARGENTINA: SE PROFUNDIZÓ LA CRISIS DE LA IZQUIERDA

Revista El trabajador.

18 de noviembre de 2007

Hay que Construir una Nueva Alternativa Socialista

El kirchnerismo continúa gobernando no gracias al “apoyo popular”, ni debido a sus grandes virtudes y capacidad de “gestión”, sino fundamentalmente por la ausencia casi absoluta de una oposición que lo enfrente con cierta coherencia, tanto desde la derecha como desde la izquierda.

Esta realidad se expresó brutalmente en las últimas elecciones, donde los peronistas se impusieron, fraudulentamente, a pesar de tener a la mayoría de la población en su contra.
En ese contexto la izquierda, de conjunto, jugó un papel lamentable. Por un lado porque le regaló la iniciativa de las luchas a la burocracia. Y por el otro porque dinamitó toda posibilidad de construir una opción electoral unitaria y socialista.
No estamos refiriéndonos a la construcción de la alternativa estratégica, o sea del partido revolucionario que pretendemos los trotskistas, sino a una cuestión mucho más pequeña y elemental, la práctica de la unidad de acción al servicio de hacer avanzar las luchas y la conciencia obrera y popular.

Para la mayoría de los partidos que se definen como trotskistas, lo más importante no es esto, sino “delimitarse” del resto y construir su propio kiosquito.
Por culpa de esta política sectaria, dilapidaron la ubicación que supieron tener al frente de varias de las estructuras obreras más importantes, facilitándoles las tareas a la burocracia.
Estos mismos partidos rifaron el enorme capital electoral que tenían, dejando de aparecer como una alternativa frente al conjunto de los trabajadores y las clases medias empobrecidas, regalándole la iniciativa electoral al gobierno y a los centroizquierdistas.
Sin embargo no fue sólo la falta de unidad lo que terminó mellando el filo de la izquierda, sino también su giro a la derecha y el consecuente abandono de las banderas socialistas, para convertirse, en los hechos, en la “izquierda del régimen”.
La mayoría de los dirigentes del MST, PO, PTS y demás subestiman los avances en la conciencia de la clase obrera y el pueblo, creyendo que para “llegar a las masas” hay que rebajar el programa.
De esa manera terminaron convirtiéndose en meros auxiliares de las luchas, como sucede con el PTS, o centroizquierdistas vergonzantes, como ocurre con el MST y el Partido Obrero.
La conducción del MST empuja hacia un “frente” con los sectores “nacionales y populares”, como Pino Solanas o Claudio Lozano, mientras que el PO y el PTS licúan su programa. Unos llamando a votar a los “que no se callan frente a las injusticias” y los otros, promoviendo “la independencia de clase”.
El punto de unidad entre todos es el abandono de las banderas socialistas, de las que se acuerdan sólo en los actos o en los “días de fiesta”, un error gravísimo que nos costará caro a los trotskistas, que corremos el riesgo de que los frente- populistas nos arrebaten las banderas propias.
Esto sucedió en Venezuela, donde un político burgués, el comandante Chavez, hace rato que le quitó la iniciativa a la izquierda en nombre del “Socialismo del Siglo XXI”, una mentira al servicio de aplicar los planes de la patronal.
Superados los años de confusión “ideológica” producidos por el derrumbe del “socialismo real”, la ofensiva neoliberal y las derrotas obreras, las masas de todo el mundo han vuelto a tomar la iniciativa.
Consecuentemente con el ascenso, las ideas socialistas volvieron a popularizarse entre los desposeídos, ya que no responden a cuestiones abstractas, sino a las necesidades más concretas de los trabajadores y el pueblo.
La izquierda argentina debería unirse en la acción para apoyar los conflictos, impulsar la organización de una nueva dirección, promover todo tipo de iniciativas en contra de los planes burgueses y participar en las eleccioines proponiendo respuestas socialistas a la crisis capitalista.
Pero para llevar adelante esta política no alcanzan las buenas intenciones ni las “declaraciones programáticas” o los llamados abstractos a la unidad.
Hoy lo que se necesita es llevar adelante una dura batalla política en contra del sectarismo, la autoproclamación y la socialdemocratización de la izquierda.
Esta pelea esta íntimamente ligada a la que se debe hacer para construir un partido nuevo, consecuentemente socialista y revolucionario, que se transforme en la vanguardia del impulso y la aplicación de la unidad de acción.
En ese sentido, el acto unitario del Hotel Bauen del último 7 de Octubre (ver nota) que reunió a centenares de militantes socialistas revolu- cionarios, fue un paso más que significativo .

La política electoral de Convergencia Socialista

Antes de las elecciones, desde CS promovimos la conformación de un frente electoral (con un programa socialista) encabezado por los dirigentes más representativos del sector, Vilma y Pitrola.
Lamentablemente el Partido Obrero y el MST rechazaron toda posibilidad de unirse electoralmente.
Unos, los del PO, porque se autoproclamaron, los otros, los del MST, porque se jugaron a unirse con los representantes del proyecto patronal impulsado por los burócratas de la CTA, Pino Solanas y Claudio Lozano.
Por otro lado el PTS, el MAS e IS, en vez de tener una línea de presión hacia los partidos más grandes para empujarlos a la unidad, salieron sólo a denunciarlos, conformando un pequeño frente.
De haberse concretado la unidad de acción electoral, la izquierda podría haber ubicado algunos diputados.
Pero lo más importante es que habría aparecido frente a los trabajadores y el pueblo de todo el país como una oposición de peso.
Frente a la división presentamos nuestros candidatos a diputados y senadores en la Ciudad y Pcia. de Buenos Aires (lista 206 y 237) obteniendo más de 20.000 votos, luego de realizar una campaña con un claro perfil socialista.
Esta cifra es un resultado digno, si se tiene en cuenta la propia fragmentación de la izquierda, el hecho de no contar con candidato a presidente y nuestros límites militantes y económicos.